lunes, 31 de mayo de 2010

Impacto de la política de instrumentos internacionales (II)

Las principales características del consenso internacional sobre la seguridad y la salud en el trabajo son:

• un enfoque en salud y seguridad en el trabajo para todos los trabajadores, independientemente del sector económico, tipo de trabajo, (asalariado o autónomo), tamaño de la empresa o sociedad (industria, sector público, servicios, agricultura, etc.);
• la responsabilidad de los gobiernos para el establecimiento de infraestructuras adecuadas para la práctica de la salud en el trabajo mediante la legislación, los convenios colectivos y cualquier otro mecanismo aceptable, previa consulta con las orga- nizaciones representativas de los trabajadores y de las empresas;
• la responsabilidad de los gobiernos con respecto al desarrollo y puesta en práctica de una política de seguridad y salud en el trabajo en colaboración tripartita con las organizaciones de trabajadores y de empresas;
• la responsabilidad primaria del empleador con respecto a la prestación de servicios de salud en el trabajo a nivel de empresa, con profesionales competentes en la materia para la aplicación de lo dispuesto en la legislación nacional o en los convenios colectivos;
• la prevención de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales y el control de los peligros del lugar de trabajo, así como el desarrollo de un medio ambiente de trabajo y un trabajo que favorezcan la salud de los trabajadores, son el obje- tivo principal de los servicios de salud en el trabajo.

domingo, 30 de mayo de 2010

Componentes del programa Evaluación de las necesidades

Mientras que el director de un programa de alerta aprovecha los episodios concretos que crean interés por una actividad específica (p. ej., la inesperada enfermedad de una persona muy conocida en la organización, los informes de casos de una enfermedad infecciosa que genera miedo al contagio, las señales de una posible epidemia), el programa global se basa en una evaluación más formal de las necesidades. Puede tratarse simplemente de una comparación de las características demográficas de la población activa basada en los datos de morbilidad y mortalidad suministrados por las autoridades sanitarias para las cohortes de población presentes en el área en cuestión, o del análisis global de los datos referentes a la salud de una determinada empresa, como las indemnizaciones concedidas al amparo de un seguro de asistencia sanitaria y las causas del absentismo y la jubilación por incapacidad. La determinación del estado de salud de la plantilla mediante la compilación de resultados de chequeos y reconocimientos médicos periódicos y programas de valoración del riesgo para la salud puede completarse a través de encuestas sobre los intereses de los trabajadores en materia de salud que permitan identificar los objetivos óptimos del programa. (Debe tenerse en cuenta que los problemas de salud que afectan a determinadas cohortes de trabajadores que requieren atención pueden pasarse por alto si sólo se consideran los datos para el total de la plantilla.) Tal evaluación de las necesidades no resulta útil únicamente al seleccionar y dar prioridad a las actividades programadas, sino también al planificar su “venta” a los trabajadores con más probabilidades de considerarlas beneficiosas. Asimismo, constituye un punto de referencia al medir la eficacia del programa.

sábado, 29 de mayo de 2010

Principios y objetivos del programa



Los objetivos básicos del programa son la mejora y el mantenimiento de la salud y el bienestar de los trabajadores a todos los niveles, la prevención de la enfermedad y la incapacidad, y el alivio de la carga que recae sobre individuos y organizaciones cuando ésta no puede evitarse.
Los programas de salud y seguridad en el trabajo se centran en los factores que, en este entorno, pueden afectar a la salud de los trabajadores. En ellos se considera que las actividades refe- rentes a la salud no pueden limitarse a la fábrica o a la oficina, que los problemas que surgen en el lugar de trabajo repercuten inevitablemente en la salud y bienestar de los trabajadores
(y, por extensión, en los de sus familias) en su hogar y en la comunidad y que, del mismo modo, los problemas generados fuera del trabajo influyen en la asistencia y la actuación en el mismo. (El término bienestar puede considerarse equivalente a la expresión protección y promoción de la salud , cada vez más utilizado en este ámbito en los dos últimos decenios, que resume la defini- ción positiva de salud adoptada por la Organización Mundial de la Salud). En consecuencia, es conveniente que los programas de promoción de la salud aborden problemas que, en opinión de algunos, no deberían ser objeto de consideración por parte de la organización.
La necesidad de lograr el bienestar adquiere mayor impor- tancia cuando se reconoce que los trabajadores con sus capaci- dades disminuidas, independientemente del modo en que hayan llegado a esa situación, representan un peligro potencial para sus compañeros y, en ciertos puestos de trabajo, para el público en general.
De acuerdo con algunos, puesto que la salud es esencialmente una responsabilidad personal del individuo, resulta inadecuado e incluso constituye un ejercicio de intrusismo que las empresas o los sindicatos (o ambos) participen en actividades al respecto. Están en lo cierto si se utilizan enfoques excesivamente paterna- listas y coercitivos. En todo caso, la mejora del acceso a las actividades de promoción de la salud y los ajustes de los puestos y los lugares de trabajo basados en ésta proporcionan la conciencia, el conocimiento y las herramientas que permiten a los trabajadores asumir tal responsabilidad personal con mayor eficacia.

