viernes, 5 de octubre de 2012

Vigilancia de los trabajadores del sector público

Los sistemas de notificación de enfermedades profesionales pueden ser diferentes para los trabajadores del sector privado y del sector público. Por ejemplo, en Estados Unidos, la encuesta anual de enfermedades y lesiones profesionales ya mencionada realizada por el Departamento de Trabajo de la administración federal (encuesta anual de la BLS) excluye a los trabajadores del sector público. Sin embargo, éstos constituyen una parte impor- tante de la población activa, representando en 1991 cerca del 17 % del total (18,4 millones de trabajadores), tres cuartas partes de los cuales trabajan para la administración estatal y local.
En Estados Unidos, es el Programa Federal de Indemnización de los Trabajadores el que recoge información sobre las enfer- medades profesionales entre los trabajadores de la administra- ción federal. En 1993 se concedieron indemnizaciones por enfermedad profesional a 15.000 de estos trabajadores, lo que supone una tasa de 51,7 casos por 10.000 trabajadores a tiempo completo (Slighter 1994). En el ámbito estatal y local, algunos estados conocen el número y la tasa de las enfermedades profesionales. Según un reciente estudio de los trabajadores de la administración estatal y local de Nueva Jersey, un estado indus- trializado bastante grande, en 1990 se produjeron 1.700 casos de enfermedades profesionales, lo que supone una incidencia de
50 por 10.000 trabajadores (Roche 1993). Las tasas correspondientes a la administración federal y a otras administraciones son notablemente congruentes con las del sector privado, según se registra en la encuesta anual de la BLS. La distribución de enfermedades por tipos de trabajador varían entre los trabaja- dores del sector público y los del sector privado, como conse- cuencia de sus distintos tipos de trabajo.

jueves, 4 de octubre de 2012

Vigilancia a escala de empresa

Además de la encuesta realizada por la BLS, muchas empresas de Estados Unidos someten a sus trabajadores a vigilancia médica y, por consiguiente, generan un gran volumen de información médica que es importante para la vigilancia de la salud pública en lo que respecta a las enfermedades profesionales. Los programas correspondientes persiguen varios fines: cumplir la normativa de la OSHA; mantener el buen estado de salud de los trabajadores mediante la detección y el tratamiento de enferme- dades no profesionales; asegurarse de que están físicamente capa- citados para realizar las tareas de sus puestos de trabajo, incluida la necesidad de utilizar, en su caso, un respirador; y realizar una vigilancia epidemiológica para detectar pautas de exposición y enfermedad. Estas actividades implican un considerable consumo de recursos y podrían contribuir notablemente a la vigilancia de la salud pública para la detección de enfermedades profesionales. Por desgracia, los datos recogidos no son uniformes, su calidad es heterogénea y el acceso a los mismos resulta difícil desde el exterior de las empresas, motivos por los cuales sólo se han aplicado de forma limitada a la vigilancia de la salud en el trabajo (Baker, Melius y Millar 1988).
La OSHA impone también a las empresas la realización de una serie de pruebas médicas a los trabajadores expuestos a ciertos agentes tóxicos. Obliga asimismo a la práctica de reconocimientos médicos y la obtención de historias médicas y profesionales en el caso de los trabajadores expuestos a catorce sustancias claramente relacionadas con el cáncer de páncreas y pulmón. Los datos obtenidos no se notifican sistemáticamente a los organismos públicos ni a otros bancos de datos centralizados, y no están accesibles a los efectos de los sistemas de notificación de enfermedades profesionales.


miércoles, 3 de octubre de 2012

Encuestas oficiales (III)

Aunque los trastornos asociados a traumatismos repetidos representan claramente la mayor proporción del aumento en el número de casos de enfermedades profesionales, se produjo también un incremento del 50 % en la incidencia registrada de otras enfermedades profesionales en los seis años transcurridos entre 1986 y 1992, período en el que la tasa de empleo en Estados Unidos aumentó sólo en un 8,7 %.
Este aumento del número y la tasa de enfermedades profesionales registradas por las empresas y notificadas a la BLS en los últimos años en Estados Unidos merece ser considerado. El rápido incremento se debe a un cambio en la incidencia de las enfermedades y asimismo a un cambio en su detección y notificación. En comparación, durante ese mismo período, de 1986 a 1991, la tasa de lesiones profesionales por 100 trabajadores a tiempo completo registrada por la BLS aumentó de 7,7 en 1986 a 7,9 en 1991, lo que supone un simple aumento del 2,6 %. El número de fallecimientos registrados en el lugar de trabajo tampoco aumentó mucho durante la primera mitad del decenio de 1990.

