martes, 29 de mayo de 2012

Informes sobre la indemnización de los trabajadores

Los sistemas de indemnización de los trabajadores constituyen una herramienta para la vigilancia de la salud en el trabajo que resulta en principio atractiva, ya que se supone que, en este caso, la relación entre la enfermedad y el trabajo ha sido sometida al análisis de expertos. Este tipo de sistemas suelen registrar los casos de enfermedades agudas cuya causa es fácil de determinar, como intoxicaciones, inhalación aguda de toxinas respiratorias o dermatitis.
Lamentablemente, el uso de estos registros como fuente fidedigna de datos para la vigilancia de la salud en el trabajo presenta graves limitaciones, tales como la ausencia de unos requisitos normalizados de admisibilidad, la inexistencia de criterios comunes para la definición de los casos, la ausencia de incentivos para que los trabajadores y las empresas soliciten la indemnización, la falta de detección por parte de los médicos de enfermedades profesionales crónicas con largos períodos de latencia y la larga duración del período que suele transcurrir entre la solicitud y la obtención de la indemnización. El resul- tado neto de estas limitaciones es que los sistemas de indemniza- ción de los trabajadores no registran muchas de las enfermedades profesionales.
Así, en un estudio realizado por Selikoff a principios del decenio de 1980, menos de la tercera parte de los trabajadores del sector del aislamiento de Estados Unidos que sufrían disca- pacidades causadas por enfermedades relacionadas con el amianto, tales como asbestosis y cáncer, habían solicitado las prestaciones de indemnización y aún menos habían recibido éstas (Selikoff 1982). En otro estudio realizado por el Departa- mento de Trabajo de Estados Unidos acerca de los trabajadores que declararon una discapacidad de origen profesional, se observó que menos del 5 % recibían las prestaciones pertinentes
(USDOL 1980). En un estudio más reciente realizado en el estado de Nueva York, se habló que el número de personas hospitalizadas por neumoconiosis superaba con creces el número de nuevos beneficiarios de las prestaciones de indemni- zación durante un período de tiempo similar (Markowitz y cols.
1989). Puesto que los sistemas de indemnización de los trabajadores registran episodios simples relacionados con la salud, como dermatitis y lesiones musculosqueléticas, con mucha más frecuencia que enfermedades complejas con largos períodos de latencia, el uso de esos datos da lugar a una imagen distorsio- nada de la verdadera incidencia y distribución de las enfermedades profesionales.

lunes, 28 de mayo de 2012

Vigilancia de los trabajadores del sector público

Los sistemas de notificación de enfermedades profesionales pueden ser diferentes para los trabajadores del sector privado y del sector público. Por ejemplo, en Estados Unidos, la encuesta anual de enfermedades y lesiones profesionales ya mencionada realizada por el Departamento de Trabajo de la administración federal (encuesta anual de la BLS) excluye a los trabajadores del sector público. Sin embargo, éstos constituyen una parte impor- tante de la población activa, representando en 1991 cerca del 17 % del total (18,4 millones de trabajadores), tres cuartas partes de los cuales trabajan para la administración estatal y local.
En Estados Unidos, es el Programa Federal de Indemnización de los Trabajadores el que recoge información sobre las enfer- medades profesionales entre los trabajadores de la administra- ción federal. En 1993 se concedieron indemnizaciones por enfermedad profesional a 15.000 de estos trabajadores, lo que supone una tasa de 51,7 casos por 10.000 trabajadores a tiempo completo (Slighter 1994). En el ámbito estatal y local, algunos estados conocen el número y la tasa de las enfermedades profe- sionales. Según un reciente estudio de los trabajadores de la administración estatal y local de Nueva Jersey, un estado indus- trializado bastante grande, en 1990 se produjeron 1.700 casos de enfermedades profesionales, lo que supone una incidencia de
50 por 10.000 trabajadores (Roche 1993). Las tasas correspon- dientes a la administración federal y a otras administraciones son notablemente congruentes con las del sector privado, según se registra en la encuesta anual de la BLS. La distribución de enfermedades por tipos de trabajador varían entre los trabajadores del sector público y los del sector privado, como conse- cuencia de sus distintos tipos de trabajo.

domingo, 27 de mayo de 2012

Vigilancia a escala de empresa

Además de la encuesta realizada por la BLS, muchas empresas de Estados Unidos someten a sus trabajadores a vigilancia médica y, por consiguiente, generan un gran volumen de información médica que es importante para la vigilancia de la salud pública en lo que respecta a las enfermedades profesionales. Los programas correspondientes persiguen varios fines: cumplir la normativa de la OSHA; mantener el buen estado de salud de los trabajadores mediante la detección y el tratamiento de enferme- dades no profesionales; asegurarse de que están físicamente capa- citados para realizar las tareas de sus puestos de trabajo, incluida la necesidad de utilizar, en su caso, un respirador; y realizar una vigilancia epidemiológica para detectar pautas de exposición y enfermedad. Estas actividades implican un considerable consumo de recursos y podrían contribuir notablemente a la vigilancia de la salud pública para la detección de enfermedades profesionales. Por desgracia, los datos recogidos no son uniformes, su calidad es heterogénea y el acceso a los mismos resulta difícil desde el exterior de las empresas, motivos por los cuales sólo se han aplicado de forma limitada a la vigilancia de la salud en el trabajo (Baker, Melius y Millar 1988).
La OSHA impone también a las empresas la realización de una serie de pruebas médicas a los trabajadores expuestos a ciertos agentes tóxicos. Obliga asimismo a la práctica de reconocimientos médicos y la obtención de historias médicas y profesionales en el caso de los trabajadores expuestos a catorce sustancias claramente relacionadas con el cáncer de páncreas y pulmón. Los datos obtenidos no se notifican sistemáticamente a los organismos públicos ni a otros bancos de datos centralizados, y no están accesibles a los efectos de los sistemas de notificación de enfermedades profesionales.

