martes, 14 de mayo de 2013

Prevención en el lugar de trabajo (III)

Dada la ausencia de normas de seguridad para las sustancias dermatotóxicas (Mathias 1990), las medidas preventivas deben respaldarse con la observación atenta del estado de la piel de los trabajadores. Por suerte, esto resulta fácil, ya que cualquiera puede observar directamente la piel, sobre todo de las manos y la cara. El objetivo de este tipo de observación es identificar los signos precoces de alteraciones cutáneas que indiquen la ruptura del equilibrio corporal natural. Los trabajadores y los especia- listas en seguridad y salud deben, por tanto, estar atentos a los siguientes signos de aviso:
• sequedad progresiva
• maceración
• engrosamiento localizado
• traumatismos frecuentes
• enrojecimientos, sobre todo alrededor de los pelos.

Es muy importante identificar y tratar con rapidez los tras- tornos cutáneos y los factores causales subyacentes para evitar su cronificación.
Si los sistemas de control en el lugar de trabajo no pueden impedir el contacto de la piel con sustancias peligrosas, deberá reducirse al mínimo posible la duración del contacto cutáneo. Con este fin, los trabajadores deben tener un acceso rápido a equipos de higiene apropiados. La contaminación de los agentes limpiadores puede evitarse utilizando recipientes cerrados equi- pados con un sistema de bombeo que dispense la cantidad adecuada de limpiador con un único movimiento de presión. La selección de los limpiadores debe realizarse manteniendo un equilibrio entre la eficacia limpiadora y el potencial de irrita- ción. Por ejemplo, los limpiadores de alta potencia suelen contener disolventes o sustancias abrasivas que aumentan la irri- tación. El limpiador seleccionado deberá adaptarse a las caracte- rísticas específicas del lugar de trabajo, ya que los trabajadores emplearán un disolvente si los limpiadores disponibles son inefi- caces. Los limpiadores pueden ser jabones, detergentes sinté- ticos, pastas o cremas sin agua, preparaciones abrasivas y agentes antimicrobianos (Durocher 1984).
En diversas actividades laborales, la aplicación de una crema protectora antes del trabajo facilita la limpieza de la piel con independencia del agente limpiador utilizado. En todos los casos, la piel debe enjuagarse por completo y secarse después de cada lavado. Si esto no se realiza, la irritación puede aumentar, por ejemplo, debido a la reemulsificación de los residuos de jabón causada por la humedad en el interior de los guantes impermeables.
Los jabones industriales suelen suministrarse en forma de líquidos que se dispensan mediante presión manual. Se componen de ácidos grasos de origen animal (manteca) o vegetal
(aceite), tamponados con una base (p. ej., hidróxido sódico). El tamponado puede ser incompleto y, en ese caso, deja radicales libres residuales que pueden irritar la piel. Para evitar este problema, conviene que el pH sea neutro (4 a 10). Estos jabones líquidos son adecuados para muchas tareas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario