domingo, 28 de febrero de 2010

Impacto de la política de instrumentos internacionales (I)

La denominada reforma del medio ambiente de trabajo que tuvo lugar en la mayor parte de los países industrializados en los decenios de 1970 y 1980 dio lugar a la aprobación de importantes instrumentos y directrices internacionales, que reflejaban las reacciones de las políticas de salud en el trabajo ante las nuevas necesidades de la vida laboral y la consecución de un consenso internacional sobre el desarrollo de la salud y la seguridad en el trabajo.
La OIT puso en práctica en 1976 el Programa Internacional para el Mejoramiento de las Condiciones y del Medio Ambiente de Trabajo (PIACT) (El Mejoramiento de las Condiciones y del Medio Ambiente de Trabajo: un Programa Internacional (PIACT), 1984; Septuagésima primera reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, 1985). El Convenio de la OIT sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo, 1981 (nº 155), con su Recomendación de acompañamiento (nº 164) y el Convenio de la OIT sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (nº 161) y su Recomendación de apoyo (nº 171) ampliaron la influencia de la OIT en el desarrollo de la seguridad y la salud en el trabajo. El 31 de mayo de 1995 se habían registrado ya 40 ratificaciones de estos Convenios, pero sus efectos prácticos fueron muy superiores al número de ratificaciones, ya que muchos países pusieron en práctica los principios contenidos en estos instrumentos pese a no poder ratificarlos.
Simultáneamente, la Estrategia Global de la OMS Salud para Todos para el Año 2000 (Health for All by the Year 2000, HFA)(1981), introducida por primera vez en 1979, fue seguida en el decenio de 1980 por la introducción y puesta en práctica de estrategias regionales y nacionales de HFA, en las que la salud de los trabajadores constituía un elemento esencial. En 1987, la OMS introdujo un Programa de Acción para la Salud de los Trabajadores y en 1994 los Centros Colaboradores de la OMS para la Salud en el Trabajo desarrollaron la Estrategia Mundial para la Salud en el Trabajo para Todos (1995), avalada por el Consejo Ejecutivo de la OMS (EB97.R6) y unánimemente aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 1996 (AMS 49.12).

sábado, 27 de febrero de 2010

Disponibilidad de servicios de salud en el trabajo

Los servicios de salud en el trabajo están desigualmente distribuidos en el mundo (OMS 1995b). En la Región Europea, en torno a la mitad de la población activa carece aún de una cober- tura aceptable de servicios de salud en el trabajo, aunque la variación entre países es muy grande, oscilando entre el 5 % y el 90 %. Los países de Europa Central y Oriental, actualmente en transición, están encontrando dificultades para prestar estos servi- cios debido a la reorganización de sus actividades económicas y a la descomposición de las grandes industrias centralizadas en unidades más pequeñas.
En otros continentes se registran cifras de cobertura inferiores. Sólo unos pocos países (Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Israel) muestran cifras comparables a las de Europa Occidental. En las típicas regiones en vías de desarrollo, la cobertura de los servicios de salud por empleado oscila, en el mejor de los casos, entre el5%y el 10 %, encontrándose princi- palmente los servicios en las empresas manufactureras y quedando algunos sectores industriales, agrícolas, autónomos y de pequeñas empresas y el sector informal completamente faltos de cobertura. Incluso en los países con altas tasas de cobertura hay desfases, con prestaciones insuficientes para las pequeñas empresas, ciertos trabajadores móviles, la construcción, la agricultura y los trabajadores autónomos.
Hay, por tanto, una necesidad universal de aumentar la cobertura de trabajadores mediante servicios de salud en el trabajo. En varios países, los programas de intervención para aumentar la cobertura han demostrado que es posible mejorar sustancialmente la disponibilidad de estos servicios en un período relativamente corto y a un coste razonable. Estas inter- venciones han mostrado mejorar tanto el acceso de los trabajadores a los servicios como la eficacia en función del coste de los servicios prestados.

viernes, 26 de febrero de 2010

NORMAS, PRINCIPIOS Y ENFOQUES DE LOS SERVICIOS DE SALUD EN EL TRABAJO

Este artículo se basa en las normas, principios y enfoques conte- nidos en el Convenio de la OIT sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (nº 161) y su Recomendación de acompañamiento (nº 171); el Convenio de la OIT sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo, 1981 (nº 155) y su Recomendación de acompañamiento (nº 164); y el Documento de trabajo de la Décimo segunda reunión del Comité Mixto OIT/OMS sobre Medicina del Trabajo, celebrada los días 5-7 de abril de 1995.
El Convenio de la OIT sobre los servicios de salud en el trabajo (nº 161) define los “servicios de salud en el trabajo” como servicios investidos de funciones esencialmente preventivas y encargados de asesorar al empleador, y a los trabajadores y sus representantes acerca de los requisitos necesarios para establecer
y conservar un medio ambiente de trabajo seguro y saludable que favorezca una salud física y mental óptima en relación con el trabajo y de la adaptación de éste a las capacidades de los trabajadores, habida cuenta de su estado de salud física y mental.
La prestación de servicios de salud en el trabajo implica realizar actividades en el lugar de trabajo con el fin de proteger y promover la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores, así como mejorar las condiciones y el medio ambiente de trabajo. Estos servicios se prestan por profesionales de la salud en el trabajo que actúan individualmente o integrados en servicios especiales de la empresa o en servicios externos.
El campo de la salud en el trabajo es más amplio y no abarca sólo las actividades realizadas por el servicio de salud en el trabajo. Es una actividad interdisciplinaria e intersectorial en la que participan, además de los profesionales de la salud y la segu- ridad en el trabajo, otros especialistas tanto de la empresa como no pertenecientes a ella, así como las autoridades competentes, las empresas y los trabajadores y sus representantes. Este tipo de participación hace necesario un sistema bien desarrollado y coordinado en el lugar de trabajo. La infraestructura necesaria debería comprender todos los sistemas administrativos, organizativos y operativos necesarios para realizar con éxito las tareas de salud en el trabajo y garantizar su desarrollo sistemático y su mejora continua.
La infraestructura más elaborada para las actividades de salud en el trabajo se describe en el Convenio de la OIT sobre seguridad y salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo,1981 (nº 155) y en el Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (nº 161).
El establecimiento de servicios de salud en el trabajo según los modelos recomendados por el Convenio nº 161 y su Recomendación de acompañamiento nº 171 es una de las opciones. En todo caso, aunque es evidente que los servicios de salud en el trabajo más avanzados son los acordes a los instrumentos de la OIT, pueden emplearse también otros tipos de infraestructuras. La medicina del trabajo, la higiene del trabajo y la seguridad en el trabajo pueden practicarse separada o conjuntamente en el ámbito de un mismo servicio de salud en el trabajo.
El servicio de salud en el trabajo puede ser una entidad integrada única o una combinación de varios servicios de salud y seguridad unidos por una preocupación común por la salud y el bienestar de los trabajadores.

jueves, 25 de febrero de 2010

Estructura de un programa global

En muchas organizaciones, sobre todo en las más pequeñas, el programa de promoción de la salud y de prevención de enfermedades se limita a una o varias actividades en gran parte específicas, relacionadas, en su caso, informalmente entre sí, de escasa o nula continuidad y a menudo impulsadas por un episodio concreto y abandonadas cuando el recuerdo de éste se desvanece. Un programa auténticamente global debe contar con una estructura formal que comprenda varios elementos integrados, como los siguientes:

• clara exposición de objetivos aprobados por la dirección y aceptables para los trabajadores;
• apoyo explícito por parte de la dirección y, en su caso, de las organizaciones de trabajadores, a la continua asignación de recursos adecuada para lograr los objetivos previstos;
• adecuada ubicación en la organización, coordinación eficaz con otras actividades referentes a la salud y comunicación de los planes incluidos en el programa a los mandos intermedios y
a los trabajadores de las distintas divisiones y departamentos. Algunas organizaciones han considerado oportuno crear un comité paritario compuesto por representantes de todas las escalas y segmentos de la plantilla por razones “políticas”, así como para contribuir al diseño del programa;
• designación de un “director de programa” dotado de las cuali- ficaciones administrativas requeridas, que cuente con forma- ción y experiencia en materia de promoción de la salud o que pueda acceder a consultores que impartan los conocimientos prácticos necesarios;
• adopción de un mecanismo de retroinformación generada por los participantes y, si es posible, también por los que no parti- cipan, para confirmar la validez del diseño del programa y comprobar la popularidad y utilidad de determinadas actividades del mismo;
• adopción de procedimientos para mantener la confidencialidad de la información personal;
• utilización de un registro sistemático que permita el seguimiento de las actividades, de la participación y de los resultados como base para su control y potencial evaluación;
• recopilación y análisis de los datos pertinentes disponibles con vistas a la evaluación científica del programa o, cuando ésta no sea factible, presentación de un informe periódico a la dirección que justifique la continuación de la asignación de recursos y sirva como base para la adopción de posibles modificaciones del programa.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Requisitos básicos de un programa de primeros auxilios

Los primeros auxilios deben considerarse parte de una buena gestión y de la seguridad en el trabajo. La experiencia de los países en los que los primeros auxilios están plenamente establecidos indica que el modo más adecuado de garantizar su eficacia es que la legislación los considere obligatorios. En los países que han adoptado este criterio, los requisitos principales se establecen en una legislación específica o, en la mayoría de los casos, en códigos laborales nacionales o disposiciones normativas similares. En estos casos, la normativa complementaria contiene disposiciones más detalladas. En la mayoría de los casos, la responsabilidad global de la empresa respecto de la prestación y la organización de los primeros auxilios está contenida en la legis- lación básica. Los elementos básicos de un programa de primeros auxilios son los siguientes:

martes, 23 de febrero de 2010

Disponibilidad de otros servicios de salud

El nivel de formación y el grado de organización de los primeros auxilios están determinados, básicamente, por la proximidad de la empresa a servicios sanitarios de fácil acceso y por su integra- ción con ellos. Una relación estrecha, con un flujo adecuado de información, que permita evitar los retrasos en el transporte y en la solicitud de ayuda, puede ser más decisiva para obtener buenos resultados que las habilidades en la aplicación de procedimientos médicos. Todo programa de primeros auxilios en el lugar de trabajo debe adaptarse al servicio médico que proporciona la asistencia definitiva a los trabajadores lesionados y convertirse en una extensión del mismo.

lunes, 22 de febrero de 2010

Otras características de la empresa

La configuración de la empresa (es decir, el lugar o lugares en los que los trabajadores realizan su actividad) es importante para la planificación y organización de los primeros auxilios. La empresa puede estar ubicada en un solo lugar o distribuida en varios lugares dentro de una ciudad o región, o incluso por todo el país. Los trabajadores pueden estar asignados a zonas distantes de la central de la empresa, como ocurre en la agricultura, en la explotación forestal, en la construcción y en otras actividades. Este hecho influye en la provisión de equipo y material, en el número y la distribución del personal de primeros auxilios y en los medios dispuestos para el salvamento de los trabajadores lesionados y su transporte a centros médicos más especializados.
Algunas empresas tienen carácter temporal o estacional. Esto significa que algunos lugares de trabajo existen sólo de forma temporal o que en el mismo lugar de trabajo algunas funciones se realizan sólo durante períodos determinados de tiempo y, por consiguiente, pueden conllevar riesgos diferentes. Los primeros auxilios deben estar disponibles siempre que sea necesario, inde- pendientemente de que la situación cambie, y han de planificarse de acuerdo con estas circunstancias.
En algunas situaciones, los trabajadores de más de una empresa trabajan juntos en proyectos conjuntos o de forma coyuntural, como ocurre en la construcción. En estos casos, las empresas pueden establecer acuerdos para aunar su prestación de primeros auxilios. Es necesario asignar claramente las respon- sabilidades y que los trabajadores de cada empresa conozcan adecuadamente cómo está dispuesta la prestación de primeros auxilios. Las empresas deben procurar que la organización de los primeros auxilios para esta situación concreta sea lo más sencilla posible.

domingo, 21 de febrero de 2010

MULTISENSIBILIDAD QUIMICA

Introducción

Desde el decenio de 1980 se conoce un nuevo síndrome clínico en medicina medioambiental y del trabajo, caracterizado por la aparición de diferentes síntomas tras la exposición a niveles redu- cidos de sustancias químicas artificiales, aunque todavía no existe una definición ampliamente aceptada. Este trastorno puede afectar a individuos que han sufrido un solo episodio o episodios repetidos de un accidente químico, como una intoxicación con un disolvente o un pesticida. Posteriormente, muchos tipos de contaminantes medioambientales presentes en el aire, los alimentos o el agua pueden provocar una gran variedad de síntomas a dosis inferiores a las que causan reacciones tóxicas en otras personas.
Aunque puede que no exista una alteración cuantificable en órganos específicos, las molestias dan lugar a disfunción y disca- pacidad. Si bien probablemente estas reacciones idiosincráticas
a sustancias químicas no sean un fenómeno nuevo, se cree que los pacientes con sensibilidades químicas múltiples (SQM), como se suele denominar a este síndrome, acuden a la consulta de los médicos con mucha mayor frecuencia que antes. Este síndrome está lo bastante extendido para generar una considerable controversia pública acerca de quiénes deben encargarse del trata- miento de los pacientes que sufren este trastorno y quién debe costear dicho tratamiento, pero todavía hay que investigar numerosos aspectos científicos del problema, como su etiología, patogenia, tratamiento y prevención. A pesar de todo, es evidente que la SQM existe y que causa una importante morbi- lidad entre los trabajadores y la población general. El presente artículo pretende exponer lo que se sabe en estos momentos sobre este trastorno, con la esperanza de mejorar su conoci- miento y tratamiento a pesar de la incertidumbre que le rodea.