sábado, 26 de mayo de 2012

Encuestas oficiales (II)

La encuesta de la BLS presenta algunos defectos ampliamente reconocidos que limitan su capacidad para ofrecer un recuento completo y exacto de las enfermedades profesionales en Estados Unidos (Pollack y Keimig 1987). Ante todo, los datos son facili- tados por las propias empresas. Las enfermedades que los traba- jadores no declaren a éstas como de origen profesional no serán notificadas por las mismas. La falta de declaración por parte de los trabajadores puede deberse a su temor a las posibles conse- cuencias. Otro problema importante es que, a menudo, los médicos de las empresas pasan por alto la relación entre la enfermedad diagnosticada y el trabajo, especialmente cuando se trata de patologías crónicas. Las enfermedades profesionales que aparecen en los trabajadores jubilados no están sometidas a ningún requisito de notificación de la BLS. De hecho, es poco probable que la empresa correspondiente tenga conocimiento de la aparición de una enfermedad de este tipo en un trabajador ya jubilado. Muchas enfermedades profesionales crónicas con largos períodos de latencia, entre ellas el cáncer y las enferme- dades pulmonares, se manifiestan con frecuencia después de la jubilación y, por lo tanto, la mayoría de estos casos no se incluyen en los datos recogidos por la BLS. Estas limitaciones fueron reconocidas por la propia BLS en un reciente informe sobre su encuesta anual (BLS 1993a). De hecho, en respuesta a las recomendaciones de la National Academy of Sciences, la BLS modificó el diseño y realizó una nueva encuesta nacional en 1992.
Según ésta, hubo 457.000 casos de enfermedad profesional en el sector privado en Estados Unidos (BLS 1994). Esta otra repre- senta un incremento del 24 %, o 89.100 casos, más sobre los 368.300 registrados en la encuesta anual realizada por la BLS en 1991. La incidencia de nuevas enfermedades profesionales fue en 1992 de 60,0 por 10.000 trabajadores.
Los trastornos asociados a traumatismos repetidos, como el síndrome del túnel carpiano, la tendinitis de la muñeca y del codo o la pérdida auditiva, son las enfermedades profesionales que más predominan en las casos registrados. Otras categorías destacables corresponden a las enfermedades de la piel, las enfermedades pulmonares y los trastornos asociados a traumatismos físicos.
Aunque los trastornos asociados a traumatismos repetidos representan claramente la mayor proporción del aumento en el número de casos de enfermedades profesionales, se produjo también un incremento del 50 % en la incidencia registrada de otras enfermedades profesionales en los seis años transcurridos entre 1986 y 1992, período en el que la tasa de empleo en Estados Unidos aumentó sólo en un 8,7 %.
Este aumento del número y la tasa de enfermedades profesio- nales registradas por las empresas y notificadas a la BLS en los últimos años en Estados Unidos merece ser considerado. El rápido incremento se debe a un cambio en la incidencia de las enfermedades y asimismo a un cambio en su detección y notificación. En comparación, durante ese mismo período, de 1986 a 1991, la tasa de lesiones profesionales por 100 trabajadores a tiempo completo registrada por la BLS aumentó de 7,7 en 1986 a 7,9 en 1991, lo que supone un simple aumento del 2,6 %. El número de fallecimientos registrados en el lugar de trabajo tampoco aumentó mucho durante la primera mitad del decenio de 1990.

viernes, 25 de mayo de 2012

Marcadores biológicos (III)

Más importante incluso que las limitaciones metodológicas es el riesgo de que las técnicas moleculares desvíen nuestra atención de la identificación de riesgos en el medio ambiente exógeno, a la identificación de personas en situación de alto riesgo y, seguidamente, a la evaluación personalizada del riesgopersonalizada del riesgo midiendo el fenotipo, la carga de aductos y las mutaciones adquiridas. Como nos ha advertido McMichael, nuestra atención se centraría en una forma de evaluación clínica que poco tiene que ver con una evaluación propia de la epidemiología de la salud pública. El hecho de centrar nuestra atención en las personas podría distraernos del importante objetivo de salud pública: la creación de un medio ambiente menos peligroso
(McMichael 1994).

jueves, 24 de mayo de 2012

Marcadores biológicos (II)