viernes, 28 de mayo de 2010

Estructura de un programa global

En muchas organizaciones, sobre todo en las más pequeñas, el programa de promoción de la salud y de prevención de enfermedades se limita a una o varias actividades en gran parte especí- ficas, relacionadas, en su caso, informalmente entre sí, de escasa o nula continuidad y a menudo impulsadas por un episodio concreto y abandonadas cuando el recuerdo de éste se desvanece. Un programa auténticamente global debe contar con una estructura formal que comprenda varios elementos integrados, como los siguientes:

• clara exposición de objetivos aprobados por la dirección y aceptables para los trabajadores;
• apoyo explícito por parte de la dirección y, en su caso, de las organizaciones de trabajadores, a la continua asignación de recursos adecuada para lograr los objetivos previstos;
• adecuada ubicación en la organización, coordinación eficaz con otras actividades referentes a la salud y comunicación de los planes incluidos en el programa a los mandos intermedios y
a los trabajadores de las distintas divisiones y departamentos. Algunas organizaciones han considerado oportuno crear un comité paritario compuesto por representantes de todas las escalas y segmentos de la plantilla por razones “políticas”, así como para contribuir al diseño del programa;
• designación de un “director de programa” dotado de las cuali- ficaciones administrativas requeridas, que cuente con forma- ción y experiencia en materia de promoción de la salud o que pueda acceder a consultores que impartan los conocimientos prácticos necesarios;
• adopción de un mecanismo de retroinformación generada por los participantes y, si es posible, también por los que no parti- cipan, para confirmar la validez del diseño del programa y comprobar la popularidad y utilidad de determinadas actividades del mismo;
• adopción de procedimientos para mantener la confidencialidad de la información personal;
• utilización de un registro sistemático que permita el seguimiento de las actividades, de la participación y de los resultados como base para su control y potencial evaluación;
• recopilación y análisis de los datos pertinentes disponibles con vistas a la evaluación científica del programa o, cuando ésta no sea factible, presentación de un informe periódico a la dirección que justifique la continuación de la asignación de recursos
y sirva como base para la adopción de posibles modificaciones del programa.

jueves, 27 de mayo de 2010

Otros


• elaboración de un plan, en el que se prevean acuerdos con los servicios de salud públicos o privados pertinentes, para la prestación de asistencia médica después de los primeros auxilios;
• educación e información de todos los trabajadores sobre la prevención de accidentes y lesiones y las medidas que deben adoptar los propios trabajadores después de una lesión
(p. ej., ducharse inmediatamente después de una quemadura química);
• información sobre las disposiciones en materia de primeros auxilios y actualización periódica de esa información;
• difusión de anuncios con información, guías visuales (p. ej., carteles) y normas sobre primeros auxilios, así como de los planes para la prestación de asistencia médica después de los primeros auxilios;
• cumplimentación de un registro: el registro del tratamiento de primeros auxilios es un informe interno que contiene datos sobre la salud de la víctima, así como referencias a la seguridad en el trabajo; debe incluir información sobre el accidente
(hora, lugar, circunstancias); el tipo y la gravedad de la lesión; los primeros auxilios prestados; la asistencia médica adicional solicitada; el nombre del afectado y los nombres de los testigos
y otros trabajadores relacionados, en especial los que transportaron a la víctima.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Recursos humanos

• selección, formación y readaptación profesional de las personas adecuadas para administrar los primeros auxilios, a las que se deberá designar y ubicar en lugares clave de la empresa, y cuya disponibilidad y accesibilidad permanentes deberán garantizarse;
• formación de reconversión, con ejercicios prácticos de simulación de situaciones de emergencia, teniendo en cuenta los peli- gros profesionales específicos que existen en la empresa.

martes, 25 de mayo de 2010

Equipo, material e instalaciones

• equipo para el salvamento de la víctima en el lugar del accidente a fin de prevenir lesiones adicionales (p. ej., en caso de incendio, emanaciones de gases, electrocución);
• maletines de primeros auxilios, botiquines o equipos similares, con una cantidad suficiente del material y los instrumentos necesarios para la prestación de los primeros auxilios básicos;
• equipo y material especializados que puedan ser necesarios en empresas con riesgos específicos o poco comunes en el trabajo;
• sala de primeros auxilios adecuadamente identificada o instala- ción similar en la que puedan administrarse los primeros auxilios;
• disposición de medios de evacuación y transporte de urgencia de los heridos hasta el servicio de primeros auxilios o los lugares en los que se disponga de asistencia médica comple- mentaria;
• medios para dar la alarma y comunicar la situación de alerta.