sábado, 20 de febrero de 2010

Conclusiones de el SINDROME DEL EDIFICIO ENFERMO

El SEE es un fenómeno que puede afectar a un individuo, pero que se suele observar en grupos, se asocia a deficiencias técnicas y puede deberse a diferentes contaminantes y tipos de contaminantes. Al igual que ocurre en cualquier enfermedad, existe un componente psicológico personal que actúa como modulador del efecto y que puede dar lugar a la aparición de síntomas de inten- sidad variable con un mismo nivel de exposición.

viernes, 19 de febrero de 2010

Teorías etiológicas primarias: Evaluación del paciente

La exploración debe ir orientada a identificar o descartar algún componente importante de enfermedad relacionada con el edificio (ERE). Hay que identificar los posibles trastornos alérgicos y tomar las medidas terapéuticas más adecuadas. Sin embargo, debe tenerse presente que existen mecanismos no alérgicos que pueden contribuir a una importante carga sintomática residual. A veces se puede tranquilizar al paciente asegurándole que no presenta ninguna alteración clara con la ayuda de pruebas como la medición del flujo máximo con un aparato portátil o las pruebas de la función pulmonar antes y después del esfuerzo. Una vez descartados esos trastornos identificables o patológicamente verificables, es imperativo examinar el edificio, y para ello hay que recurrir a expertos en higiene o ingeniería industrial. De la documentación, el tratamiento y las soluciones para los problemas identificados hablaremos en la sección sobre control del medio ambiente interior de un edificio.

jueves, 18 de febrero de 2010

Factores no profesionales en las enfermedades profesionales de la piel: Tipo de piel y pigmentación

Las personas pelirrojas y las rubias de ojos azules, sobre todo las de origen celta, toleran menos la luz solar que las personas con tipos de piel más oscuros. Este tipo de piel también tolera peor la exposición a productos químicos y a plantas fotorreactivas y se sospecha que es más sensible a la acción de los agentes químicos irritantes primarios, incluidos los disolventes. En general, la piel negra tolera más la luz solar y los agentes químicos fotorreactivos y es menos propensa a la inducción de cáncer de piel. Sin embargo, la piel más oscura tiende a responder a los traumatismos mecánicos, físicos o químicos mostrando una pigmentación postinflamatoria y también es más propensa a formar queloides después de los traumatismos.
Las personas con ciertos tipos de piel, como las muy velludas, grasas y morenas, son más propensas a sufrir acné y foliculitis. Los trabajadores con piel seca y los que padecen ictiosis pueden presentar problemas si deben desarrollar su actividad laboral en ambientes con baja humedad o con agentes químicos que deshidratan la piel. La necesidad de llevar ropa protectora especial puede causar grandes molestias a los trabajadores que sudan de forma profusa. De la misma forma, los individuos con sobrepeso suelen presentar sarpullidos durante los meses cálidos en ambientes laborales con calor excesivo o en los climas tropicales. Aunque el sudor contribuye a enfriar la piel, también puede hidrolizar algunos compuestos químicos que actuarán como irri- tantes cutáneos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

en las enfermedades profesionales de la piel: Hiperhidrosis y Situaciones varias

Hiperhidrosis. La sudoración excesiva de las palmas de las manos y las plantas de los pies puede ablandar (macerar) la piel, sobre todo si es necesario utilizar guantes o calzados impermeables. Esto aumentará la vulnerabilidad de una persona a los efectos de otras exposiciones.

Situaciones varias. Los trabajadores con erupciones polimórficas ligeras, lupus discoide crónico eritematoso, porfiria o vitíligo tienen mayor riesgo, sobre todo si se exponen simultáneamente a la radiación ultravioleta de la luz natural o artificial.

martes, 16 de febrero de 2010

Factores no profesionales en las enfermedades profesionales de la piel: Dermatomicosis.

Dermatomicosis. Las infecciones fúngicas pueden empeorar por la actividad profesional. Si están afectadas las uñas, puede ser difícil valorar el papel de los agentes químicos o de los traumatismos en el trastorno. La tiña crónica del pie sufrirá empeoramientos periódicos, sobre todo si deben utilizarse calzados especiales cerrados.

lunes, 15 de febrero de 2010

Disfunción del sistema del equilibrio: Causas periféricas no vestibulares de vértigo