Estas aplicaciones han suscitado un gran entusiasmo en la comunidad científica pero, como ya se ha comentado antes, la complejidad metodológica del uso de estas nuevas “herramientas moleculares” debe precavernos contra un optimismo excesivo. Los biomarcadores de las exposiciones químicas (como aductos de ADN) presentan algunas limitaciones:
1. En general reflejan exposiciones recientes y, por consiguiente, tienen un uso limitado en los estudios de casos y controles; en los estudios de cohortes, requieren muestreos repetidos durante largos períodos de tiempo.
2. Aunque tengan una elevada especificidad y reduzcan los errores de clasificación de la exposición, la interpretación de los resultados sigue siendo difícil.
3. Cuando se investigan exposiciones químicas complejas (p. ej., contaminación atmosférica o humo ambiental del tabaco), el biomarcador puede reflejar un componente particular de la mezcla que no es el mismo que produce el efecto biológico.
4. En muchas situaciones, no se sabe si el biomarcador refleja la exposición de interés, una variable correlacionada con la exposición de interés, la susceptibilidad individual o los primeros estadíos de la enfermedad, limitando así la infe- rencia etiológica.
5. El uso de la mayoría de los biomarcadores exige una prueba costosa, un procedimiento invasivo o ambas cosas, condicionando así el tamaño y la potencia estadística del estudio.
6. Un biomarcador de la exposición no es más que un sustituto del objetivo real de una investigación epidemiológica que, por regla general, se centra en una exposición ambiental evitable (Trichopoulos 1995; Pearce y cols. 1995).

miércoles, 23 de mayo de 2012

Marcadores biológicos (I)

El uso de marcadores biológicos, como los niveles hemáticos de plomo o las pruebas de la función hepática, no es una novedad en la epidemiología del trabajo. Sin embargo, la utilización de técnicas moleculares en los estudios epidemiológicos ha permi- tido el uso de biomarcadores para evaluar la exposición en los órganos diana, determinar la sensibilidad y establecer un diagnóstico precoz de las enfermedades.
Los posibles usos de los biomarcadores en el contexto de la epidemiología del trabajo son:

• evaluación de la exposición cuando las herramientas epidemiológicas tradicionales resultan insuficientes (particularmente en el caso de dosis y riesgos de pequeña magnitud)
• determinación del papel etiológico de sustancias o agentes químicos individuales en exposiciones múltiples o mixtas
• estimación de la carga total de la exposición a sustancias químicas con el mismo mecanismo de acción
• investigación de mecanismos patogenéticos
• estudio de la susceptibilidad individual (p. ej., polimorfismos metabólicos, reparación del ADN) (Vineis 1992)
• clasificación más exacta de la exposición y/o la enfermedad, aumentando así la potencia estadística.

martes, 22 de mayo de 2012

Evaluación de la exposición (II)

Sin embargo, las limitaciones de este enfoque simplificado de la evaluación de la exposición se han hecho evidentes en los últimos años, cuando los epidemiólogos han tenido que enfrentarse a problemas más complejos. Restringiendo nuestras consi- deraciones a la epidemiología del cáncer profesional, la mayoría de los factores de riesgo conocidos se han descubierto por los elevados niveles de exposición en el pasado, el número limitado de exposiciones en cada puesto de trabajo, las grandes poblaciones de trabajadores expuestos y una estrecha correspondencia entre la información sobre los anteriores “estimadores” y las exposiciones químicas (p. ej., industria del calzado y benceno, astilleros y amianto, etc.). Hoy en día, la situación es bastante diferente. Los niveles de exposición son considerablemente menores en los países occidentales (un hecho que debe tenerse siempre en cuenta); los trabajadores con puestos de trabajo simi- lares se ven expuestos a numerosas sustancias químicas y mezclas diferentes (p. ej., agricultores); resulta más difícil encon- trar poblaciones homogéneas de trabajadores expuestos y éstas suelen ser de pequeño tamaño, y la correspondencia entre la información sobre los “estimadores” y la exposición real es cada vez más débil. En este contexto, la sensibilidad de las herra- mientas epidemiológicas se reduce como consecuencia de la clasificación errónea de la exposición.
Por otra parte, la epidemiología se ha basado en variables de valoración “siniestras”, como la muerte en la mayoría de los estudios de cohortes. Sin embargo, los trabajadores preferirían algo diferente a los “recuentos de cadáveres” cuando se estudian los efectos potenciales en la salud de las exposiciones profesio- nales. Por consiguiente, el uso de indicadores más directos de la exposición y de la respuesta inicial ofrecería algunas ventajas. Los marcadores biológicos pueden proporcionar justamente la herramienta necesaria.

lunes, 21 de mayo de 2012

Situación actual de la salud y la seguridad en el trabajo (V)

Los sistemas de seguro que cubren la asistencia médica y la indemnización por lesiones o enfermedades relacionadas con el trabajo se utilizan en casi todos los países industrializados. No obstante, hay una gran diversidad en cuanto a su gestión, cober- tura, pago de primas, tipo de prestaciones, magnitud del compromiso con la prevención y disponibilidad de apoyo técnico. En Estados Unidos, el sistema es independiente en cada Estado y las compañías de seguros privadas desempeñan un papel destacado, mientras que en Francia, el sistema es gestio- nado en su totalidad por el sector público y está incorporado en gran medida en la administración de la salud en el trabajo. Los especialistas que trabajan para el sistema de seguros a menudo desempeñan una función importante de ayuda técnica para la prevención de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.
Muchos países disponen de un sistema educativo de posgrado y de cursos de formación en régimen de residencia sobre salud en el trabajo. El doctorado suele ser el grado académico supe- rior en esta materia, pero existen también sistemas de cualificación especializada.
Las escuelas de salud pública desempeñan un papel impor- tante en la educación y la formación de expertos en salud en el trabajo en Estados Unidos. De las 24 escuelas acreditadas, 22 impartieron programas de salud en el trabajo en 1992: 13 ofre- cieron programas de medicina del trabajo y 19 de higiene indus- trial. Los cursos de salud en el trabajo impartidos por estas escuelas no dan lugar necesariamente a la obtención de un título académico, pero están estrechamente relacionados con la acreditación de especialistas, en cuanto que forman parte de las cuali- ficaciones necesarias para acceder a los exámenes que deben aprobarse para ser miembro de uno de los consejos de especia- listas en salud en el trabajo.