lunes, 24 de mayo de 2010

Patogenia



Se desconoce la secuencia patogénica que lleva a determinados pacientes desde uno o varios episodios autolimitados de exposi- ción ambiental hasta el desarrollo de SQM. Actualmente existen varias teorías. Los ecólogos clínicos y sus seguidores han publicado numerosos trabajos en los que señalan que la SQM representa una disfunción inmunitaria causada por la acumulación en el organismo de sustancias químicas exógenas (Bell 1982; Levin y Byers 1987). Existe, al menos, un estudio controlado que no confirmó estas anomalías inmunitarias (Simon, Daniel y Stockbridge 1993). Según esta hipótesis, los factores de sensibilidad pueden ser deficiencias nutricionales (p. ej., falta de vitaminas o antioxidantes) o la presencia de infecciones subclínicas como la candidiasis. En esta teoría es importante el trastorno “iniciador” debido a que contribuye a una sobrecarga de productos químicos de por vida.
Existe un enfoque menos elaborado, aunque muy orientado hacia aspectos biológicos, que postula que la SQM representa una serie de secuelas biológicas inusuales de una lesión química. Como tal, este trastorno podría representar una nueva forma de neurotoxicidad debida a disolventes o pesticidas, lesión de las mucosas respiratorias tras un episodio agudo de inhalación o fenómenos similares. Desde esta perspectiva, la SQM es la vía final en la que desembocan diferentes mecanismos patológicos primarios (Cullen 1994; Bascom 1992).
Más recientemente, se ha propuesto otra hipótesis biológica sobre las relaciones entre las mucosas de las vías respiratorias altas y el sistema límbico, especialmente en su conexión a nivel de la nariz (Miller 1992). Según esta hipótesis, estimulantes del epitelio nasal relativamente reducidos podrían producir una respuesta límbica amplificada, lo que explicaría las respuestas tan espectaculares, y a menudo estereotípicas, a exposiciones muy reducidas. Esta teoría podría explicar igualmente el papel predominante de los materiales muy olorosos, como los perfumes, en la activación de las respuestas en muchos pacientes.

domingo, 23 de mayo de 2010

Definición y diagnóstico II

Aunque no todos los pacientes cumplen estrictamente estos criterios, al diagnosticar la SQM hay que tener en cuenta todos estos puntos. Cada uno de ellos permite descartar otros trastornos clínicos a los que se puede parecer la SQM, como el trastorno de somatización, la sensibilización a antígenos medioambientales (como en el caso del asma de origen laboral), las secuelas tardías de una lesión orgánica (p. ej., el síndrome de disfunción reactiva de vías respiratorias tras una inhalación tóxica) o una enfermedad sistémica (p. ej., el cáncer). Por otra parte, la SQM no es un diagnóstico de exclusión, y en la mayoría de los casos no se precisan pruebas exhaustivas. Aunque se producen muchas variaciones, se dice que la SQM tiene un carácter reconocible que facilita su diagnóstico tanto o más que los propios criterios específicos.
En la práctica, el diagnóstico de la SQM puede plantear problemas en dos situaciones. La primera es la de un paciente que se encuentra en las fases iniciales del proceso, momento en el que suele ser difícil distinguir la SQM del problema de salud profesional o medioambiental que le precede inmediatamente. Por ejemplo, los pacientes que han sufrido reacciones sintomá- ticas a la pulverización de pesticidas en interiores pueden observar que sus reacciones persisten, aunque eviten el contacto directo con los materiales o su pulverización. En tales casos, el facultativo puede suponer que todavía están sometidos a una exposición importante e intentar injustificadamente modificar aún más el entorno, generalmente sin conseguir aliviar los síntomas recidivantes. Esto resulta especialmente problemático en una oficina en la que se puede desarrollar una SQM como complicación del síndrome del edificio enfermo. Si bien la mayoría de los trabajadores mejorarán una vez que se hayan tomado medidas para mejorar la calidad del aire, los pacientes que hayan adquirido una SQM seguirán experimentando síntomas, a pesar de la reducción de la exposición. Los esfuerzos por mejorar aún más la calidad del aire suelen ser frustrantes para el paciente y el empresario.
En fases posteriores de la evolución de la SQM, el diagnóstico puede plantear dificultades debido a los aspectos crónicos de la enfermedad. Al cabo de muchos meses, el paciente con SQM suele sentirse deprimido y ansioso, al igual que otros pacientes médicos con enfermedades crónicas nuevas. Esto puede dar lugar a una exageración de las manifestaciones psiquiátricas, que pueden predominar sobre los síntomas estimulados por las sustancias químicas. Sin minimizar la importancia de la identifi- cación y el tratamiento de estas complicaciones de la SQM, ni siquiera la de la posibilidad de que la propia SQM sea de origen psicológico (véase más adelante), es necesario reconocer la SQM subyacente para desarrollar un tratamiento eficaz que resulte aceptable para el paciente.