Numerosos clínicos consideran que los trastornos del cuello que alteran la información somatosensorial relacionada con el movimiento de la cabeza o interfieren con el aporte de sangre al sistema vestibular pueden provocar vértigo. Entre las causas más frecuentes se encuentran los traumatismos cervicales por “latigazo” y la artritis. En ocasiones, la inestabilidad se relaciona con una pérdida de sensibilidad en los pies y las piernas que puede estar causada por diabetes, consumo excesivo de alcohol, deficiencias vitamínicas, lesiones de la médula espinal y otros trastornos diversos. A veces, el origen de la sensación de vértigo o de movimiento ilusorio del medio ambiente se relaciona con algún trastorno de la información visual. La alteración de la visión puede ser provocada por debilidad de los músculos oculares o producirse durante el período de adaptación a lentes potentesoa gafas bifocales.

domingo, 14 de febrero de 2010

Disfunción del sistema del equilibrio: Causas vestibulares de vértigo

Las causas más comunes de disfunción vestibular son la infección (laberintitis o neuronitis vestibular) y el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), que se desencadena sobre todo al yacer sobre un lado. Los ataques recidivantes de vértigo grave que se acompañan de pérdida auditiva y ruidos (tinnitus) en un oído son típicos de un síndrome conocido como enfermedad de Menière. Los trastornos del oído medio (como las infecciones bacterianas, los traumatismos y el colesteatoma), los fármacos ototóxicos (que sólo deben utilizarse en situaciones de urgencia médica) y los traumatismos craneales también pueden provocar lesiones vestibulares.

sábado, 13 de febrero de 2010

Disfunción del sistema del equilibrio

En circunstancias normales, los estímulos aferentes de los sistemas vestibular, visual y somatosensorial son congruentes, pero si se produce un desajuste aparente entre las diferentes aferencias sensoriales al sistema del equilibrio, el resultado es una sensación subjetiva de vértigo, desorientación o una sensación ilusoria de movimiento. Si el vértigo es prolongado o grave se acompaña de síntomas secundarios como náuseas, sudor frío, palidez, fatiga e incluso vómitos. La interrupción del control reflejo de los movimientos oculares y de la postura puede provocar una imagen visual borrosa o vacilante, la tendencia a desviarse hacia un lado al caminar o a tambalearse y caer. El término médico para la desorientación provocada por la disfunción del sistema del equilibrio es “vértigo”, y puede tener su origen en cualquier trastorno de los sistemas sensoriales que intervienen en el equilibrio o bien en una integración central defectuosa. Sólo el 1 ó 2 % de la población consulta al médico cada año por la aparición de un vértigo, pero la incidencia de la sensación de mareo y desequilibrio aumenta de forma notable con la edad. La “cinetosis” es una forma de desorientación inducida por condiciones ambientales artificiales para las que nuestro sistema del equilibrio no está preparado por la evolución, como el transporte pasivo en coche o barco (Crampton 1990).

viernes, 12 de febrero de 2010

Identificación y diagnóstico Paso 1: Historia médica y ocupacional completas y exploración física dirigida. (II)

La historia clínica parece ser más adecuada para excluir que para confirmar el diagnóstico de AO, y una historia abierta realizada por un médico es mejor que un cuestionario cerrado. En un estudio se compararon los resultados de una historia clínica abierta realizada por especialistas en AO con un “patrón oro” de prueba de provocación bronquial específica en 162 pacientes remitidos para evaluación de una posible AO. Los investigadores comunicaron que la sensibilidad de una historia clínica indicativa de AO era del 87 %, la especificidad del 55 %, el valor predictivo positivo del 63%y el valor predictivo negativo del 83 %. En este grupo de pacientes remitidos, la prevalencia de asma y de AO fue del 80%y el 46% respectivamente (Malo y cols. 1991). En otros grupos de pacientes remitidos, los valores predictivos positivos de un cuestionario cerrado oscilaron entre el 8 y el 52 % para diferentes exposiciones en el lugar de trabajo. (Bernstein y cols.
1993). La aplicabilidad de estos resultados a otros entornos debe ser valorada por el médico.
La exploración física en ocasiones resulta de utilidad, y deben anotarse los hallazgos relacionados con el asma (p. ej., sibilan- cias, pólipos nasales, dermatitis eccematosa), irritación o alergia respiratoria (p. ej., rinitis, conjuntivitis) u otras posibles causas de síntomas.

jueves, 11 de febrero de 2010

Identificación y diagnóstico Paso 1: Historia médica y ocupacional completas y exploración física dirigida. (I)