El Programa de Recursos Educativos (Educational Resource Program, ERC), financiado por el National Institute for Occupa- tional Safety and Health (NIOSH) ha apoyado la puesta en prác- tica de programas en régimen de residencia en estas escuelas. El ERC ha designado 15 de éstas como centros regionales para la formación de profesionales de la salud en el trabajo.

domingo, 20 de mayo de 2012

Situación actual de la salud y la seguridad en el trabajo (IV)

Los centros con millares de trabajadores en plantilla suelen contar con su propia organización independiente de servicios de salud en el trabajo. El empleo de especialistas distintos de los médicos del trabajo y el establecimiento de las instalaciones mínimas necesarias para la prestación completa de este tipo de servicios sólo suele ser viable con plantillas de esa magnitud. La oferta de servicios de salud en el trabajo en centros de menores dimensiones, sobre todo cuando el número de trabajadores es reducido, se plantea de forma muy diferente. Ni siquiera en muchos países industrializados las organizaciones que prestan este tipo de servicios en pequeñas empresas se han establecido de forma sistemática. Francia y otros países europeos disponen de una legislación que establece los requisitos mínimos que deben cumplir las instalaciones y los servicios ofrecidos por dichas organizaciones, y las empresas que carecen de un servicio propio deben contratarlo con éstas.
En algunos países industrializados, el contenido del programa de salud en el trabajo se centra más en los servicios de preven- ción que en los de curación, si bien esta prioridad suele ser objeto de debate. En general, los países que disponen de un sistema de servicios de salud comunitaria global tienden a limitar el ámbito de dicho programa y consideran el tratamiento como una disciplina de la medicina comunitaria.
La necesidad de que todos los trabajadores sean sometidos a reconocimientos médicos periódicos es otro tema de debate. Si bien hay quien considera que no se ha demostrado que los reconocimientos que exigen una exploración selectiva general resulten beneficiosos, Japón es uno de los muchos países en que se exige a las empresas que realicen este tipo de pruebas a los miembros de su plantilla. En este tipo de programas se reco- mienda encarecidamente la aplicación de un seguimiento exhaustivo y la oferta continua de educación sanitaria y promo- ción de la salud; además, el registro de historiales individuales se considera indispensable para la consecución de los objetivos. La evaluación de estos programas requiere un seguimiento a largo plazo.

sábado, 19 de mayo de 2012

Situación actual de la salud y la seguridad en el trabajo (III)

El segundo tipo está representado por la legislación francesa, en la que no sólo se establecen los objetivos, sino que también se detallan los procedimientos para alcanzarlos. Se exige a las empresas que proporcionen a sus plantillas servicios de salud en el trabajo especializados y que recurran a médicos especialistas oficialmente reconocidos, y a las instituciones de servicio que cumplan con los mismos requisitos. Se especifica el número de trabajadores que deben ser atendidos por cada médico del trabajo designado: en los centros de trabajo cuyo medio ambiente no sea peligroso, un único médico puede tratar a más de 3.000 trabajadores; esta cifra se reduce en caso de exposición a riesgos definidos.
Los especialistas dedicados a la salud en el trabajo se ocupan de un campo de actuación cada vez más amplio en los países industrializados. La especialización de los médicos en prevención y gestión de la salud es cada vez mayor. Además, los profe- sionales de la enfermería del trabajo, los higienistas industriales, los fisioterapeutas y los psicólogos desempeñan un papel impor- tante en los países desarrollados. Los higienistas industriales tienen una presencia destacada en Estados Unidos, mientras que en Japón son mucho más habituales los especialistas en la medición del medio ambiente. Los fisioterapeutas del trabajo son bastante característicos de los países nórdicos. En definitiva, existen algunas diferencias de tipo y distribución entre los especialistas comunes en cada región.

viernes, 18 de mayo de 2012

Situación actual de la salud y la seguridad en el trabajo (II)

Las lesiones profesionales se han reducido en muchos países desarrollados debido en gran parte a la mejora de las medidas de seguridad en el trabajo y a la introducción generalizada de equipos y procesos automatizados. Otro factor importante que ha contribuido a este descenso es la reducción del número abso- luto de trabajadores dedicados a tareas peligrosas como resul- tado del cambio en la estructura industrial, caracterizado por el aumento de industrias ligeras y la disminución de las pesadas. El número de trabajadores muertos en accidente de trabajo en Japón pasó de 3.725 en 1975 a 2.348 en 1995. No obstante, el análisis de esta tendencia en el tiempo indica que el ritmo de descenso ha aminorado en los últimos diez años. La incidencia de las lesiones profesionales en Japón (incluidos los casos de fallecimiento) pasó de 4,77 por millón de horas de trabajo en 1975 a 1,88 en 1995, mientras que en el período de 1989 a 1995 la reducción fue más lenta. Esta aminoración de la tendencia a la reducción de los accidentes industriales también se ha detec- tado en otros países industrializados; por ejemplo, la frecuencia de lesiones profesionales en Estados Unidos no ha mejorado en más de 40 años. Este dato refleja en parte la sustitución de los accidentes de trabajo clásicos, que pueden prevenirse mediante la adopción de diversas medidas de seguridad, por nuevos tipos de accidente provocados por la introducción de maquinaria automatizada.
El Convenio nº 161 de la OIT, adoptado en 1985, constituye una norma de referencia importante para los servicios de salud en el trabajo. Aunque se refiere a países en desarrollo y desarro- llados, sus conceptos fundamentales se basan en la experiencia y en los programas existentes en estos últimos.
El marco básico de un sistema de servicios de salud en el trabajo suele venir definido por la legislación. Hay dos tipos principales. El primero es el característico de Estados Unidos y el Reino Unido, en los que la legislación sólo establece las normas que deben cumplirse. La consecución de los objetivos se deja a las empresas, y la Administración ofrece información y asistencia técnica previa solicitud. La comprobación del cumpli- miento de la normativa es una competencia administrativa fundamental.