sábado, 22 de mayo de 2010

Definición y diagnóstico

Aunque no existe unanimidad en la definición de la SQM, ciertos rasgos permiten diferenciarla de otros cuadros bien caracterizados:
• Los síntomas aparecen típicamente tras un incidente laboral o medioambiental perfectamente identificable, como la inhalación de gases o vapores nocivos u otras exposiciones tóxicas. Este suceso “iniciador” puede ser un episodio aislado, como la exposición a una pulverización de pesticida, o repetitivo, como una exposición excesiva y frecuente a un determinado disolvente. A menudo, el suceso o los sucesos aparentemente desencadenantes tienen efectos leves y pueden fundirse sin una delimitación clara en el síndrome que describimos a continuación.
• Se empiezan a observar síntomas agudos similares a los de la exposición previa al repetirse la exposición a niveles más bajos de diferentes materiales, como derivados del petróleo, perfumes y otros productos comunes en el trabajo y el hogar.
• Los síntomas afectan a varios órganos y sistemas. En la prác- tica totalidad de los casos se observan manifestaciones en el sistema nervioso central, como fatiga, confusión y cefaleas. Son frecuentes los síntomas respiratorios de vías altas y bajas, cardíacos, dérmicos, gastrointestinales y musculosqueléticos.
• Es frecuente que agentes muy diferentes entre sí desencadenen los síntomas a niveles de exposición muy inferiores a los valores TLV aceptados o recomendados.
• Son habituales los síntomas crónicos, como fatiga, dificultades cognitivas y alteraciones gastrointestinales y musculosqueléticas. En algunos casos estos síntomas persistentes pueden predominar sobre las reacciones a las sustancias químicas.
• Normalmente, no existe un trastorno objetivo de los órganos que explique el patrón o la intensidad de las manifestaciones. Los pacientes examinados durante las reacciones agudas pueden presentar hiperventilación o mostrar otras manifestaciones de exceso de actividad simpática.
• No existe ningún diagnóstico establecido que explique de manera sencilla este tipo de respuestas o síntomas.

viernes, 21 de mayo de 2010

Diagnóstico de las enfermedades profesionales de la piel: Areas afectadas

Areas afectadas. Las manos, dedos, muñecas y antebrazos son las zonas más afectadas. La dermatosis causada por la exposición al polvo y a los humos suele aparecer en la frente, la cara y la cara anterior del cuello. La autosensibilización (diseminación) puede diseminar una dermatosis profesional o no profesional.

jueves, 20 de mayo de 2010

Diagnóstico de las enfermedades profesionales de la piel: Aspecto de las lesiones.

Los elementos siguientes son un parte importante del diagnós- tico clínico:

• Aspecto de las lesiones. Las dermatosis de contacto eccematosas agudas o crónicas son las más comunes. Pueden presentarse lesiones granulomatosas ulcerativas, neoplásicas, pigmentarias, acneiformes o foliculares, y trastornos como el síndrome de Raynaud y la urticaria de contacto.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Factores no profesionales en las enfermedades profesionales de la piel: Diagnóstico de las enfermedades profesionales de la piel

El mejor método para determinar la causa y el efecto de las enfermedades cutáneas profesionales es una historia detallada, en la que se investigará el estado de salud pasado y presente y la situación laboral del trabajador. Es importante conocer los antecedentes familiares, sobre todo las alergias y las enfermedades personales pasadas y de la infancia. Deberá registrarse el tipo de trabajo, los materiales que se manipulan y el tiempo de permanencia en ese puesto. Es importante saber cuándo y dónde apareció la erupción, cómo evoluciona ésta fuera del trabajo, si hay otros trabajadores afectados, qué productos se utilizaron para limpiar y proteger la piel y qué fármacos se han empleado en el tratamiento (automedicación y medicamentos prescritos); así como si el trabajador tiene la piel seca, eccema crónico de manos, psoriasis u otros problemas cutáneos; además, hay que comprobar qué medicamentos se utilizaron en el tratamiento de cualquier enfermedad concreta, y, por último, qué materiales se han utilizado en actividades domésticas como la jardinería, el trabajo en madera o la pintura.

martes, 18 de mayo de 2010

Vértigo en el lugar del trabajo Factores de riesgo


El vértigo y la desorientación, que pueden cronificarse, son síntomas comunes en los trabajadores expuestos a los disolventes orgánicos; además, la exposición prolongada puede provocar signos objetivos de disfunción del sistema del equilibrio (p. ej., control reflejo vestibuloocular anormal), incluso en personas que no sufren síntomas subjetivos de vértigo (Gyntel- berg y cols. 1986; Möller y cols. 1990). Los cambios de presión en los vuelos o la inmersión pueden producir una lesión del órgano vestibular asociada a vértigo y pérdida de audición súbita, que deben tratarse de forma inmediata (Head 1984). Existe alguna evidencia de que la pérdida de audición inducida por el ruido puede acompañarse de lesión en los órganos vestibulares (van Dijk 1986). Las personas que trabajan durante períodos prolongados con pantallas de ordenador refieren a veces vértigo; la causa de este trastorno no está clara, aunque puede relacio- narse con una combinación de rigidez de nuca y percepción de estímulos visuales en movimiento.

