jueves, 14 de junio de 2012

PIERNA, TOBILLO Y PIE

En general, el dolor es el síntoma principal en los trastornos de la pierna, el tobillo y el pie. A menudo sigue al ejercicio y puede ser agravado por éste. Son problemas frecuentes en estos trastornos la debilidad muscular, el déficit neurológico, los problemas para la adaptación del calzado, la inestabilidad o rigidez de las articu- laciones y las dificultades para caminar y correr.
Las causas de los problemas suelen ser multifactoriales, aunque casi siempre proceden de factores biomecánicos, infec- ciones y/o enfermedades sistémicas. Las deformidades del pie, la rodilla o la pierna, los cambios óseos y/o de los tejidos blandos que siguen a una lesión, la tensión excesiva como las producidas por el uso repetitivo, la inestabilidad o la rigidez y el calzado inadecuado son causas habituales de estos síntomas. Pueden producirse infecciones óseas o de tejidos blandos. La diabetes, las enfermedades reumáticas, la psoriasis, la gota y los trastornos de la circulación sanguínea a menudo producen estos síntomas en la extremidad inferior.
Además de la historia, siempre es necesaria una exploración clínica adecuada. Se examinarán cuidadosamente las posibles deformidades y alteraciones de la función, la circulación sanguínea y la situación neurológica. También puede estar indi- cado el análisis de la marcha. Los estudios mediante radiografías simples, TC, RM, ecografía, ENMG, imágenes vasculares y pruebas sanguíneas pueden contribuir al diagnóstico anatomopatológico y etiológico, así como al tratamiento.
Principios de tratamiento . El tratamiento irá dirigido siempre a la eliminación de la causa. Excepto en los traumatismos, el tratamiento principal suele ser conservador. Si es posible, se corregirán las deformidades mediante el calzado y/o las ortosis adecuadas. A menudo resulta beneficioso el consejo ergonómico adecuado, incluida la corrección de la mala forma de caminar o de correr. Pueden estar indicadas la disminución de la carga excesiva, la fisioterapia, los antiinflamatorios y, en raros casos, una corta inmovilización, así como el rediseño del trabajo. También puede estar indicada la cirugía en algunos trauma- tismos agudos, sobre todo para algunos síntomas persistentes que no han mejorado con el tratamiento conservador, aunque es necesaria la valoración médica específica en cada caso.

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