La sospecha inicial de una posible AO en situaciones clínica y de lugar de trabajo apropiadas es un elemento clave, dada la impor- tancia de un diagnóstico y una intervención precoces para mejorar el pronóstico. El diagnóstico de AO o de AAT debe considerarse en todos los pacientes asmáticos que desarrollaron los síntomas siendo trabajadores adultos.(especialmente de aparición reciente) o en quienes la gravedad del asma ha aumentado de forma sustancial. También debe considerarse el AO en cualquier otro sujeto que presente síntomas de tipo asmático y que desempeñe un trabajo en el que se encuentre expuesto a agentes causantes de asma, o en aquellos que sospechen que sus síntomas están relacionados con el trabajo.
Se debe pedir a los pacientes con posible AO que proporcionen una historia profesional/medioambiental completa, con una cuidadosa documentación de la naturaleza y la fecha del inicio de los síntomas y del diagnóstico de asma, así como de posibles exposiciones causales en ese momento. Debe evaluarse la compatibilidad de la historia médica con la presentación clínica del AO descrita anteriormente, en particular el patrón temporal de los síntomas en relación con el horario de trabajo y con cambios en las exposiciones profesionales. Debe tomarse nota de las pautas de utilización de las medicaciones para el asma y de sus modificaciones, así como del período de tiempo mínimo fuera del trabajo necesario para obtener una mejoría de los síntomas. Son datos de interés a tener en cuenta las enfermedades respiratorias previas, las alergias/atopia, el hábito de fumar y otras exposiciones a agentes tóxicos, así como una historia familiar de alergia.
La exposición ocupacional y otras exposiciones ambientales a posibles agentes o procesos causantes de asma debe estudiarse a conciencia, con una documentación objetiva de las exposiciones si es posible. Las exposiciones sospechadas deben compararse con una lista exhaustiva de agentes documentados como causantes de AO (Harber, Schenker y Balmes 1996; ChanYeung y Malo 1994; Bernstein y cols. 1993; Rom 1992b), aunque la incapacidad para identificar agentes específicos no es infrecuente y la inducción de asma por agentes no descritos previamente también es posible. Algunos ejemplos ilustrativos se muestran en la Tabla 10.8. La historia profesional debe incluir detalles de empleos actuales y pasados de interés, con fechas, cargos desempeñados, tareas y exposiciones, sobre todo en relación con el trabajo actual y con el que desempeñaba el paciente en el momento de iniciarse los síntomas. Otros datos de la historia ambiental deben comprender una revisión de las exposiciones en el hogar o la comunidad que podrían causar asma. Resulta de utilidad comenzar la historia de la exposición de forma abierta, preguntando acerca de categorías amplias de agentes transportados por el aire: polvos (especialmente polvos orgánicos de origen animal, vegetal o microbiano), sustancias químicas, productos farmacéuticos y gases o vapores irritantes o visibles. Puede que el paciente identifique agentes específicos, procesos laborales o categorías genéricas de agentes que hayan desencadenado los síntomas. El pedir al paciente que describa paso a paso las actividades y exposiciones relacionadas con la jornada laboral sintomática más reciente puede proporcionar pistas útiles. Los materiales utilizados por compañeros de trabajo, o los liberados en altas concentraciones a partir de un vertido o de otra fuente pueden ser importantes. A menudo se puede obtener información adicional sobre el nombre del producto, los ingredientes y el nombre del fabricante, su dirección y número de teléfono. Es posible identificar agentes específicos llamando al fabricante o a través de diversas otras fuentes, como libros de texto, bases de datos en CD ROM o en centros de control de intoxicaciones. Dado que el AO es causada con frecuencia por niveles bajos de alergenos transportados por el aire, las inspecciones de higiene industrial en el lugar de trabajo que evalúan de forma cualitativa las exposiciones y las medidas de control a menudo son de mayor utilidad que la medición cuantitativa de los contaminantes atmosféricos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Identificación y diagnóstico (II)

