miércoles, 31 de julio de 2013

Informes de los laboratorios

Los laboratorios clínicos pueden constituir una excelente fuente de información sobre la presencia de niveles excesivos de una serie de toxinas en los líquidos corporales. Ofrecen la ventaja de que pueden informar puntualmente sobre dichas alteraciones, sobre los programas de control de calidad existentes y sobre los requisitos que les impongan los organismos públicos para la concesión de la correspondiente licencia a los laboratorios. En Estados Unidos, muchos estados les exigen la notificación de los resultados de los análisis practicados en una serie de muestras. Los agentes de uso industrial sometidos a este requisito de notifi- cación son el plomo, el arsénico, el cadmio y el mercurio, así como las sustancias que reflejan exposición a plaguicidas.
(Markowitz 1992).
En Estados Unidos, el National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH) empezó en 1992 a recopilar los resultados de los análisis de los niveles plasmáticos de plomo en adultos dentro del programa de Vigilancia y Epidemiología del Plomo en la Sangre de Adultos (Chowdhury, Fowler y Mycroft 1994). A finales de 1993, 20 estados que representaban el 60 % de la población de Estados Unidos exigían ya la notificación al NIOSH de los niveles plasmáticos elevados de plomo y otros
10 estados estaban desarrollando un sistema de recogida y notificación de datos al respecto. En 1993 había 11.240 adultos con microgramos por decilitro de sangre en los 20 estados que exigían su notificación. La gran mayoría de las personas afec- tadas (más del 90 %) se veían expuestas al plomo en sus respectivos lugares de trabajo. Casi la cuarta parte de ellas (3.199) presentaban niveles plasmáticos superiores o iguales a 40 ug/dl, el límite umbral al que la Occupational Safety and Health Admi- nistration exige la adopción de medidas para proteger a los trabajadores contra la exposición al plomo en el lugar de trabajo. La notificación de elevados niveles de toxinas al correspon- diente departamento estatal de salud puede ir seguida por inves- tigaciones de salud pública. Las entrevistas confidenciales para el seguimiento de las personas afectadas permiten la rápida identificación de los lugares de trabajo en el que se produce la exposición, la clasificación del caso según el trabajo y el sector industrial, la estimación del número de otros trabajadores poten- cialmente expuestos en ese lugar de trabajo y la garantía de un seguimiento médico adecuado (Baser y Marion 1990). Tras las visitas al lugar de trabajo, pueden recomendarse medidas volun- tarias para reducir la exposición o, en caso necesario, informar a las autoridades competentes para que obliguen a aplicar la ley.

martes, 30 de julio de 2013

Informes sobre la indemnización de los trabajadores

Los sistemas de indemnización de los trabajadores constituyen una herramienta para la vigilancia de la salud en el trabajo que resulta en principio atractiva, ya que se supone que, en este caso, la relación entre la enfermedad y el trabajo ha sido sometida al análisis de expertos. Este tipo de sistemas suelen registrar los casos de enfermedades agudas cuya causa es fácil de determinar, como intoxicaciones, inhalación aguda de toxinas respiratorias o dermatitis.
Lamentablemente, el uso de estos registros como fuente fidedigna de datos para la vigilancia de la salud en el trabajo presenta graves limitaciones, tales como la ausencia de unos requisitos normalizados de admisibilidad, la inexistencia de criterios comunes para la definición de los casos, la ausencia de incentivos para que los trabajadores y las empresas soliciten la indemnización, la falta de detección por parte de los médicos de enfermedades profesionales crónicas con largos períodos de latencia y la larga duración del período que suele transcurrir entre la solicitud y la obtención de la indemnización. El resul- tado neto de estas limitaciones es que los sistemas de indemnización de los trabajadores no registran muchas de las enfermedades profesionales.
Así, en un estudio realizado por Selikoff a principios del decenio de 1980, menos de la tercera parte de los trabajadores del sector del aislamiento de Estados Unidos que sufrían discapacidades causadas por enfermedades relacionadas con el amianto, tales como asbestosis y cáncer, habían solicitado las prestaciones de indemnización y aún menos habían recibido éstas (Selikoff 1982). En otro estudio realizado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos acerca de los trabajadores que declararon una discapacidad de origen profesional, se observó que menos del 5 % recibían las prestaciones pertinentes
(USDOL 1980). En un estudio más reciente realizado en el estado de Nueva York, se habló que el número de personas hospitalizadas por neumoconiosis superaba con creces el número de nuevos beneficiarios de las prestaciones de indemni- zación durante un período de tiempo similar (Markowitz y cols.
1989). Puesto que los sistemas de indemnización de los trabaja- dores registran episodios simples relacionados con la salud, como dermatitis y lesiones musculosqueléticas, con mucha más frecuencia que enfermedades complejas con largos períodos de latencia, el uso de esos datos da lugar a una imagen distorsio- nada de la verdadera incidencia y distribución de las enferme- dades profesionales.

lunes, 29 de julio de 2013

Vigilancia de los trabajadores del sector público

Los sistemas de notificación de enfermedades profesionales pueden ser diferentes para los trabajadores del sector privado y del sector público. Por ejemplo, en Estados Unidos, la encuesta anual de enfermedades y lesiones profesionales ya mencionada realizada por el Departamento de Trabajo de la administración federal (encuesta anual de la BLS) excluye a los trabajadores del sector público. Sin embargo, éstos constituyen una parte importante de la población activa, representando en 1991 cerca del 17 % del total (18,4 millones de trabajadores), tres cuartas partes de los cuales trabajan para la administración estatal y local.
En Estados Unidos, es el Programa Federal de Indemnización de los Trabajadores el que recoge información sobre las enfer- medades profesionales entre los trabajadores de la administra- ción federal. En 1993 se concedieron indemnizaciones por enfermedad profesional a 15.000 de estos trabajadores, lo que supone una tasa de 51,7 casos por 10.000 trabajadores a tiempo completo (Slighter 1994). En el ámbito estatal y local, algunos estados conocen el número y la tasa de las enfermedades profe- sionales. Según un reciente estudio de los trabajadores de la administración estatal y local de Nueva Jersey, un estado indus- trializado bastante grande, en 1990 se produjeron 1.700 casos de enfermedades profesionales, lo que supone una incidencia de 50 por 10.000 trabajadores (Roche 1993). Las tasas correspon- dientes a la administración federal y a otras administraciones son notablemente congruentes con las del sector privado, según se registra en la encuesta anual de la BLS. La distribución de enfermedades por tipos de trabajador varían entre los trabaja- dores del sector público y los del sector privado, como consecuencia de sus distintos tipos de trabajo.