lunes, 17 de mayo de 2010

Disfunción del sistema del equilibrio: Diagnóstico y tratamiento

Todos los casos de vértigo requieren atención médica para asegurar la detección y el tratamiento adecuado de todos los procesos peligrosos (relativamente raros) que pueden causarlo. Para mejorar los síntomas del vértigo agudo a corto plazo pueden administrarse medicamentos y, rara vez, debe realizarse una intervención quirúrgica. Sin embargo, si la causa del vértigo es un trastorno vestibular, los síntomas suelen desaparecer con el tiempo, al adaptarse los integradores centrales al patrón alterado de aferencias vestibulares, de la misma forma que los marineros continuamente expuestos al movimiento de las olas adquieren de forma gradual sus “piernas de marinero”. Para que esto ocurra, es esencial continuar realizando movimientos vigorosos que estimulen el sistema del equilibrio, aunque estos causen al principio molestias y sensación de vértigo. Como los síntomas del vértigo son muy molestos y provocan miedo a los pacientes, a veces conviene aplicar fisioterapia y ofrecer apoyo psicológico para contrarrestar la tendencia natural a restringir las actividades
(Beyts 1987; Yardley 1994).

domingo, 16 de mayo de 2010

Disfunción del sistema del equilibrio: Causas centrales de vértigo

Aunque la mayoría de los casos de vértigo se atribuyen a trastornos periféricos (sobre todo vestibulares), los síntomas de desorientación pueden tener su origen en el tronco encefálico, el cerebelo o la corteza cerebral. El vértigo por disfunción central se acompaña casi siempre de algún otro síntoma de trastorno neurológico central, como sensación de dolor, hormigueo o entumecimiento en la cara o las extremidades, dificultad para hablar o tragar, cefaleas, alteraciones visuales y pérdida del control motor o de la consciencia. Las causas centrales más comunes de vértigo son los trastornos del aporte sanguíneo al cerebro (desde migrañas a ictus), epilepsia, esclerosis múltiple, alcoholismo y, ocasionalmente, tumores. El vértigo y el desequilibrio pasajeros son un efecto secundario potencial de una amplia serie de fármacos, incluidos analgésicos de uso muy común, anticoncep- tivos y fármacos empleados en el control de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la enfermedad de Parkinson y, sobre todo, de los medicamentos de acción central como estimulantes, sedantes, antiepilépticos, antidepresivos y tranquilizantes (Ballantyne y Ajodhia 1984).

sábado, 15 de mayo de 2010

Identificación y diagnóstico Paso 4: Evaluación clínica del asma en el trabajo, o ensayo diagnóstico de reincorporación al trabajo.

Con frecuencia, la prueba fisiológica más asequible de obstrucción de las vías aéreas es la espirometría. Con el fin de mejorar la reproducibilidad, la espirometría debe ser dirigida por un técnico preparado. Por desgracia, la espirometría de un solo día realizada antes y después del turno de trabajo no es sensible ni específica para determinar la obstrucción de las vías aéreas asociada al trabajo. Es probable que si se realizaran espirometrías múltiples cada día durante y después de varios días laborales, la exactitud diagnóstica mejoraría, aunque este aspecto no se ha evaluado adecuadamente todavía.
Debido a las dificultades de la espirometría realizada antes y después del turno de trabajo, la medición seriada del PEF se ha convertido en una importante técnica diagnóstica para el AO. Utilizando un medidor portátil de bajo costo, las mediciones de PEF se registran cada dos horas durante las horas de vigilia. Para

mejorar la sensibilidad, las mediciones deben realizarse durante un período en el que el trabajador esté expuesto a los agentes causales sospechados en el trabajo y esté experimentando un patrón de síntomas relacionados con el trabajo. Las mediciones se repiten tres veces cada una de las ocasiones, y se realizan cada día en el trabajo y fuera de él. Deben continuarse durante un mínimo de 16 días consecutivos (p. ej., dos semanas laborales de cinco días
y tres fines de semana libres) si el paciente tolera sin riesgos el continuar trabajando. Las mediciones del PEF se registran en un diario junto con anotaciones sobre las horas laborales, los síntomas, el uso de medicaciones broncodilatadoras y las exposi- ciones importantes. Para facilitar la interpretación, los resultados del diario se deben representar a continuación en un gráfico. Ciertos patrones sugieren AO, pero ninguno es patognomónico, y a menudo es de utilidad la colaboración de un lector experto en la interpretación de los datos. Las ventajas de las pruebas seriadas de PEF son su bajo coste y su razonable correlación con los resultados de las pruebas de provocación bronquial. Las desventajas son el grado importante de colaboración requerido por parte del paciente, la incapacidad para confirmar definitivamente que los datos son exactos, la ausencia de un método de interpretación normalizado y la necesidad de que ciertos trabajadores se ausenten durante 1 ó 2 semanas consecutivas del trabajo para mostrar una mejoría significativa. Los espirómetros electrónicos portátiles diseñados para la automonitorización del paciente, si se dispone de ellos, pueden resolver algunos de los inconvenientes de las pruebas seriadas de PEF.
Las medicaciones contra el asma tienden a reducir el efecto de las exposiciones laborales sobre las mediciones del flujo aéreo.Sin embargo, no es recomendable interrumpir la medica- ción durante la monitorización del flujo aéreo en el trabajo. Es mejor que el paciente se mantenga con una dosis mínima cons- tante de seguridad de fármacos antiinflamatorios durante todo el proceso diagnóstico, con una estrecha monitorización de los síntomas y de las vías aéreas, anotando en el diario la utilización de broncodilatadores de acción corta.
La no observación de cambios en el PEF relacionados con el trabajo mientras un paciente está trabajando sus horas habituales no excluye el diagnóstico de AO, ya que muchos pacientes necesitan más de un fin de semana de dos días para mostrar una mejoría significativa del PEF. En este caso, debe considerarse la posibilidad de una prueba diagnóstica de retirada del trabajo ampliada (Paso 5). Si el paciente todavía no se ha sometido a pruebas cuantitativas de HRB y no existen contraindicaciones médicas, éste es el momento de realizarlas, inmediatamente después de al menos dos semanas de exposición en el lugar de trabajo.

viernes, 14 de mayo de 2010

Identificación y diagnóstico Paso 3: Valoración inmunológica, si procede

Las pruebas cutáneas o serológicas (p. ej., RAST) permiten demostrar una sensibilización inmunológica a un agente específico del lugar de trabajo. Estas pruebas inmunológicas se han usado para confirmar la relación del asma con un trabajo dado y, en algunos casos, eliminan la necesidad de realizar pruebas específicas de provocación por inhalación. Por ejemplo, entre un conjunto de pacientes expuestos al psilio y con una historia clínica compatible con AO, asma documentada o hiperreactividad de las vías aéreas y evidencias de sensibilización inmunológica al psilio, en cerca del 80 % se confirmó la existencia de AO mediante pruebas específicas de provocación bronquial (Malo y cols. 1990). En la mayoría de los casos, la importancia diagnóstica de las pruebas inmunológicas negativas es menos clara. La sensibilidad diagnóstica de las pruebas inmunológicas depende fundamentalmente de que estén incluidos en las pruebas todos los antígenos causales probables del lugar de trabajo o los complejos hapteno-proteína. Aunque no se ha defi- nido con exactitud la implicación de la sensibilización para un paciente asintomático, el análisis de los resultados agrupados puede ser de utilidad para evaluar los controles ambientales. La utilidad de la evaluación inmunológica es mayor para los agentes para los que existen test estandarizados in vitro o reactivos cutáneos para Prick-Test, como sales de platino y detergentes enzimáticos. Por desgracia, la mayoría de los alergenos profesionales de interés no se encuentran en la actualidad disponibles en el mercado. La utiliza- ción de soluciones no comerciales en las pruebas de punción cutánea (Prick-Test) se ha asociado en ocasiones a reacciones graves, entre ellas anafilaxia, por lo que es preciso actuar con precaución.
Si los resultados de los Pasos 1 y 2 son compatibles con AO, debe procederse a realizar una evaluación adicional si es posible. El orden y el alcance de la misma dependen de la disponibilidad de recursos diagnósticos, de la situación laboral del paciente y de la posibilidad de realizar ensayos diagnósticos de retirada y reincorporación al trabajo, según se indica en la Tabla 10.7. Si no es posible realizar una evaluación adicional, el diagnóstico debe basarse en la información disponible en este momento.

jueves, 13 de mayo de 2010

Identificación y diagnóstico Paso 2: Evaluación fisiológica para determinar una obstrucción reversible de las vías aéreas y/o hiperreactividad bronquial inespecífica

Si el registro médico contiene suficientes datos fisiológicos que apoyen el diagnóstico de asma (NAEP 1991) es posible prescindir del Paso 2. En caso contrario, debe realizarse una espirometría dirigida por un técnico, a ser posible después de un turno de trabajo en un día en que el paciente esté experimentando síntomas de asma. Si la espirometría pone de manifiesto la exis- tencia de una obstrucción de las vías aéreas que revierte con broncodilatador se confirma el diagnóstico de asma. En los pacientes que no presentan datos claros de obstrucción al flujo aéreo en la espirometría deben realizarse pruebas cuantitativas de HRB utilizando metacolina o histamina, a ser posible el mismo día. Dichas pruebas de HRB en esta situación son un procedimiento crucial por dos motivos. En primer lugar, a menudo son capaces de identificar a los pacientes que presentan un AO leve o en sus primeras fases, que son los que más probabilidades tienen de curarse, pero que se pasarían por alto si las pruebas se detuvieran al obtener una espirometría normal. En segundo lugar, si la HRB es normal en un trabajador que está sometido a exposición continuada en el medio ambiente de trabajo asociada a los síntomas, en general puede descartarse el AO sin realizar más pruebas. Si es anormal, la evaluación puede continuar a los Pasos 3 o 4, y el grado de HRB puede ser de utilidad para monitorizar al paciente y detectar una mejoría después de realizar un ensayo diagnóstico de retirada del sujeto de la exposición causal sospe- chada (Paso 5). Si la espirometría revela una limitación significativa del flujo aéreo que no mejora con el broncodilatador por vía inhalatoria, debe considerarse la realización de una reevaluación después de un ensayo de tratamiento más prolongado que incluya la administración de corticoides. (ATS 1995; NAEP 1991).

miércoles, 12 de mayo de 2010

El permiso por maternidad: Los requisitos para disfrutar del permiso por mater nidad

La legislación de la mayoría de los países reconoce el derecho de la mujer a disfrutar de un permiso por maternidad mediante el establecimiento de su período de duración, de modo que basta con que una mujer se encuentre trabajando en el momento del inicio del permiso para tener derecho a ello. Sin embargo, en cierto número de países se exige que la mujer haya trabajado durante un plazo mínimo antes de la fecha de libranza, plazo que va desde las 13 semanas, en Ontario o Irlanda, a los dos años, en Zambia.
En varios países, se exige que la mujer haya trabajado un determinado número de horas semanales o mensuales para tener derecho al permiso y a otras prestaciones por maternidad, lo que puede dar lugar, cuando el umbral que se fija es alto (como las 35 horas semanales requeridas en Malta), a la exclu- sión de un gran número de mujeres, que representan la mayoría de los trabajadores a tiempo parcial. En algunos casos, estos umbrales se han reducido recientemente (por ejemplo, en Irlanda, de 16 a ocho horas semanales).

Un pequeño grupo de países limita el número de veces que una mujer puede solicitar el permiso por maternidad dentro de un determinado período (por ejemplo, dos años), o mientras trabaja para una misma empresa, o aun a lo largo de toda la vida de la trabajadora (por ejemplo, en Egipto o Malasia). En Zimbabwe, por ejemplo, pueden beneficiarse del permiso una vez cada 24 meses, hasta un máximo de tres veces, mientras trabajen para una misma empresa. En otros países, no se limita el número de permisos, pero sí las prestaciones en metálico
(por ejemplo, en Tailandia), o bien se conceden permisos de una duración menor con prestaciones (por ejemplo, en Sri Lanka, 12 semanas para los primeros dos hijos y seis para el tercero y restantes). Parece estar aumentando el número de países que limitan el derecho a los permisos y prestaciones por maternidad a un cierto número de embarazos, de hijos nacidos o de hijos supervivientes (entre dos y cuatro), aunque no está claro en absoluto que la duración del permiso sea un factor decisivo en las decisiones de los padres sobre el tamaño de la familia.

martes, 11 de mayo de 2010

El permiso por maternidad: La duración normal del permiso

El Convenio OIT relativo a la protección de la maternidad 1919 (nº 3), establecía que “no se permitirá el trabajo de la mujer durante las seis semanas siguientes al parto; (y) tendrá derecho a dejar de trabajar si aporta un certificado médico en el que se declare que el parto tendrá probablemente lugar dentro de las seis semanas siguientes”. El Convenio OIT relativo a la protec- ción de la maternidad (revisado), 1952 (nº 103), confirma el permiso de 12 semanas, incluyendo la prohibición de trabajo en las seis semanas siguientes al parto, pero no determina de modo imperativo la utilización de las seis semanas restantes. La Reco- mendación sobre la protección de la maternidad, 1952 (nº 95), propone un permiso de 14 semanas. La mayor parte de los países estudiados cumplen el criterio de las doce semanas, y al menos un tercio garantiza un período aún más largo.
En varios países se permite elegir la distribución del permiso de maternidad. En algunos de ellos, la ley no prescribe su distri- bución (por ejemplo, en Tailandia) y las mujeres tienen derecho a iniciarlo cuando lo deseen, mientras que en otros se establece el número de días que deben tomarse tras el parto, pudiéndose disponer del resto antes o después de éste.
Otros países no permiten ninguna flexibilidad: la ley establece dos períodos de descanso, antes y después del parto, que pueden ser iguales, especialmente cuando el tiempo total de descanso es relativamente corto. Cuando éste excede de 12 semanas, el período prenatal es a menudo más corto que el posnatal
(por ejemplo, en Alemania, seis semanas antes y ocho semanas después del parto).
En un número relativamente pequeño de países (por ejemplo, Benin, Chile o Italia) está prohibido el empleo de las mujeres durante todo el período de permiso por maternidad. En otros, se establece un tiempo obligatorio de permiso, a menudo después del parto, normalmente de seis semanas (por ejemplo, Barbados, Irlanda, India o Marruecos). El número de países que establecen algún plazo imperativo de permiso antes del parto ha aumentado en la última década. En algunos países, por el contrario, no hay período de permiso obligatorio (por ejemplo, en Canadá), por considerarse que el permiso es un derecho que debe ejercitarse libremente y que el tiempo concedido debe disponerse del modo que mejor convenga a los intereses y necesidades personales de cada mujer.

lunes, 10 de mayo de 2010

El permiso por maternidad

El tiempo de descanso por parto varía entre unas pocas semanas y varios meses, dividido a menudo en dos partes, antes y después del nacimiento del hijo. En algunos países, se establece dentro de este período un plazo en el que se prohíbe el trabajo, para garantizar que la mujer disfrute un descanso suficiente. El período de permiso se amplía normalmente en los casos de enfermedad, parto prematuro o tardío y nacimientos múltiples, y se reduce en caso de aborto espontáneo, alumbramiento de un feto muerto o fallecimiento del niño.

domingo, 9 de mayo de 2010

CODO: Artrosis

La artrosis, o enfermedad degenerativa resultante de la degradación del cartílago, casi nunca se observa en el codo en personas menores de 60 años. Sin embargo, se ha encontrado una preva- lencia excesiva de artrosis en algunos grupos profesionales cuyo trabajo conlleva la utilización intensiva de herramientas de mano
u otros trabajos manuales pesados, como los mineros del carbón y los trabajadores de la construcción. También se han publicado estudios válidos que no encuentran un riesgo excesivo en tales trabajos. La artrosis del codo se ha asociado a la vibración, aunque se cree que no es específica de la vibración.
Los síntomas son dolor local, al principio durante el movi- miento y después también en reposo, y limitación de la amplitud de movimientos. En presencia de cuerpos libres en la articula- ción, puede producirse el bloqueo de la misma. La pérdida de la capacidad de extender la articulación por completo resulta especialmente discapacitante. Las anomalías radiológicas observadas consisten en el crecimiento de tejido óseo nuevo en los sitios en que los ligamentos y tendones están en contacto con el hueso. A veces es posible observar fragmentos sueltos de cartílago o de hueso. La lesión del cartílago articular puede dar lugar a la destrucción del tejido óseo subyacente y a la deformación de las superficies articulares.
En la prevención y el tratamiento de la artrosis del codo destaca la optimización de la carga de trabajo mediante la mejora de las herramientas y de los métodos de trabajo, a fin de disminuir las cargas mecánicas impuestas a la extremidad superior, y reducir al mínimo la exposición a la vibración. Se puede realizar tratamiento con movimientos activos y pasivos para reducir al mínimo las limitaciones de la amplitud de movimiento.

sábado, 8 de mayo de 2010

CODO: Bursitis del olécranon


La bursitis del olécranon es una inflamación del saco lleno de líquido que está situado en el lado dorsal del codo (bolsa del olécranon). Puede estar causada por traumatismos mecánicos repetidos (bursitis traumática o “del estudiante”). También puede ser debida a infección o asociarse a la gota. Existen tumefacción local y movimiento ondulante a la palpación debido a la acumu- lación de líquido en la bolsa. El aumento de la temperatura cutánea indica la existencia de un proceso infeccioso (bursitis séptica).

viernes, 7 de mayo de 2010

CODO: Epicondilitis


La epicondilitis es un proceso doloroso que se produce en el codo, en donde los músculos que permiten el movimiento de la muñeca y los dedos contactan con el hueso. Cuando este proceso doloroso se produce en la parte externa, se denomina codo de tenista (epicondilitis externa). Cuando tiene lugar en la parte interna de la articulación del codo, se denomina codo de golfista (epicondilitis interna). El codo de tenista es una enfermedad bastante frecuente en la población general, y en algunos estudios se ha observado una alta incidencia en algunos grupos profesionales con tareas manuales intensivas (Tabla 6.6); es más frecuente que la epicondilitis interna.
Se cree que la epicondilitis está causada por esfuerzos repetitivos e intensos de la muñeca y de los dedos; no obstante, estu- dios controlados han dado resultados contradictorios con respecto al papel de las tareas manuales intensivas en el desa- rrollo de la enfermedad. Los traumatismos también pueden tener su papel, y la proporción de casos ocurridos después de un traumatismo ha oscilado entre el 0 y el 26 % en diferentes estudios. La epicondilitis suele aparecer a partir de los 40 años de edad, y es rara antes de los 30 años. Se sabe poco acerca de otros factores de riesgo individuales. Una idea común acerca de su fisiopatología es la existencia de un desgarro en la inserción de los músculos. Los síntomas consisten en dolor, especialmente durante los ejercicios de la mano y la muñeca; la prensión de un objeto con el codo extendido puede ser sumamente dolorosa. Existen varios conceptos sobre la patogenia de la epicondilitis. La duración suele oscilar entre varias semanas y algunos meses, tras lo cual suele producirse una recuperación completa. Entre los trabajadores con tareas intensivas, la duración de la baja laboral por epicondilitis se ha situado alrededor de las dos semanas o ligeramente por encima.