lunes, 6 de abril de 2015

Principios de la evaluación económica (I)

Hay cuatro tipos de evaluación económica: análisis de minimiza- ción de costes, análisis coste-beneficio, análisis de eficacia en función del coste y análisis de coste-utilidad. Las características de estos planteamientos se esbozan en la Tabla 20.4.
En los análisis de minimización de costes (AMC) se supone que el efecto final es el mismo en cada una de las alternativas compa- radas. Así, pueden plantearse dos intervenciones para reducir los efectos cancerígenos de un proceso productivo, y los datos de ingeniería y de otro tipo indican que los efectos son idénticos en cuanto a exposición y reducción del número de cánceres. El AMC puede utilizarse para determinar el coste de las estrategias alternativas y saber así cuál es la más barata.
Obviamente, el supuesto de que los efectos sean idénticos es extremo y no es probable que se pueda aplicar en la mayoría de los casos de inversión; por ejemplo, los efectos de estrategias de seguridad alternativas sobre la duración y la calidad de vida de los trabajadores serán desiguales. En este caso, deberán utili- zarse otros métodos de evaluación.
El más ambicioso de ellos es el análisis coste-beneficio (ACB). Exige que el analista identifique, mida y valore los costes y los beneficios de estrategias de prevención alternativas en función de una medida monetaria común. La valoración de los costes de tales inversiones puede ser difícil. No obstante, estas dificultades se quedan pequeñas en comparación con la problemática de la valoración monetaria de los beneficios: ¿cuánto vale una lesión evitada o una vida salvada? Por estas dificultades, el ACB no ha sido muy utilizado en el ámbito de los accidentes y la salud.
Una forma más restringida de evaluación económica, el análisis de la eficacia en función del coste (AEFC), se ha empleado mucho en el campo de la salud. El AEFC fue desarrollado por los militares de Estados Unidos, cuyos analistas adoptaron la célebre medida del efecto denominada “recuento de cuerpos” y trataron de averiguar cuál era el método más barato de lograr un determinado número de víctimas en el enemigo (es decir, cuáles eran los costes relativos de los bombardeos de artillería, de las bombas de napalm, de las cargas de infantería, de los movimientos de tanques y otras “inversiones” para lograr el efecto de mortalidad deseado en el enemigo).

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