domingo, 28 de julio de 2013

Vigilancia a escala de empresa

Además de la encuesta realizada por la BLS, muchas empresas de Estados Unidos someten a sus trabajadores a vigilancia médica y,
por consiguiente, generan un gran volumen de información médica que es importante para la vigilancia de la salud pública en lo que respecta a las enfermedades profesionales. Los programas correspondientes persiguen varios fines: cumplir la normativa de la OSHA; mantener el buen estado de salud de los trabajadores mediante la detección y el tratamiento de enferme- dades no profesionales; asegurarse de que están físicamente capa- citados para realizar las tareas de sus puestos de trabajo, incluida la necesidad de utilizar, en su caso, un respirador; y realizar una vigilancia epidemiológica para detectar pautas de exposición y enfermedad. Estas actividades implican un considerable consumo de recursos y podrían contribuir notablemente a la vigilancia de la salud pública para la detección de enfermedades profesionales. Por desgracia, los datos recogidos no son uniformes, su calidad es heterogénea y el acceso a los mismos resulta difícil desde el exte- rior de las empresas, motivos por los cuales sólo se han aplicado de forma limitada a la vigilancia de la salud en el trabajo (Baker, Melius y Millar 1988).
La OSHA impone también a las empresas la realización de una serie de pruebas médicas a los trabajadores expuestos a ciertos agentes tóxicos. Obliga asimismo a la práctica de reconocimientos médicos y la obtención de historias médicas y profesionales en el caso de los trabajadores expuestos a catorce sustancias claramente relacionadas con el cáncer de páncreas y pulmón. Los datos obtenidos no se notifican sistemáticamente a los organismos públicos ni a otros bancos de datos centralizados, y no están accesibles a los efectos de los sistemas de notificación de enfermedades profesionales.

sábado, 27 de julio de 2013

Conclusiones de epidemiología

Para realizar comparaciones en los estudios de epidemiología del trabajo, se necesita un grupo de trabajadores expuestos y un grupo de trabajadores no expuestos. Este tipo de distinciones son aproximadas, pero pueden ayudar a identificar las áreas proble- máticas. Sin embargo, cuanto más refinada sea la medida de la exposición, más útil será el estudio desde el punto de vista de su capacidad para identificar y desarrollar programas de interven- ción orientados al objetivo adecuado.

viernes, 26 de julio de 2013

Control biológico (II)

Las mediciones suelen realizarse en el aire exhalado, la orina y la sangre. Las muestras de aire exhalado son útiles para
caracterizar exposiciones elevadas y de corta duración a disol- ventes que se han producido unos minutos o unas horas antes del momento de recoger la muestra. Las muestras de orina suelen recogerse para determinar las velocidades de excreción de los metabolitos del compuesto de interés. Las muestras de sangre pueden recogerse para la medición directa del compuesto, para la medición de metabolitos o para la determi- nación de aductos de ADN o proteínas (p. ej., aductos de albú- mina o hemoglobina, y aductos de ADN en los linfocitos circulantes). También pueden tomarse muestras de las células de tejidos accesibles, como las células epiteliales de la zona bucal, para identificar aductos de ADN.
La determinación de la actividad de la colinesterasa en los hematíes y en el plasma constituye un ejemplo del uso de altera- ciones bioquímicas para medir la exposición. Los pesticidas organofosforados inhiben la actividad de la colinesterasa y, por consiguiente, la medición de esta actividad antes y después de una exposición probable a estos compuestos puede ser un indi- cador útil de la intensidad de la exposición. Sin embargo, a medida que se progresa a lo largo del espectro de alteraciones biológicas, se hace cada vez más difícil distinguir entre biomar- cadores de la exposición y del efecto. En general, las medidas del efecto no suelen ser específicas de la sustancia de interés, motivo por el cual en algunas ocasiones se tienen que descartar otras posibles explicaciones del efecto para justificar el uso de ese parámetro como medida de la exposición. Las medidas de la exposición deben estar directamente relacionadas con el agente de interés o deben constituir una base adecuada para relacionar una medida indirecta con el agente. A pesar de estos requisitos, el control biológico ofrece un gran potencial para mejorar la evaluación de la exposición en los estudios epidemiológicos.



jueves, 25 de julio de 2013

Control biológico (I)

Los biomarcadores son alteraciones moleculares, bioquímicas o celulares que pueden medirse en medios biológicos como tejidos, células o fluidos corporales del ser humano. Una importante razón para desarrollar biomarcadores de la exposición es obtener una estimación de la dosis interna de un determinado agente. Este enfoque es especialmente útil cuando es posible que existan múltiples vías de exposición (p. ej., inhalación y absorción de la piel), cuando se utilizan prendas de protección de manera intermitente o cuando las condiciones de la exposición son imprevisibles. El control biológico puede ser especialmente útil cuando se sabe que los agentes de interés tienen una vida media biológica relativamente largas. Desde el punto de vista estadístico, las ventajas del control biológico frente al control ambiental pueden observarse hasta con agentes que tienen una vida media de tan sólo diez horas, dependiendo del grado de variabilidad ambiental
(Droz y Wu 1991). La larga vida media de materiales como las dioxinas cloradas (medidas en años) convierten a estos compuestos en candidatos ideales para el control biológico. Al igual que con los métodos analíticos para la medición de las concentraciones atmosféricas, deben tenerse en cuenta las posibles interferencias. Por ejemplo, antes de utilizar un determinado metabolito como biomarcador, debe determinarse si otras sustancias comunes, como las contenidas en ciertas medicaciones o en el humo del tabaco, podrían metabolizarse para formar ese mismo metabolito. En general, el uso del control biológico para la evaluación de la exposición exige conocimientos básicos de farmacocinética.

miércoles, 24 de julio de 2013

Higiene industrial: mediciones ambientales (II)