La evaluación clínica meticulosa del AO puede llevar un tiempo considerable y ser cara y complicada. Puede requerir la realización de ensayos diagnósticos de retirada y reincorporación al trabajo, y a menudo es necesario que el paciente recoja de forma fiable en una gráfica medidas seriadas del máximo flujo espiratorio (PEF). Algunos componentes de la evaluación clínica (p. ej., pruebas específicas de provocación bronquial o pruebas cuantitativas para la HRB) pueden no ser fácilmente accesibles para muchos médicos. Otros componentes pueden sencillamente ser inalcanzables (p. ej., el paciente ya no trabaja, no se dispone de recursos diagnósticos, las mediciones seriadas del PEF son insuficientes). Es probable que la exactitud diagnóstica aumente si la evaluación clínica es más completa. En cada paciente, las decisiones relativas al alcance de la evaluación médica deberán sopesar los costes de dicha evaluación frente a las consecuencias clínicas, sociales, económicas y de salud pública de realizar un diagnóstico incorrecto o descartar un AO. Teniendo en cuenta estas dificultades, la Tabla 10.7 presenta un método escalonado para el diagnóstico del AO. Su finalidad es actuar como una guía general que facilite una evaluación diagnóstica exacta, práctica y eficiente, admitiendo que ciertos procedimientos diagnósticos sugeridos en ella pueden no estar disponibles en determinados entornos. El diagnóstico de AO conlleva establecer tanto el diagnóstico de asma como la relación de la misma con exposiciones en el lugar de trabajo. Después de cada paso, y para cada paciente, el médico debe determinar si el nivel de certeza diagnóstica alcanzado es suficiente para apoyar las decisiones necesarias, o si la evaluación debe continuar hasta el siguiente paso. Si se dispone de las instalaciones y los recursos necesarios, el tiempo y el coste de continuar la evaluación se suelen ver justificados por la impor- tancia de llevar a cabo una determinación exacta de la relación del asma con el trabajo. Se resumirán los aspectos clave de los procedimientos diagnósticos del AO; se encontrarán detalles en varias de las referencias (Chan-Yeung 1995; Bernstein y cols. 1993). Puede considerarse la consulta con un médico expe- rimentado en AO, dado que el proceso diagnóstico puede ser complicado.
El SDRVA, cuando está causado por una exposición ocupacional, suele considerarse como una subclase de AO. Se diagnos- tica clínicamente, utilizando los criterios de la Tabla 10.6. En los pacientes que han experimentado una lesión respiratoria sustan- cial por inhalaciones de irritantes de alto nivel se debe realizar una evaluación con el fin de detectar la persistencia de síntomas
y la presencia de obstrucción al flujo aéreo poco después del acontecimiento. Si la historia clínica es compatible con un SDRVA, la evaluación posterior debe incluir pruebas cuantitativas de HRB, si no están contraindicadas.
El AAT puede ser frecuente, y causar una importante carga evitable de discapacidad, pero lo publicado en relación con el diagnóstico, tratamiento y pronóstico es escaso. Como se resume en la Tabla 10.6, el AAT se reconoce cuando los síntomas de asma son previos a la exposición causal sospechosa, pero se agravan claramente por el ambiente de trabajo. El empeoramiento en el trabajo puede documentarse, ya sea mediante datos fisiológicos o mediante la evaluación de los registros médicos y la utilización de la medicación. La decisión de diagnosticar de AO
o de AAT la enfermedad de un paciente con una historia de asma en remisión que presenta una recidiva de síntomas asmáticos y que por lo demás cumple los criterios de AO es un juicio clínico. Se ha propuesto un año como un período lo suficientemente largo como para que la aparición de síntomas represente probablemente un proceso nuevo provocado por exposición en el lugar de trabajo, aunque todavía no existe consenso al respecto.

