miércoles, 18 de junio de 2014

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La encuesta telefónica cuantitativa y las entrevistas personales paralelas revelaron una cantidad considerable de información sobre la intensidad de las actividades de promoción de la salud en los lugares de trabajo de Inglaterra.
En un estudio de esta naturaleza, no es posible desenredar por completo la maraña de variables que tienden a confundir los resultados. No obstante, se observa que el tamaño del lugar de trabajo (en términos de número de empleados), la pertenencia al sector público en lugar de al privado, el grado de implantación sindical y la naturaleza del trabajo son factores importantes.
Los mensajes de promoción de la salud se comunican primor- dialmente por medio de métodos colectivos, como carteles, pros- pectos o vídeos. En los lugares de trabajo mayores es mucho más probable que se proporcione asesoramiento personal, sobre todo en cuestiones como el abandono del tabaco, el consumo de alcohol o el tratamiento del estrés. Los métodos de investigación utilizados han puesto de manifiesto que las actividades de promoción de la salud no están “integradas” en el lugar de trabajo y son muy contingentes, lo que significa que en la inmensa mayoría de los casos su efectividad depende de los indi- viduos. Hasta la fecha, la promoción de la salud no ha generado la base de coste/beneficio necesaria para su aplicación. No hace falta que este cálculo sea un análisis detallado y complejo, sino una mera indicación de valor. Esta indicación puede ser muy beneficiosa para convencer a más lugares de trabajo del sector privado de que intensifiquen su actividad. Los “lugares de trabajo saludables” son muy escasos. En muy pocos casos está integrada la actividad de promoción de la salud en una función de promoción planificada, y todavía hay menos, si es que hay alguno, en que se hayan modificado la práctica o los objetivos del lugar de trabajo para aumentar el énfasis puesto en la mejora de la salud

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