jueves, 17 de mayo de 2012

Reconocimientos médicos en la reincorporación al trabajo

Este tipo de evaluación de la salud es necesario para autorizar la reanudación del trabajo tras una larga ausencia por motivos de salud y determina la adecuación del trabajador para el puesto, recomendando acciones apropiadas para protegerle de futuras exposiciones e identificando si existe alguna necesidad de reclasificación o de readaptación.
De modo similar, cuando un trabajador cambia de puesto, el médico del trabajo debe certificar que se adecúa a las nuevas tareas. El objetivo del reconocimiento, su necesidad y el destino de los resultados determinarán su contenido y sus métodos y contexto de realización.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Reconocimientos médicos periódicos

Se realizan a intervalos periódicos durante los empleos que supongan una exposición a peligros potenciales que no puedan eliminarse completamente mediante acciones de control preven- tivo. El objetivo es controlar la salud del trabajador durante su empleo, verificando su ajuste al puesto y detectando tan prontocomo sea posible cualquier síntoma de falta de salud que pueda deberse al trabajo. Suelen complementarse con otros reconocimientos según el tipo de peligros detectados.
Entre sus objetivos están:

• detectar lo antes posible cualquier efecto adverso para la salud causado por prácticas de trabajo o exposición a peligros potenciales;
• detectar la posible aparición de una enfermedad profesional;
• verificar si la salud de un trabajador especialmente vulnerable
o enfermo crónico se está viendo adversamente afectada por el trabajo o el medio ambiente de trabajo;
• controlar la exposición personal con la ayuda de controles biológicos;
• comprobar la eficacia de las medidas preventivas y de control;
• identificar posibles efectos sanitarios de los cambios en las prácticas de trabajo, las tecnologías o las sustancias utilizadas en la empresa.
Estos objetivos determinarán la frecuencia, contenidos y métodos de los reconocimientos médicos periódicos, que podrán llegar a realizarse con una frecuencia de uno o tres meses, o bien cada ciertos años, dependiendo de la naturaleza de la exposi- ción, la reacción biológica esperada, las oportunidades de adoptar medidas preventivas y la viabilidad del método de reconocimiento. Pueden ser globales o limitarse a unas pocas pruebas. En varios países existen directrices especiales sobre los objetivos, frecuencia, contenidos y metodología para la realiza- ción de estos reconocimientos.

martes, 15 de mayo de 2012

Reconocimientos médicos previos a la asignación (previos al empleo)

Este tipo de evaluación de la salud se realiza antes de la colocación de los trabajadores o de su asignación a una determinada tarea que pueda suponer un peligro para su salud o la de otras personas. El objetivo es determinar si la persona se ajusta física y psicológicamente al puesto específico y asegurarse de que su colocación no supondrá un peligro para su salud o la de otros trabajadores. En la mayoría de los casos, la revisión del historial médico, el reconocimiento médico general y las pruebas habituales de laboratorio (por ejemplo, análisis de sangre y de orina) serán sufi- cientes, pero en algunos casos, la existencia de un problema sani- tario o las especiales exigencias de un determinado puesto pueden exigir reconocimientos funcionales o pruebas diagnósticas.
Hay varios problemas sanitarios que pueden hacer que un trabajo sea peligroso para el trabajador o para otros trabaja- dores o terceras personas. Por estos motivos, puede resultar necesario, por ejemplo, excluir a trabajadores con hipertensión incontrolada o diabetes inestable de ciertos trabajos peligrosos
(tales como los de piloto aéreo o marítimo, conductor de vehículos de servicio público o de grandes transportes, operador de grúas, etc.). El daltonismo puede justificar la exclusión de trabajos que requieran discernir los colores por razones de segu- ridad (por ejemplo, en las señales de tráfico). Para los trabajos que requieran un alto nivel de forma física general, tales como el buceo en profundidad, los servicios de bomberos y de policía o el pilotaje de aviones, sólo serán aceptables los trabajadores que cumplan los requisitos de rendimiento. La posibilidad de que las enfermedades crónicas se vean agravadas por las exposiciones inherentes a un determinado trabajo debe tenerse también en cuenta. Es esencial, por tanto, que quien practica el reconoci- miento conozca a fondo el puesto y el medio ambiente de trabajo y sea consciente de que las descripciones estandarizadas de los puestos de trabajo pueden ser excesivamente superficiales
e incluso equívocas.
Una vez terminada la evaluación de la salud prescrita, el médico del trabajo debe comunicar los resultados por escrito tanto al trabajador como a la empresa. Las conclusiones trans- mitidas a la empresa no deben contener información alguna de carácter médico, sino una conclusión relativa a la adecuación de la persona reconocida para el puesto actual o propuesto y una especificación del tipo de trabajos y condiciones de trabajo médicamente contraindicadas para la persona, sea temporal o permanentemente.
El reconocimiento médico previo al empleo es importante para el historial profesional posterior del trabajador, ya que proporciona la información clínica y los datos de laboratorio necesarios sobre su situación sanitaria en el momento de ocupar su puesto. También supone un punto de partida indispensable para posteriores evaluaciones de cualquier cambio potencial en su situación sanitaria.

