viernes, 28 de junio de 2013

Pesticidas

El uso de pesticidas se ha generalizado y sus residuos pueden contaminar la carne, las verduras, la leche, la lluvia y el agua potable. Aunque los trabajadores expuestos durante la fabricación o el uso de pesticidas son los que sufren más riesgo, la población general también se halla expuesta. Entre los pesticidas más importantes figuran los compuestos organoclorados, los pesticidas organofosforados y los carbamatos. Los compuestos organoclorados son muy estables y persisten en el medio ambiente durante períodos prolongados. Se han demostrado efectos tóxicos directos sobre las neuronas centrales. Los pesticidas organofosforados se utilizan más porque no persisten tanto tiempo en el medio ambiente, pero son más tóxicos; la inhibición de la acetilcolinesterasa puede provocar alteraciones neurológicas y del comportamiento. La toxicidad de los pesticidas con carbamatos es similar a la de los compuestos organofosforados y suelen utilizarse cuando estos fracasan. La exposición a los pesticidas se ha asociado a un sabor amargo o metálico persistente (Schiffman y Nagle 1992), a una disgeusia inespecífica (Ciesielski y cols. 1994) y, con menos frecuencia, a la pérdida del gusto. Los pesticidas pueden alcanzar los receptores del gusto a través del aire, el agua y los alimentos y pueden absorberse por la piel, el tracto gastrointestinal, la conjuntiva y las vías respiratorias. Como muchos pesticidas son liposolubles, penetran con facilidad a través de las membranas lipídidas del organismo. La interferencia con el gusto puede producirse a nivel periférico con independencia de la vía inicial de exposición; en los ratones se ha observado la fijación en la lengua de ciertos insecticidas tras la inyección de la sustancia en el torrente sanguíneo. Se han demostrado alteraciones en la morfología de las yemas gustativas tras la exposición a pesticidas. Asimismo, se han observado alteraciones degenerativas en las terminaciones sensoriales, que podrían explicar los casos comuni- cados de anomalías de la transmisión nerviosa. La disgeusia metálica puede ser una parestesia sensorial provocada por la acción de los pesticidas sobre las yemas gustativas y sus termina- ciones nerviosas aferentes. No obstante, según algunos datos, los pesticidas pueden interferir los neurotransmisores y, por tanto, alterar la transmisión de la información gustativa a un nivel más central (El-Etri y cols. 1992). En los trabajadores expuestos a pesticidas organofosforados pueden demostrarse alteraciones neurológicas en las pruebas electroencefalográficas y neurofisioló- gicas, que son independientes de la supresión de la colinesterasa en la circulación sanguínea. Se cree que estos pesticidas tienen un efecto neurotóxico sobre el cerebro independiente del efecto sobre la colinesterasa. Aunque se ha descrito una asociación entre la exposición a pesticidas y el aumento del flujo salival, no está claro el efecto que podría tener sobre el gusto.

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