Los investigadores han combinado con éxito las matrices de puestos de trabajo y exposiciones con la utilización de los datos de las mediciones ambientales para estimar las exposiciones en de las celdas de la matriz. Si existen lagunas en los datos de las mediciones, éstas pueden llenarse mediante el uso de modelos de exposición. Para ello, será en general necesario desarrollar un modelo que relacione las concentraciones ambientales con otros determinantes de las concentraciones de la exposición que sean más fáciles de evaluar (p. ej., volúmenes de producción, caracte- rísticas físicas de las instalaciones, como uso de sistemas de venti- lación aspirante, volatilidad del agente y naturaleza de la actividad laboral). El modelo se construye para entornos labo- rales con concentraciones ambientales conocidas y, a continua- ción, se utiliza para estimar concentraciones en entornos laborales similares en los que no se han realizado mediciones, pero sobre los que se dispone de información acerca de paráme- tros como ingredientes y volúmenes de producción. Este enfoque puede ser particularmente útil para la estimación retrospectiva de las exposiciones.
Otra importante cuestión relacionada con la evaluación es el tratamiento de la exposición a mezclas. En primer lugar, desde un punto de vista analítico, las técnicas disponibles no siempre son capaces de detectar por separado compuestos químicamente relacionados y eliminar las interferencias causadas por otras sustancias presentes en la muestra. Por consiguiente, tienen que evaluarse las limitaciones de los procedimientos analíticos utili- zados para obtener los datos de las mediciones y modificar en consecuencia los objetivos del estudio. En segundo lugar, puede ocurrir que algunos agentes se utilicen casi siempre conjunta- mente y, por consiguiente, que estén presentes más o menos en las mismas proporciones relativas en todo el medio ambiente de trabajo estudiado. En esta situación, los análisis estadísticos internos per se no servirán para saber si los efectos se deben a uno u otro agente o a una combinación de ambos. Este tipo de juicios sólo podrán emitirse una vez revisados otros estudios realizados en lugares que no están expuestos a las mismas mezclas de agentes. Finalmente, cuando unos materiales se susti- tuyen por otros dependiendo de las especificaciones del producto (p. ej., utilización de diferentes colorantes para obtener los contrastes de color deseados), puede que sea imposible atri- buir efectos a un agente específico.

martes, 23 de julio de 2013

Higiene industrial: mediciones ambientales (I)

El control de las exposiciones en el trabajo es una actividad continua fundamental para la protección de la salud de los traba- jadores. Por consiguiente, es posible que ya existan registros de higiene industrial en el momento de planificar un estudio epide- miológico. En tal caso, los datos deben analizarse para determinar en qué medida abarcan a toda la población de interés, qué período de tiempo cubren y con qué facilidad pueden relacionarse las mediciones con puestos de trabajo, áreas de trabajo y personas. Estas consideraciones servirán de ayuda tanto para evaluar la viabilidad del estudio epidemiológico como para iden- tificar lagunas en los datos que pueden subsanarse con un mues- treo adicional de la exposición.
La cuestión de cómo relacionar mejor los datos de las medi- ciones con puestos de trabajo y personas concretas tiene una especial importancia. La toma de muestras de áreas y zonas de respiración puede ser útil para que los higienistas industriales identifiquen las fuentes de emisión y adopten las medidas correctoras oportunas, pero su utilidad será menor para caracte- rizar las exposiciones reales de los trabajadores, a no ser que se hayan realizado estudios minuciosos en el tiempo de las activi- dades laborales de los trabajadores. Por ejemplo, la vigilancia continua de un área puede detectar exposiciones muy altas en ciertos momentos del día, pero no indica si los trabajadores se encontraban o no en ese área de trabajo en ese momento.
Los datos obtenidos de las muestras personales suelen propor- cionar estimaciones más exactas de las exposiciones de los traba- jadores siempre que la muestra seleccionada sea representativa, se tenga debidamente en cuenta el uso de prendas personales de protección y las condiciones de los procesos y las tareas de los puestos de trabajo se mantengan relativamente constantes de un día a otro. Las muestras personales pueden relacionarse directa- mente con trabajadores concretos mediante el uso de identifica- dores personales. Estos datos pueden generalizarse a otros empleados que ocupan el mismo puesto de trabajo o a otros períodos de tiempo. Sin embargo, Rappaport y cols. (1993), basándose en su propia experiencia, han advertido que las concentraciones de la exposición pueden variar mucho incluso entre trabajadores asignados a grupos de exposición conside- rados homogéneos. También en este caso tendrá que recurrirse
a la opinión de los expertos para decidir si puede presumirse la homogeneidad de los grupos de exposición.

lunes, 22 de julio de 2013

Predicciones de reducción de los estudios sobre salud en el trabajo

El traslado de las empresas de semiconductores de Estados Unidos y Japón al sudeste asiático es manifiesto en un país de reciente industrialización como Malasia. Desde mediados de los años 70, este país se ha convertido en el tercer fabricante y el mayor exportador de semiconductores del mundo. Es muy poco probable que las empresas extranjeras sigan financiando la inves- tigación en materia de salud en el trabajo y medio ambiente en un país lejano en el que emplean a trabajadores extranjeros. El ahorro obtenido por estos fabricantes de semiconductores aumentará gracias a la posibilidad de desatender los aspectos relativos a la salud y la seguridad, siguiendo la orientación de sus competidores internacionales. Los gobiernos y las empresas de los países de reciente industrialización harán caso omiso de la tasa de abortos de las trabajadoras de la industria de los semiconduc- tores. La mayoría de los trabajadores no reconocerán la asociación entre trabajo y aborto.

domingo, 21 de julio de 2013

Datos anecdóticos que apoyan la transición

La Universidad de California, la Universidad John Hopkins y la Universidad de Massachusetts han analizado recientemente la salud de los trabajadores de la industria de semiconductores de Estados Unidos. Los estudios realizados ponen de manifiesto un importante aumento del riesgo de aborto en las mujeres que trabajan en este subsector. Los autores subrayan que las empresas despiden al personal y cierran fábricas con tanta rapidez que, probablemente, estos estudios sean los últimos efectuados en Estados Unidos sobre una muestra de tamaño suficiente para que los resultados sean fiables.

sábado, 20 de julio de 2013

La motivación de los países industrializados

En los países desarrollados, las empresas ofrecen empleo, pagan impuestos con los que se financian los servicios comunitarios y se someten a la legislación vigente en materia de medio ambiente y salud en el trabajo. A medida que los Estados industrializados promulgan leyes con el fin de limitar los riesgos medioambientales asociados a muchas operaciones industriales, los costes de producción aumentan y socavan las ventajas competitivas. Para superar este problema, los fabricantes trasladan muchos de sus centros de producción peligrosos a países de reciente industrialización. Allí son acogidos favorablemente, ya que la creación de infraestructuras en muchos de estos NIC depende de la expansión industrial de las empresas extranjeras.
Cuando la industria se traslada a los países en desarrollo, las empresas no sólo aprovechan el menor coste salarial, sino también los bajos tipos impositivos habituales en comunidades que no dedican grandes fondos a servicios como sistemas de alcantarillado, plantas de tratamiento de agua, centros educa- tivos y medios de transporte públicos. Cuando las empresas esta- blecen fábricas en países en desarrollo, la carga fiscal que soportan es una proporción mínima de la que tendrían que soportar en los países más desarrollados.