martes, 2 de octubre de 2012

Encuestas oficiales (II)

Las empresas rellenan el cuestionario de la encuesta de la BLS basándose en el registro escrito de lesiones y enfermedades profesionales que tienen obligación de mantener de acuerdo con lo exigido por la Occupational Safety and Health Administration (OSHA) (Registro 200 de la OSHA). Dicho registro ha de mantenerse a disposición de cualquier inspector de la OSHA, aunque no exista la obligación legal de remitirlo a ésta, salvo en el caso de las empresas incluidas en la muestra de la encuesta anual de la BLS (BLS 1986).

La encuesta de la BLS presenta algunos defectos ampliamente reconocidos que limitan su capacidad para ofrecer un recuento completo y exacto de las enfermedades profesionales en Estados Unidos (Pollack y Keimig 1987). Ante todo, los datos son facili- tados por las propias empresas. Las enfermedades que los traba- jadores no declaren a éstas como de origen profesional no serán notificadas por las mismas. La falta de declaración por parte de los trabajadores puede deberse a su temor a las posibles conse- cuencias. Otro problema importante es que, a menudo, los médicos de las empresas pasan por alto la relación entre la enfermedad diagnosticada y el trabajo, especialmente cuando se

trata de patologías crónicas. Las enfermedades profesionales que aparecen en los trabajadores jubilados no están sometidas a ningún requisito de notificación de la BLS. De hecho, es poco probable que la empresa correspondiente tenga conocimiento de la aparición de una enfermedad de este tipo en un trabajador ya jubilado. Muchas enfermedades profesionales crónicas con largos períodos de latencia, entre ellas el cáncer y las enferme- dades pulmonares, se manifiestan con frecuencia después de la jubilación y, por lo tanto, la mayoría de estos casos no se incluyen en los datos recogidos por la BLS. Estas limitaciones fueron reconocidas por la propia BLS en un reciente informe sobre su encuesta anual (BLS 1993a). De hecho, en respuesta
a las recomendaciones de la National Academy of Sciences, la BLS modificó el diseño y realizó una nueva encuesta nacional en 1992.
Según ésta, hubo 457.000 casos de enfermedad profesional en el sector privado en Estados Unidos (BLS 1994). Esta otra repre- senta un incremento del 24 %, o 89.100 casos, más sobre los
368.300 registrados en la encuesta anual realizada por la BLS en
1991. La incidencia de nuevas enfermedades profesionales fue en 1992 de 60,0 por 10.000 trabajadores.
Los trastornos asociados a traumatismos repetidos, como el síndrome del túnel carpiano, la tendinitis de la muñeca y del codo o la pérdida auditiva, son las enfermedades profesionales que más predominan en las casos registrados. Otras categorías destacables corresponden a las enfermedades de la piel, las enfermedades pulmonares y los trastornos asociados a traumatismos físicos.

lunes, 1 de octubre de 2012

Etica

En el último artículo, escrito por Vineis, se plantean los aspectos éticos de la investigación epidemiológica. En esta introducción debemos recordar que la epidemiología es una disciplina que, por definición, está orientada a la prevención. Los aspectos éticos específicos relacionados con la protección de los trabajadores y la población en su conjunto exigen el reconocimiento de que:

• Los estudios epidemiológicos realizados en entornos profesio- nales no deben en ningún caso retrasar las medidas preventivas en el lugar de trabajo.
• La epidemiología del trabajo no estudia factores relacionados con el estilo de vida, sino situaciones en las que el trabajador poco o nada puede hacer para controlar la exposición. Esto implica un compromiso particular con la prevención eficaz y la divulgación inmediata de información a los trabajadores y a la opinión pública.
• La investigación descubre peligros para la salud y facilita los conocimientos necesarios para adoptar medidas preventivas. También deben considerarse los problemas éticos de no realizar una investigación cuando ésta es factible.
• La notificación a los trabajadores de los resultados de los estudios epidemiológicos es una cuestión tanto ética como metodo- lógica en la comunicación de riesgos. Los estudios para evaluar la posible repercusión y eficacia de la notificación deben recibir una elevada prioridad (Schulte y cols. 1993).