lunes, 11 de abril de 2011

MELANOMA MALIGNO (III)

Se ha estimado que la reducción de la exposición recreativa al sol y la utilización de cremas de protección solar podrían reducir en un 40% la incidencia de melanomas malignos en las poblaciones de alto riesgo (IARC 1990). En los trabajadores al aire libre, la aplicación de cremas de protección solar con un factor de protección UV-B de 15 como mínimo y una protección frente a los rayos UV-A, junto con el uso de una ropa adecuada son medidas protectoras prácticas. Aunque el riesgo de las actividades laborales al aire libre es plausible, dada la mayor exposición a la radiación solar, los resultados de los estudios sobre la exposición laboral regular al aire libre son contradictorios. Esto se explica, probablemente, por los hallazgos epidemiológicos que indican que no es la exposición regular, sino la exposición intermitente a dosis elevadas de radiación solar lo que se asocia a un riesgo elevado de melanoma (IARC 1992b).
La inmunosupresión terapéutica puede aumentar el riesgo de melanoma maligno de la piel. Se ha descrito un aumento del riesgo con los anticonceptivos orales, pero no parece probable que aumente el riesgo de melanoma maligno de la piel (Hannaford y cols. 1991). Pueden inducirse melanomas con estrógenos en hamsters, aunque no existen indicios de este efecto en los seres humanos.
En la población adulta de raza blanca, la mayoría de los tumores malignos intraoculares primarios son melanomas, que se originan por lo general en los melanocitos uveales. Los índices estimados para estos cánceres no muestran las variaciones geográficas y la tendencia al aumento con el tiempo que se observa en los melanomas cutáneos. La incidencia y la mortalidad de los melanomas oculares son muy bajas en las pobla- ciones asiáticas y de raza negra (IARC 1990, Sahel y cols. 1993). Las causas del melanoma ocular se desconocen (Higginson y cols. 1992).

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