viernes, 19 de julio de 2013

TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA Y • ELECCION TECNOLOGICA

El período reciente de transición rápida El traslado de empresas de los países desarrollados a los países en desarrollo se suele explicar por el menor coste de la mano de obra en estos últimos. Las empresas también establecen centros en el extranjero para reducir los costes de transporte acercando la producción a los mercados de destino, para superar barreras comerciales y para evitar las fluctuaciones de los mercados de divisas. No obstante, algunas empresas se trasladan a países en desarrollo con la intención de eludir las normativas sobre trabajo
y medio ambiente de aplicación en su país de procedencia. Para muchos Estados, este tipo de inversión constituye la fuente prin- cipal de creación de empleo.
En la última década, las empresas y los inversores extranjeros han generado más del 60 % de la inversión industrial en los países en desarrollo. En los años 80 comenzó a emerger un mercado financiero mundial. En un período de diez años, los préstamos bancarios internacionales concedidos por los princi- pales países desarrollados pasaron de un 4 a un 44 % del PIB. Entre 1986 y 1990, la inversión exterior realizada por Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y Reino Unido creció a una tasa anual del 27 %. La inversión transfronteriza global se cifra actualmente en 1.700.000 millones de dólares
(LaDou y Levy 1995). Existen unas 35.000 empresas transnacio- nales, con 147.000 filiales en el extranjero. Gran parte de la inversión en los países en desarrollo procede de estas empresas. Las ventas anuales totales de las 350 mayores sociedades trans- nacionales equivalen a un tercio de los productos interiores brutos combinados de los países industrializados y superan con mucho el PIB de los países en desarrollo.


La mayoría de las inversiones en los países en desarrollo se destinan a Asia. Entre 1986 y 1990, las regiones del este y el sudeste asiático recibieron 14.000 millones de dólares, América Latina 9.000, y Africa 3.000. En la actualidad, Europa central compite abiertamente por una porción de la inversión mundial. La India, Vietnam, Egipto, Nicaragua y Uzbekistán han liberali- zado recientemente sus normativas en materia de propiedad para aumentar su atractivo ante los inversores.
Pueden encontrarse empresas e inversiones japonesas en casi todos los países del mundo. Debido a sus limitaciones de super- ficie y su gran densidad de población, Japón tiene una necesidad acuciante de exportar sus industrias generadoras de residuos. Los Estados europeos han trasladado sus fábricas peligrosas y anticuadas desde el punto de vista medioambiental a Africa y Oriente Próximo y comienzan a exportarlas a Europa central. Las empresas de Europa occidental son las principales inversoras en Bangladesh, la India, Pakistán, Singapur y Sri Lanka.
China y la India, con el mayor número de habitantes del planeta, han experimentado cambios políticos radicales que han abierto el acceso al país a empresas de muchos países. Las de Estados Unidos predominan en China , Indonesia, Filipinas, Tailandia, Hong Kong y Taiwan (China) y se preveía que invir- tieran 1.000 millones de dólares en Singapur en 1995, lo que representa un aumento del 31 % respecto de 1994.

jueves, 18 de julio de 2013

Conclusión pequeñas empresas

Las pequeñas empresas constituyen una forma de producción fundamental y generalizada. No obstante, los trabajadores que componen sus plantillas suelen carecer de servicios de salud y seguridad en el trabajo adecuados y son ignorados con frecuencia por la legislación y las normas que los rigen. En consecuencia, debido a las peculiares características de las pequeñas empresas, su personal sufre una mayor exposición a los riesgos laborales.
Las tendencias actuales de la economía mundial dan lugar a un agravamiento de la explotación de los trabajadores de las pequeñas empresas y, por tanto, a un aumento del riesgo de exposición a sustancias químicas peligrosas. A escala interna- cional, nacional y local, se han señalado medidas apropiadas para reducir dichos riesgos y mejorar la salud y el bienestar del personal en estos centros de trabajo.

miércoles, 17 de julio de 2013

Modelo de especialización sectorial (por ramas de actividad)

Una variante del modelo colectivo es el uso conjunto de un servicio de salud en el trabajo por parte de varias empresas del mismo sector o rama de actividad. La construcción, la alimenta- ción, la agricultura, la banca o los seguros son ejemplos de sectores que han adoptado este planteamiento en Europa, en concreto en Suecia, los Países Bajos y Francia. La ventaja de este modelo es la posibilidad de que el servicio de salud en el trabajo se concentre en ese sector en particular, para especializarse en la resolución de sus problemas propios. En el sector de la construc- ción de Suecia, este modelo presta servicios interdisciplinarios avanzados de alta calidad a todo el país y ha permitido realizar programas de investigación y desarrollo relativos a problemas específicos del sector.

martes, 16 de julio de 2013

Modelo colectivo o interempresas

Compartir los servicios de salud en el trabajo entre un grupo de pequeñas o medianas empresas es una práctica muy extendida en países industrializados como Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, los Países Bajos, Francia y Bélgica, que permite a las empresas demasiado pequeñas para mantener servicios propios disfrutar las ventajas de un servicio global bien dotado de personal y de equipamientos. El Plan Slough, organizado hace algunas décadas en una comunidad industrial de Inglaterra, aplicó por primera vez este tipo de sistema. En el decenio de 1980 se realizaron interesantes experiencias en Suecia, que resultaron viables y especialmente útiles para empresas medianas, y algunos países, tales como Dinamarca, han tratado de aumentar el tamaño de estos servicios compartidos para permitir que presten una gama más amplia de servicios, en lugar de dividirlos en pequeñas unidades monodisciplinarias.
Un frecuente inconveniente del modelo colectivo en compara- ción con el de servicios internos propio de las empresas de mayor tamaño es la distancia entre el lugar de trabajo y el de ubicación del servicio de salud en el trabajo, lo que resulta importante no sólo en casos de primeros auxilios para las lesiones más graves (a veces resulta más conveniente enviar directamente a los afectados a un hospital local, prescindiendo del servicio de salud), sino también porque se suele perder más tiempo cuando el trabajador tiene que acudir al servicio en horas de trabajo. Otro problema surge cuando las empresas participantes no son capaces de aportar fondos suficientes para mantener el servicio, que se ve abocado al cierre al desaparecer las subvenciones públicas o de fundaciones privadas que apoyan en ocasiones su establecimiento.

lunes, 15 de julio de 2013

Modelo inter no (en la empresa)

Muchas grandes empresas, industriales o no, tanto del sector público como privado, tienen un servicio de salud en el trabajo integrado y global en sus instalaciones que no sólo presta una gama completa de servicios de salud en el trabajo, sino también servicios sanitarios no profesionales a los trabajadores y a sus familias y, en ocasiones, practica la investigación. Estos servicios suelen tener un personal interdisciplinario que puede incluir no sólo profesionales de la enfermería y médicos del trabajo, sino también higienistas del trabajo, técnicos de laboratorio y de rayos X, y probablemente fisioterapeutas, asistentes sociales, educadores sanitarios, consejeros y psicólogos industriales. Los servicios de seguridad e higiene industrial pueden ser prestados por el personal del servicio de salud en el trabajo o por otros servicios autónomos de la empresa. Normalmente, sólo las grandes empresas (multinacionales, a menudo) puede permitirse estos servicios interdisciplinarios, cuya calidad y efectos sobre la salud y la seguridad son muy convincentes.
Las empresas de menor tamaño suelen tener un servicio interno integrado por uno o más profesionales de enfermería del trabajo y, a tiempo parcial, un médico del trabajo que acude varias horas al día o varias veces a la semana. Una variante es el servicio integrado por uno o más profesionales de enfermería del trabajo más un médico “localizado” que sólo acude cuando se le requiere y presta normalmente servicios de carácter reglamen- tario, autorizándose a los profesionales de la enfermería a realizar determinadas prácticas o administrar determinados medicamentos, funciones habitualmente reservadas a médicos titulados. En algunos casos, en Estados Unidos e Inglaterra, un contratista externo, tal como un hospital local o una organiza- ción empresarial privada, gestiona y controla estos servicios.
Por varias razones, el personal de salud en el trabajo puede verse en ocasiones progresivamente separado de la estructura operativa central de la empresa y, en consecuencia, la gama de servicios que presta tiende a restringirse a los primeros auxilios y el tratamiento de enfermedades y lesiones profesionales agudas y
a la realización de reconocimientos médicos periódicos. Los médicos a tiempo parcial, y especialmente los “localizados”, no suelen llegar a conocer lo suficiente las especificidades de las distintas tareas realizadas y del medio ambiente de trabajo, y muchos de ellos no tienen suficiente contacto con la dirección y con el comité de seguridad para recomendar eficazmente la adopción de medidas preventivas adecuadas.
En el marco de las reducciones de plantilla propias de las épocas de recesión económica, algunas grandes empresas están reduciendo sus servicios de salud en el trabajo y, en algunos casos, eliminándolos por completo. Es posible que ocurra esto último cuando una empresa que carece de servicio de salud en el trabajo compra otra con uno ya establecido. En tales casos, la empresa quizá contrate servicios externos que gestionen las instalaciones internas y emplee consultores de forma ocasional para prestar servicios especializados tales como los de higiene en el trabajo, toxicología e ingeniería de seguridad. Algunas empresas optan por mantener un especialista en salud en el trabajo y el medio ambiente, como director o gerente médico interno encargado de coordinar los servicios de los prestadores externos, controlar su trabajo y asesorar a la alta dirección en cuestiones relativas a la salud y seguridad de los trabajadores y al medio ambiente.

domingo, 14 de julio de 2013

Modelos de servicios de salud en el trabajo

Se han desarrollado varios modelos de servicios de salud en el trabajo para dar respuesta a las necesidades de las empresas en este campo, las cuales varían ampliamente en función del sector, tamaño, tipo de actividad, estructura, etc. (Rantanen, Lehtinen y Mikheev 1994; OMS 1989). En los países en vías de desarrollo y en los recién industrializados, por ejemplo, donde la asistencia sanitaria del conjunto de la población puede ser insuficiente, el servicio de salud en el trabajo puede prestar asistencia sanitaria no profesional a los trabajadores y a sus familias. Esto se ha hecho ya también con éxito en Finlandia, Suecia e Italia (Rantanen 1990; OMS 1990). Por otra parte, el alto nivel de cobertura de trabajadores en Finlandia ha sido posible debido a la organiza- ción de centros sanitarios municipales (servicios PHC) que prestan servicios de salud en el trabajo a los trabajadores de pequeñas empresas, los autónomos e incluso a los pequeños lugares de trabajo gestionados por grandes empresas y dispersos por todo el país.

sábado, 13 de julio de 2013

Infraestructuras de los servicios de salud en el trabajo

Las infraestructuras para la prestación de los servicios de salud en el trabajo están insuficientemente desarrolladas en la mayor parte del mundo, incluidos los países desarrollados y en vías de desarrollo. La necesidad de dotarse de estos servicios es especialmente acuciante en los países en vías de desarrollo y en los recién industrializados, que representan ocho de cada diez trabajadores del mundo. Si estuvieran adecuada y eficazmente organizados, estos servicios contribuirían significativamente no sólo a la salud de los trabajadores, sino también al desarrollo socioeconómico global, la productividad, la salud medioambiental y el bienestar de los países, las comunidades y las familias (OMS 1995b; Jeyaratnam y Chia 1994). Unos servicios de salud en el trabajo eficaces no sólo reducirían el absentismo por enfermedad evitable y las discapacidades profesionales, sino que ayudarían también a controlar los costes de la asistencia sanitaria y la seguridad social. Por tanto, el desarrollo de unos servicios de salud en el trabajo que cubran a todos los trabajadores está plenamente justificado tanto desde el punto de vista de la salud de éstos como desde el de la economía. Las infraestructuras para la prestación de los servicios de salud en el trabajo deben permitir una ejecución efectiva de las actividades necesarias para alcanzar los objetivos del servicio (OIT 1985a, 1985b; Rantanen, Lehtinen y Mikheev 1994; OMS 1989b). Para permitir la necesaria flexibilidad, el artículo 7 del Convenio de la OIT nº 161 establece que los servicios de salud en el trabajo pueden organizarse como servicios para una sola empresa o como servicios comunes a varias empresas. O bien, de conformidad con las condiciones y las prácticas nacionales, ser organizados por las empresas o los grupos de empresas inte- resadas, los poderes públicos o servicios oficiales, las instituciones de seguridad social, cualquier otro organismo habilitado por la autoridad competente, o una combinación de cualquiera de las fórmulas anteriores.
Algunos países regulan la organización de los servicios de salud en el trabajo en función del tamaño de la empresa. Por ejemplo, las empresas más grandes tienen que establecer su propio servicio interno, en tanto que las medianas y pequeñas deben participar en servicios conjuntos. Por lo general, la legisla- ción es flexible en cuanto a la elección de los modelos estructu- rales de los servicios de salud en el trabajo para ajustarse a las circunstancias y prácticas locales.

viernes, 12 de julio de 2013

Asesoramiento

Otro elemento común de la mayoría de programas es el asesoramiento para la modificación de hábitos de salud tan perjudiciales como el consumo de tabaco, las prácticas nutricionales deficientes o el comportamiento sexual de alto riesgo. Existen métodos eficaces para ayudar a las personas a aumentar su motivación y disposición a modificar tales hábitos, no abandonar una vez iniciado el proceso y minimizar las recaídas. Las sesiones de grupo dirigidas por profesionales de la salud o por personal no sanitario con formación específica suelen ser útiles para ayudar a las personas a efectuar los cambios, y el apoyo de los compañeros en el lugar de trabajo puede mejorar los resultados en cuestiones como el abandono del tabaco o la actividad física.