lunes, 14 de mayo de 2012

La vigilancia de la salud de los trabajadores puede ser pasiva y activa (II)

La evaluación de la situación sanitaria de los trabajadores es de primordial importancia cuando se inicia la práctica de la salud en el trabajo, se contrata a nuevos trabajadores, se introducen nuevas prácticas de trabajo o tecnologías, cuando se detectan exposiciones especiales y cuando determinados trabajadores tienen características sanitarias que hagan necesario un seguimiento. Varios países han adoptado reglamentaciones o directrices en las que se especifica cuándo y cómo deben realizarse los reconocimientos médicos. Los reconocimientos deben controlarse y desarrollarse continuamente para detectar efectos sanitarios relacionados con el trabajo en sus primeras fases de desarrollo.

domingo, 13 de mayo de 2012

Mecanismos: Actividades continuas

capacidad física para el trabajo, selección de alimentos sana en los servicios de restauración y en las máquinas expendedoras del lugar de trabajo.

sábado, 12 de mayo de 2012

Mecanismos: Información y consulta

Información y consulta: programas de asistencia a los empleados, asesoramiento personal por teléfono

viernes, 11 de mayo de 2012

Mecanismos: Programas de exploración selectiva

generales (p. ej., evaluación de los riesgos para la salud) o específicos para una enfermedad (p. ej., hipertensión, visión y audición, cáncer, diabetes, colesterol).

jueves, 10 de mayo de 2012

Acceso a asistencia adicional

Siempre debe estar prevista la necesidad de remitir a la víctima a un centro de asistencia médica más especializada o avanzada. La empresa debe tener planificada esa remisión, de modo que si se produce la situación todas las personas implicadas sepan exacta- mente lo que tienen que hacer. En algunos casos los sistemas de remisión son bastante sencillos, pero en otros pueden ser complejos, especialmente cuando existen riesgos especiales o poco comunes en el trabajo. En el sector de la construcción, por ejemplo, las remisiones pueden ser necesarias después de caídas o aplastamientos graves, y el destino del traslado será probable- mente un hospital general, con servicios quirúrgicos y traumato- lógicos adecuados. En el caso de las industrias químicas, el destino de la remisión será un centro de toxicología o un hospital dotado de los recursos necesarios para el tratamiento de las into- xicaciones. No existe ningún modelo uniforme. Cada plan de remisión se ajustará a las necesidades de la empresa de que se trate, especialmente si existen riesgos poco comunes, específicos o altos. En todo caso, el plan de remisión es una parte importante del plan de emergencias de la empresa.
El plan de remisión precisa del apoyo de un sistema de comu- nicación y de medios para el transporte de la víctima. En algunos casos, puede tratarse de sistemas de comunicación y transporte organizados por la propia empresa, sobre todo en el caso de las empresas más grandes o complejas. En las empresas pequeñas, el transporte de las víctimas puede realizarse mediante un servicio externo, como los sistemas de transporte públicos, los servicios públicos de ambulancias, taxis, etc. Es aconsejable que se establezcan sistemas alternativos o de alerta. Los procedimientos previstos para las situaciones de emer- gencia deben comunicarse a todo el mundo: trabajadores (en el contexto de la información general que se les ha de facilitar sobre salud y seguridad) socorristas, agentes de seguridad, servi- cios de salud en el trabajo, servicios sanitarios a los que se puede remitir a la víctima, y entidades relacionadas con las comunica- ciones y el transporte de las víctimas (p. ej., servicios telefónicos, servicios de ambulancias, empresas de taxis, etc.).

miércoles, 9 de mayo de 2012

Medios de comunicación de la alerta

Cuando se produce un accidente o aparece una enfermedad repentina es importante ponerse en contacto de inmediato con el personal de primeros auxilios. Para ello, es necesario disponer de medios de comunicación entre las zonas de trabajo, el personal de primeros auxilios y la sala de primeros auxilios. Pueden ser preferibles las comunicaciones telefónicas, en especial si las distancias son de más de 200 metros, aunque no en todos los establecimientos se puede disponer de ellas. Los medios acústicos de comunicación, como las sirenas, pueden servir de sustituto, siempre que esté garantizada la llegada rápida del personal de primeros auxilios al lugar del accidente. Las vías de comunica- ción deben estar establecidas. La solicitud de asistencia médica especializada o avanzada suele realizarse por teléfono, así como la llamada a los servicios de ambulancia o de urgencia. La empresa debe asegurarse de que en todos sus locales, así como en la habitación de primeros auxilios, están clara y visiblemente anotadas las direcciones, los nombres y los números de teléfono importantes, y de que el personal de primeros auxilios puede utilizarlos en todo momento.

martes, 8 de mayo de 2012

Sala de primeros auxilios

Se debe disponer de una sala o una zona preparada para la admi- nistración de primeros auxilios. En muchos países este tipo de instalaciones están reguladas por la legislación. Habitualmente, las salas de primeros auxilios son obligatorias cuando hay más de 500 trabajadores en el lugar de trabajo o cuando existe un riesgo potencialmente alto o específico en el trabajo. En otros casos, se debe disponer de algún tipo de instalación, aunque no es nece- sario que sea una sala sino, por ejemplo, una zona preparada con el material mínimo de una sala de primeros auxilios completa, o incluso una parte de un despacho con un asiento, un lavabo y un botiquín de primeros auxilios, en el caso de una empresa pequeña. Las características ideales de una sala de primeros auxi- lios son las siguientes:

• que permita el acceso a camillas y ambulancias o a otros medios de transporte a un hospital;
• que sea lo bastante grande para albergar una cama, con suficiente espacio alrededor para que el personal pueda trabajar en torno a ella;
• que esté limpia, bien ventilada, bien iluminada y que se mantenga ordenada;
• que esté reservada para la administración de primeros auxilios;
• que esté claramente identificada como servicio de primeros auxilios, con la señalización correcta y bajo la responsabilidad del personal de primeros auxilios;
• que disponga de agua corriente, preferiblemente fría y caliente, jabón y un cepillo de uñas. Si no hay agua corriente, deberá haber agua almacenada en recipientes desechables cerca del botiquín de primeros auxilios para el lavado y la irrigación ocular;
• debe estar equipada con toallas, almohadas y mantas, ropa limpia que pueda utilizar el personal de primeros auxilios y un contenedor de residuos.

lunes, 7 de mayo de 2012

Condiciones de trabajo.

La incidencia de la dermatitis de contacto es más elevada en los centros de trabajo sucios, contaminados con productos químicos, con equipos obsoletos o que carecen de medidas protectoras y de instalaciones para la higiene personal. Algunos trabajadores sufren un riesgo superior porque sus activi- dades son manuales y se exponen a irritantes o alergenos potentes (p. ej., peluqueros, impresores, técnicos dentales).

domingo, 6 de mayo de 2012

Tipo de piel.

La mayoría de las pieles de color negro o orientales parecen más resistentes a los efectos de los irritantes de contacto que la piel de la mayoría de las razas caucasianas. Enfermedad previa. Los trabajadores propensos a los problemas alérgicos (con antecedentes de atopia manifestada por eccema, asma o rinitis alérgica) muestran más propensión a desarrollar dermatitis de contacto por irritantes. La psoriasis y el liquen plano pueden agravarse por la fricción o los traumatismos reiterados; este fenómeno se denomina Furorueno de Koebner. Si estas lesiones se limitan a las palmas de las manos, puede ser difícil distinguirlas de la dermatitis de contacto por irritantes crónica. Temperatura y humedad. En condiciones de calor extremo, los trabajadores suelen olvidarse de los guantes y de otras ropas de protección adecuadas. La humedad elevada reduce la eficacia de la barrera epidérmica, mientras que las situaciones de sequedad y frío favorecen la formación de grietas y de fisuras.

sábado, 5 de mayo de 2012

Factores predisponentes

La aparición de una dermatitis profesional depende de la naturaleza del agente de contacto, de su concentración y de la duración del contacto. El hecho de que en condiciones similares de exposición sólo una minoría de trabajadores desarrolle una dermatitis prueba la importancia de otros factores personales y ambientales predisponentes (Tabla 12.5).
Edad. Los trabajadores jóvenes son más propensos a desarrollar una dermatitis profesional. Es posible que tengan menos experiencia que sus colegas más veteranos, o que sigan con menos rigor las medidas de seguridad. Los trabajadores de más edad quizá se han endurecido frente a los irritantes suaves o han aprendido a evitar el contacto con sustancias peligrosas; también es posible que sean un grupo autoseleccionado con el tiempo, sin haber sufrido problemas que quizá hicieron a otros abandonar el puesto de trabajo.

viernes, 4 de mayo de 2012

Movimientos oculares

Se describen varios tipos de movimientos oculares cuyo objetivo es permitir al ojo aprovechar toda la información que contienen las imágenes. El sistema de fijación nos permite mantener el objeto situado a nivel de los receptores foveolares, donde puede ser examinado en la región retiniana con el máximo poder de resolución. No obstante, los ojos están sometidos continuamente a micromovimientos (temblor). Los movimientos oculares rápidos o “sacadas” (estudiados sobre todo durante la lectura) son movimientos rápidos inducidos de forma intencional con el fin de desplazar la mirada de un detalle a otro de un objeto inmóvil; el cerebro percibe este movimiento no previsto como el movimiento de una imagen que cruza la retina. Esta ilusión de movimiento se cumple en situaciones patológicas del sistema nervioso central o del órgano vestibular. Los movimientos de búsqueda son parcialmente voluntarios cuando se sigue la trayectoria de objetos relativamente pequeños, pero no pueden controlarse cuando se trata de objetos muy grandes. Diversos mecanismos de supresión de imágenes (incluidos los movimientos rápidos) permiten a la retina preparar o recibir información nueva.