La educación sanitaria de los trabajadores puede comprender aspectos que influyan favorablemente en la salud de otros miem- bros de su familia. Por ejemplo, en ocasiones se desarrollan programas sobre el embarazo sano, la importancia de la lactancia, la capacitación como padres y el modo de abordar eficazmente la atención sanitaria y otras necesidades de los fami- liares de edad avanzada. El asesoramiento efectivo exige evitar la estigmatización de los participantes que presentan dificultades para cambiar o que no siguen las recomendaciones relativas a la modificación del estilo de vida.

jueves, 11 de julio de 2013

Evaluaciones de la salud

Independientemente de la función, alcance y población diana del programa, se realizan evaluaciones multidimensionales de la salud de los trabajadores participantes durante las fases iniciales y, posteriormente, a intervalos periódicos. En general, se recogen datos sobre los hábitos y el estado de salud, se practican mediciones fisiológicas simples, como la tensión arterial y el perfil lipídico, y (con menor frecuencia) se registran las actitudes ante la salud, las dimensiones sociales de la salud, la utilización de servicios preventivos, las prácticas de seguridad y los antecedentes familiares. Los informes resultantes informatizados se comunican a los trabajadores individualmente y de forma colectiva sirven para la planificación, seguimiento y evaluación del programa, y permiten obtener habitualmente estimaciones del riesgo absoluto o relativo, que van desde la valoración del riesgo absoluto de sufrir un infarto de miocardio en el decenio siguiente (o la comparación del riesgo cuantificable de una persona de sufrirlo con el riesgo medio de las personas de los mismos sexo y edad), hasta la clasificación cualitativa de la salud y los riesgos mediante una escala de deficiente a excelente. También son habituales las recomendaciones específicas. Por ejemplo, se aconseja la actividad física regular a las personas sedentarias y el aumento de los contactos sociales a las personas que se relacionan poco con los familiares y amigos.
En algunos programas se hacen evaluaciones de la salud en el momento de la contratación o en conexión con programas específicos, y posteriormente, a intervalos fijos o con una periodicidad definida por la edad, el sexo y la situación de riesgo para la salud.

miércoles, 10 de julio de 2013

Contenido

La Figura 15.3 muestra la frecuencia con que se abordan diversas cuestiones referentes a la promoción de la salud, según datos deri- vados de encuestas realizadas en empresas privadas de 50 o más trabajadores. La comparación de los resultados de dos encuestas llevadas a cabo en 1985 y 1992, respectivamente, pone de mani- fiesto que se ha experimentado un importante aumento en la mayoría de las áreas. En términos generales, en un 66 % de los lugares de trabajo en 1985 se desarrollaba al menos una actividad, mientras que en 1992 la proporción ascendía al 81 %. Las áreas con un mayor aumento fueron las relacionadas con el ejercicio y la capacitación física para el trabajo, la nutrición, la hipertensión y el control del peso. Algunas de las cuestiones investigadas por primera vez en 1992, como la educación sobre el SIDA, el colesterol, la salud mental, los riesgos en el trabajo y la prevención de accidentes, presentaban frecuencias relativamente altas. Según la encuesta de 1992, en un 36 % de los lugares de trabajo se aplicaban programas educativos o de otro tipo relativos al abuso de alcohol y otras drogas; programas relacionados con el SIDA en un 28 %; programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual en un 10%y en un9% programas de educa- ción prenatal, lo que indica la ampliación de las áreas tratadas.
Una amplia categoría de cuestiones que merece una atención cada vez mayor en los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo (un 16 % de los lugares de trabajo en 1992) es la relativa a la asistencia sanitaria basada en programas de autoayuda. Estos programas tienen en común que abordan cómo atender problemas de salud de escasa importancia con la aplicación de normas sencillas para estimar la gravedad de diversos signos y síntomas y así decidir la conveniencia de soli- citar ayuda profesional y con qué grado de urgencia.
La mejora de la información de los usuarios de los servicios de asistencia sanitaria constituye un objetivo complementario del programa y requiere su adiestramiento respecto a la elección de médico, las preguntas que deben plantearle, las ventajas e incon- venientes de las diferentes estrategias de tratamiento, la forma de decidir la oportunidad de someterse a un procedimiento diagnóstico o terapéutico recomendado y el lugar conveniente a tal efecto, los tratamientos no tradicionales y los derechos de los pacientes.


martes, 9 de julio de 2013

Estructura del programa

Al considerar los resultados de la evaluación de las necesidades se tienen en cuenta los recursos económicos y humanos disponibles, la experiencia de programas previos, los requisitos reglamentarios y las características de la plantilla. En la Figura 15.2 se enumeran algunos de los elementos clave que deben definirse claramente en el proceso de planificación del programa. Entre las decisiones esenciales figura la determinación de las modalidades efectivas para llegar a la población diana. Por ejemplo, en el caso de una plantilla dispersa, la programación basada en las actividades desarrolladas fuera del lugar de trabajo y en la utilización del teléfono y el correo puede representar la opción más factible y eficaz en función del coste. Otra decisión importante hace referencia a la inclusión (defendida por algunos programadores) o exclusión del programa de los jubilados y de los cónyuges e hijos de los trabajadores.
La responsabilidad relativa al programa de promoción de la salud en el lugar de trabajo puede corresponder a alguno de los departamentos ya existentes, como el servicio médico o de salud laboral o los departamentos de recursos humanos y personal,
formación, administración, capacidad física para el trabajo, asis- tencia al trabajador u otros, o bien encomendarse a un departamento de promoción de la salud específico. Esta elección suele ser muy importante para el éxito del programa. Un departamento decidido a hacer todo lo posible por sus usuarios, dotado de una adecuada base de conocimientos, buenas rela- ciones de trabajo con otras partes de la organización y la confianza de directivos y supervisores, tiene muchas probabili- dades de lograr sus objetivos desde el punto de vista organiza- tivo. Las actitudes de los empleados en relación con el departamento al que se asigne el programa y la confianza que tengan en su integridad, sobre todo en lo que afecta a la confi- dencialidad de la información personal, puede afectar a la acep- tación del programa.

lunes, 8 de julio de 2013

Evaluación de necesidades

La planificación de los programas suele comenzar con una evaluación de las necesidades. A menudo se lleva a cabo una encuesta entre los trabajadores para obtener información sobre cuestiones como: a) la frecuencia autodeclarada de los hábitos de salud (p. ej., consumo de tabaco, actividad física, dieta); b) la presencia de otros riesgos para la salud, como el estrés, la hiper- tensión, la hipercolesterolemia y la diabetes; c) las prioridades personales en cuanto a la reducción de riesgos y la mejora de la salud; d) la actitud ante otras posibles configuraciones del programa; e) los lugares preferidos para la programación de la promoción de la salud; f) la disposición a participar en las activi- dades programadas y, en ocasiones, g) la disposición a pagar parte del coste. Asimismo, pueden investigarse las actitudes ante las políticas empresariales vigentes o previstas, como la prohibición del consumo de tabaco o la oferta de alimentos más sanos en las máquinas expendedoras y comedores del lugar de trabajo.
En algunos casos, la evaluación de las necesidades comprende el análisis de los problemas de salud de los trabajadores basado en el estudio de los archivos clínicos del departamento médico, los registros de asistencia sanitaria, las indemnizaciones por incapacidad o por accidente de trabajo y los datos sobre absen- tismo. Este análisis ofrece información epidemiológica sobre la prevalencia y el coste de los diferentes problemas de salud, tanto somáticos como psicológicos, y permite la evaluación de las oportunidades existentes en materia de prevención desde un punto de vista programático (planificador) y financiero.

domingo, 7 de julio de 2013

ESTIGMAS* (III)

Las fisuras y erosiones de la piel son características de ciertas profesiones (trabajadores ferroviarios, armeros, albañiles, orfebres, tejedores de cestas, etc). La dolorosa “úlcera del curtidor”, asociada a la exposición a compuestos de cromo (Figura 12.4) es de forma redonda u oval y de un diámetro de 2-10 mm. La localización de las lesiones profesionales (p. ej., dedos de trabajadores de la confección, dedos y palmas de sastres, etc.) es también característica.
Las manchas de pigmentos se producen por la absorción de colorantes a través de la piel, la penetración de partículas de compuestos químicos sólidos o de metales industriales o la acumulación excesiva del pigmento cutáneo, la melanina, en trabajadores de centrales eléctricas o de coque, al cabo de tres a cinco años. En algunos centros, se ha observado que alrededor del 32 % de los trabajadores muestran signos pigmentarios. Las manchas de pigmentos se encuentran con más frecuencia en los trabajadores de empresas químicas.
Como regla general, los colorantes que se absorben a través de la piel no pueden eliminarse mediante un lavado normal, de ahí su permanencia y su significado como estigma laboral. Las manchas pigmentarias se producen ocasionalmente por la impregnación con compuestos químicos, plantas, suciedad u otras sustancias a las que está expuesta la piel durante el proceso de trabajo.
En la zona de la boca pueden observarse varios estigmas laborales (p. ej., líneas de Burton en las encías de los trabajadores expuestos al plomo, erosiones dentales en los trabajadores expuestos a humos, coloración azul de los labios en las personas que trabajan en la fabricación de anilina). Los olores característicos relacionados con determinadas ocupaciones pueden consi- derarse también estigmas profesionales.

sábado, 6 de julio de 2013

ESTIGMAS* (II)

Las callosidades se producen generalmente por la acción de agentes mecánicos, a veces con la ayuda de un irritante térmico
(como sucede en el caso de los sopladores de vidrio, panaderos, bomberos, procesadores de carne, etc) , en cuyo caso presentan un color entre marrón oscuro y negro y fisuras dolorosas. Sin embargo, si el agente térmico o mecánico se combina con un irritante químico, las callosidades muestran cambios de color, se ablandan y ulceran.
En numerosas profesiones se observan callosidades que repre- sentan una reacción profesional característica (sobre todo en la piel de la mano, como se muestra en las Figuras 12.4 y 12.5). Su forma y localización dependen de cómo se ejerce la presión
(zona, fuerza, modo y frecuencia), así como de las herramientas
y materiales empleados. El tamaño de las callosidades puede revelar también una tendencia congénita a la queratinización cutánea (ictiosis, queratosis palmar hereditaria). Estos factores pueden ser también decisivos en lo que respecta a las variaciones en la localización y tamaño de las callosidades en los trabajadores manuales.
Las callosidades actúan normalmente como mecanismos protectores pero, en ciertas condiciones, adquieren caracterís- ticas patológicas, por lo que no deben pasarse por alto en lo que se refiere a la patogenia y, sobre todo, a la prevención de las dermatosis profesionales.
Cuando un trabajador renuncia a un puesto de trabajo en el que se forman habitualmente callosidades, las capas córneas superfluas sufren una exfoliación, la piel se vuelve fina y blanda, la alteración de la coloración desaparece y se restaura el aspecto normal de la piel. El tiempo necesario para la regeneración cutánea varía: las callosidades profesionales de las manos pueden observarse ocasionalmente meses o años después de abandonar el trabajo (sobre todo en herreros, sopladores de vidrio y trabajadores de serrerías). Persisten más tiempo en la piel senil y cuando están asociadas a una degeneración del tejido conectivo y a bursitis.


viernes, 5 de julio de 2013

ESTIGMAS* (I)