jueves, 3 de mayo de 2012

Visión en relieve, visión estereoscópica (II)

Por todos estos motivos, deben abandonarse todas las normativas referidas a la necesidad de visión estereoscópica en el puesto de trabajo y sustituirse por una exploración completa de los sujetos llevada a cabo por un oftalmólogo. No obstante, estas normativas o recomendaciones existen y se supone que la visión estereoscópica es necesaria para tareas como la conducción de grúas, la joyería o el tallado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las nuevas tecnologías pueden modificar en gran medida el tipo de tarea; por ejemplo, las modernas máquinas computarizadas requieren probablemente menos visión estereoscópica de lo que antes se creía.
En cuanto a la conducción, las normativas de los distintos países no son iguales. En la Tabla 11.4, se mencionan los requisitos para conducir vehículos ligeros o pesados en Francia.
Las directrices de la American Medical Association son la referencia apropiada para los lectores norteamericanos. Fox (1973) indica que, en 1972, para el Departamento de Transportes de Estados Unidos los conductores de vehículos comerciales a motor debían tener una AV para lejos de 20/40 como mínimo, con o sin gafas correctoras; en cada ojo se necesita un campo de visión de 70 grados como mínimo. La capacidad de reconoci- miento de los colores de las luces de los semáforos era necesaria también en aquella época, aunque en la mayoría de los países, dichas señales pueden distinguirse no sólo por el color, sino también por la forma.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Visión en relieve, visión estereoscópica (I)

La visión binocular permite obtener una imagen única mediante la síntesis de las imágenes recibidas por los dos ojos. Las analogías entre estas imágenes dan lugar a la cooperación activa que constituye el mecanismo esencial del sentido de profundidad y del relieve. La visión binocular tiene la propiedad adicional de aumentar la amplitud del campo, mejorando así en general el rendimiento visual, aliviando la fatiga y aumentado la resistencia al deslumbramiento y al brillo.
Si la fusión de ambos ojos no es adecuada, la fatiga ocular aparece antes.
Sin alcanzar la eficiencia de la visión binocular en la aprecia- ción del relieve de objetos relativamente cercanos, la sensación de relieve y la percepción de profundidad son, no obstante, posibles con la visión monocular, mediante fenómenos que no requieren la disparidad binocular. Sabemos que el tamaño de los objetos no varía; por eso, el tamaño aparente desempeña un papel en la apreciación de la distancia; así, las imágenes que aparecen de pequeño tamaño en la retina darán la impresión de objetos distantes y viceversa (tamaño aparente). Los objetos cercanos tienden a ocultar los objetos distantes (lo que se deno- mina interposición). El más brillante de dos objetos, o el que tiene un color más saturado, parece estar más cerca. El entorno desempeña también un papel, los objetos más distantes se pierden en una neblina. Dos líneas paralelas parecen encon- trarse en el infinito (efecto de la perspectiva). Finalmente, si dos objetos se mueven a la misma velocidad, el que lo hace a menos velocidad en la retina aparecerá más lejos del ojo.
De hecho, la visión monocular no es un obstáculo importante en la mayoría de las situaciones laborales. El sujeto necesita acostumbrarse a la reducción del campo visual y también a la posibilidad bastante excepcional de que la imagen del objeto pueda caer sobre la mancha ciega (en la visión binocular la misma imagen nunca cae sobre la mancha ciega de los dos ojos al mismo tiempo). Debe señalarse también que una buena visión binocular no se acompaña necesariamente de visión en relieve (estereoscópica), ya que esto depende también de procesos complejos del sistema nervioso.

martes, 1 de mayo de 2012

Prevención (I)

La prevención en general se describe con detalle en otras partes de esta Enciclopedia. Los principios básicos de la prevención en términos de sustitución del producto, limitación de la exposición, protección del trabajador y detección selectiva de la enfermedad también se aplican a la exposición al polvo de algodón.
Con respecto a los sustitutos de productos, se ha sugerido utilizar algodón con un bajo nivel de contaminación bacteriana. Una prueba inversa de este concepto se encuentra en los informes que datan de 1863, según los cuales, el cambio a algodón sucio provocaba un aumento de la prevalencia entre los trabajadores expuestos (Leach 1863). También existe la posibilidad de cambiar a otras fibras, en particular a fibras sintéticas, aunque esto no siempre es factible desde el punto de vista del producto. En la actualidad no existe ninguna técnica aplicada a la producción destinada a reducir el contenido en endotoxinas de las fibras de algodón.
En cuanto a la reducción del polvo, se han puesto en práctica con éxito programas en Estados Unidos y en otros países (Jacobs 1987). Tales programas son caros y los costes de la eliminación eficaz del polvo pueden ser prohibitivos para los países en desarrollo (Corn 1987).
En lo que respecta al control de la exposición, el nivel de polvo no constituye una medida suficientemente precisa del riesgo de exposición. Dependiendo del grado de contaminación por bacterias gramnegativas y, por tanto, de endotoxinas, un determinado nivel de polvo puede estar o no asociado a un riesgo. Para las endotoxinas no se han establecido directrices oficiales. Se ha sugerido que un nivel de 200 ng/m3 es el umbral para la neumonitis tóxica, 100 a 200 ng/m3 para la constricción aguda de las vías aéreas durante un turno de trabajo y 10 ng/m3 para la inflamación de las vías aéreas (Rylander y Jacobs 1997).