Las marcas o estigmas profesionales son lesiones anatómicas de origen laboral que no alteran la capacidad de trabajo. Suelen estar causadas por irritaciones mecánicas, químicas o térmicas prolongadas y con frecuencia son características de una profesión determinada. Cualquier tipo de presión o de fricción de la piel puede tener un efecto irritante, mientras que una presión única y violenta puede provocar la rotura de la epidermis y los tejidos subyacentes. Por otro lado, sin embargo, la repetición frecuente o la irritación moderada no rompen la piel, pero estimulan las reacciones de defensa (engrosamiento y queratinización de la epidermis). El proceso puede adoptar tres formas:
1. un engrosamiento difuso de la epidermis que aparece en la piel normal, con preservación y acentuación ocasional de los pliegues cutáneos y sin alteración de la sensibilidad;
2. una callosidad circunscrita, formada por láminas córneas lisas, amarillentas, elevadas, con pérdida parcial o completa de los pliegues cutáneos y alteración de la sensibilidad. Las láminas no están bien limitadas; son más gruesas en el centro
y más delgadas hacia la periferia, y se mezclan con la piel normal;
3. una callosidad circunscrita, en la mayoría de los casos elevada sobre la piel normal, de 15 mm de diámetro, de color amarillo marrón a negro, indolora y ocasionalmente asociada
a hipersecreción de las glándulas sudoríparas.

jueves, 4 de julio de 2013

Medidas protectoras

En muchos casos, las uñas pueden preservarse con una protección adecuada de las manos. Sin embargo, si la exposición manual se produce, las uñas deben cuidarse correctamente, conservando la cutícula y protegiendo el área subungueal. La piel situada bajo el margen libre de las uñas debe limpiarse todos los días para eliminar las sustancias extrañas o los productos químicos irritantes.
Si se emplean cremas o lociones de barrera, hay que asegurarse de que se cubran la cutícula y el área situada bajo el margen libre.
Para preservar la cutícula intacta es necesario evitar el exceso de manicura o los traumatismos, la maceración y la exposición prolongada al agua, así como la disolución por la exposición repetida a disolventes, álcalis y detergentes.

miércoles, 3 de julio de 2013

DISTROFIA UNGUEAL PROFESIONAL* (III)

La uña puede lesionarse por la aplicación directa de ciertas preparaciones cosméticas, como cubrientes de base que se utilizan bajo el barniz, endurecedores ungueales y cubiertas sintéticas.
Algunas profesiones concretas son más propensas a las lesiones ungueales. Se han comunicado casos de distrofia por la manipulación de los pesticidas paraquat y diquat, que contienen dipiridilio concentrado. Durante la fabricación de dióxido de selenio, un polvo fino de esta sustancia puede penetrar bajo el borde del cuerpo ungueal y provocar irritación intensa y necrosis de las yemas de los dedos, con lesión del cuerpo ungueal. Debe prevenirse a los trabajadores de este peligro y aconsejarles que se limpien las zonas subungueales de los dedos todos los días.
Algunos tipos de dermatitis de contacto alérgica de las yemas de los dedos suelen provocar distrofia ungueal secundaria. Seis sustancias sensibilizantes comunes son:

1. ametocaína y otros anestésicos locales químicamente relacio- nados, utilizados por los cirujanos dentales;
2. formalina empleada por los ayudantes de laboratorio y el personal de depósitos de cadáveres, museos y centros anatómicos;
3. ajos y cebollas utilizados por los cocineros;
4. bulbos de tulipanes y flores, manejados por horticultores y floristas;
5. resina p-tert-butilfenol formaldehído, utilizada por los fabricantes de calzados y por los zapateros;
6. aminoetiletanolamina, empleada en algunos flujos de aluminio.
El diagnóstico puede confirmarse con una prueba del parche positiva. Al cesar el contacto, la piel y las uñas recuperan su estado normal.

martes, 2 de julio de 2013

Inter venciones y dispositivos dentales y galvanismo oral (II)

El galvanismo oral, un diagnóstico controvertido (Informe del Consejo sobre Materiales Dentales 1987), describe la generación de corrientes orales procedentes de la corrosión de la amalgama de las reparaciones dentales o por diferencias electroquímicas entre distintos metales intraorales. Los pacientes con posible galvanismo oral parecen presentar con alta frecuencia disgeusia (63 %), descrita como sabores salados, metálicos, desagradables o a “pilas eléctricas” (Johansson, Stenman y Bergman 1984). En teoría, las células gustativas podían ser estimuladas de forma directa por corrientes eléctricas intraorales y generar disgeusia. Se determinó que los sujetos con síntomas de quemazón oral, sabor a pila eléctrica, sabor metálico y/o galvanismo oral tenían umbrales electrogustométricos menores (es decir, más sensibilidad al sabor) en las pruebas sobre el gusto que los sujetos de control (Axéll, Nilner y Nilsson 1983). Con todo, todavía es cuestionable si las corrientes galvánicas relacionadas con los materiales dentales son la causa. Se cree que es posible sentir brevemente un sabor a estaño poco después de una intervención reparadora dental, pero es improbable que se produzcan efectos más permanentes (Consejo sobre Materiales Dentales 1987). Yontchev, Carlsson y Hedegård (1987) hallaron frecuencias similares de sabor metálico o quemazón oral en sujetos con estos síntomas, hubiera o no contacto con reparaciones dentales. Una explicación alternativa a las molestias sobre sabores extraños que refirieron los pacientes sometidos a intervenciones repara- doras o con dispositivos dentales es la sensibilidad al mercurio, cobalto, cromo, níquel u otros metales (Consejo sobre Materiales Dentales 1987), o la presencia de otros procesos intraorales
(p. ej., enfermedad periodontal), xerostomía, alteraciones de la mucosa, trastornos médicos y efectos secundarios de la medicación.

lunes, 1 de julio de 2013

Inter venciones y dispositivos dentales y galvanismo oral (I)

En un estudio longitudinal amplio y prospectivo sobre interven- ciones dentales, alrededor del 5 % de los sujetos refirieron un sabor metálico en algún momento (participantes del SCP Núms. 147/242 & Morris 1990). El sabor metálico era más frecuente si había antecedentes de fresado dental, con las prótesis dentales parciales fijas más que con las coronas, y con un número mayor de prótesis dentales parciales fijas. Las interacciones entre las amalgamas dentales y el medio ambiente oral son complejas (Marek 1992) y podrían afectar al gusto mediante diversos meca- nismos. Los metales que se unen a las proteínas pueden adquirir antigenicidad (Nemery 1990) y podrían causar reacciones

alérgicas asociadas a alteraciones del gusto. En la cavidad oral se liberan iones metálicos y residuos solubles que pueden interactuar con los tejidos blandos. Se ha descrito que el sabor metálico se relaciona con la solubilidad del níquel de los dispositivos dentales en la saliva (Pfeiffer y Schwickerath 1991). Refirieron sabor metálico el 16 % de sujetos con empastes dentales y ninguno de los sujetos sin empastes (Siblerud 1990). En un estudio relacionado de sujetos a los que se retiró la amalgama, el sabor metálico mejoró o desapareció en el 94 % (Siblerud 1990).