martes, 9 de febrero de 2010

Los límites de la protección

Las normas reguladoras de la protección a la mujer trabajadora están normalmente restringidas al sector formal de la economía, que en algunos casos representa sólo una pequeña parte de ésta, no siendo de aplicación a las trabajadoras de actividades no registradas de la economía informal o “sumergida”, que en muchos países son la mayoría. Persiste así, dentro de la tendencia mundial a mejorar y ampliar la protección a la maternidad, un reto importante: dar cobertura a un extenso sector de la población que vive y trabaja fuera de la economía formal.
En muchos países, la legislación laboral otorga protección a la maternidad para las mujeres que trabajan en empresas, sean industriales o no, del sector privado y, también a menudo, del sector público, pero excluye con frecuencia a las que trabajan en el hogar, a las empleadas domésticas y a las que lo hacen por cuenta propia o en empresas que utilizan sólo a miembros de una misma familia. Es importante la exclusión, bastante frecuente, de las empresas con una plantilla inferior a un cierto número de trabajadores (por ejemplo, en la República de Corea, cinco empleados fijos), ya que son muchas las mujeres que trabajan en pequeñas empresas.
En varios países, muchas mujeres con trabajos precarios, como los empleos temporales o eventuales en Irlanda, están excluidas de la legislación social, como también las trabajadoras a tiempo parcial, según el número de horas de trabajo, o, en ciertos casos, las que ocupan puestos directivos (por ejemplo, en Singapur o Suiza), las que tienen una remuneración superior a un determinado máximo (por ejemplo, en Mauricio) o las que cobran según el rendimiento (por ejemplo, en Filipinas). En algunos casos, poco frecuentes, no se concede permiso por maternidad a las mujeres solteras (por ejemplo, a las profesoras, en Trinidad y Tabago), mientras que en Australia (federal) se concede ese permiso a las trabajadoras y a sus cónyuges, inclu- yendo en este término a las parejas de hecho. Cuando se esta- blecen límites de edad (por ejemplo, en Israel, para las mujeres menores de 18 años), no suelen resultar excluidas demasiadas mujeres, ya que estos límites se fijan en torno al inicio de la edad fértil.
Los empleados públicos disfrutan a menudo de regímenes especiales, que les otorgan, a veces, condiciones más favorables que las del sector privado, como, por ejemplo, permisos de maternidad más largos, prestaciones en metálico por el importe del salario completo y no de un porcentaje de éste, permisos de paternidad más frecuentes o derechos de reincorporación al puesto de trabajo más claramente establecidos. En muchos países, estas buenas condiciones de los empleados públicos son un factor de progreso, ya que los convenios colectivos del sector privado suelen negociarse por referencia a sus normas de protec- ción de la maternidad.
De manera similar a la legislación laboral, aunque de forma aún más restrictiva, las normas de seguridad social limitan, en ocasiones, su aplicación a determinados sectores o categorías de trabajadores, aun cuando pueden también permitir el acceso a las prestaciones en metálico por maternidad a grupos sociales no cubiertos por aquélla, como las mujeres que trabajan en régimen autónomo o para sus maridos incluidos en este régimen. En muchos países en vías de desarrollo, la legislación de seguridad social se extiende sólo a un número limitado de sectores, debido a la falta de recursos del Estado.
En las últimas décadas, la cobertura de la legislación se ha extendido a un mayor número de sectores económicos y de categorías de trabajadores, aunque, pese a esta cobertura, el disfrute de ciertas ventajas, especialmente los permisos de maternidad y las prestaciones en metálico, pueden depender de ciertos requisitos de aplicabilidad, lo que determina que, a pesar de que la mayoría de los países protejan la maternidad, las mujeres trabajadoras no disfruten un derecho universal a esta protección.

lunes, 8 de febrero de 2010

LA PROTECCION DE LA MATERNIDAD EN LA LEGISLACION

La exposición a ciertos peligros para la salud y la seguridad en el trabajo o en el entorno laboral puede tener, durante el embarazo, efectos perjudiciales para la trabajadora y para su hijo no nacido. La mujer necesita también, antes y después de dar a luz, un período razonable de tiempo libre de trabajo para recuperarse, alimentar a su hijo y establecer con él lazos afectivos. Muchas mujeres necesitan y desean volver a su trabajo tras el nacimiento de su hijo, lo que va siendo progresivamente reconocido como un derecho fundamental, en un mundo en el que la tasa de actividad de la mujer crece continuamente y se aproxima ya, en muchos países, a la del hombre. El mantenimiento de los ingresos de las mujeres durante la maternidad es vital, dado que la mayoría de ellas han de contribuir al sostenimiento económico propio y de su familia.
A lo largo del tiempo, los Estados han promulgado distintas medidas para proteger a la mujer trabajadora durante el embarazo y en el nacimiento de su hijo. Una característica de las medidas más recientes es la prohibición de la discriminación en el empleo por razón de embarazo. Otra tendencia actual es la de permitir a los padres y madres compartir el permiso de paternidad y maternidad tras el nacimiento, de manera que cualquiera de ellos pueda ocuparse del niño. En muchos países, los convenios colectivos contribuyen a la mejora y a la aplicación más efectiva de estas medidas. Las empresas desempeñan también un papel importante en la ampliación de la protección a la maternidad, a través de las cláusulas de los contratos indivi- duales de trabajo y las políticas de empresa.

domingo, 7 de febrero de 2010

Resumen

Muchos países tratan de definir concentraciones inocuas de compuestos químicos tóxicos en el aire ambiental, en productos alimenticios y en el lugar de trabajo. No obstante, las oportuni- dades de exposición abundan, y los niños son particularmente sensibles a la absorción y a los efectos de los tóxicos. Se ha señalado que “muchas de las 40.000 muertes infantiles que se producen cada día en el mundo en desarrollo son consecuencia del deterioro del medio ambiente, manifestado en la contaminación de las aguas, las enfermedades y la malnutrición” (Schaefer
1994). Muchas de las exposiciones de origen ambiental son evitables. Por tanto, la prevención de las enfermedades de origen ambiental debe gozar de prioridad elevada para evitar los efectos adversos sobre la salud infantil.

sábado, 6 de febrero de 2010

Prevención primaria: Exámenes precolocación y Control y vigilancia médicos

• Exámenes precolocación: La información disponible actualmente no apoya la idea de que la selección de precolocación sea eficaz para reducir la aparición de trastornos del hombro relacionados con el trabajo.

• Control y vigilancia médicos: La vigilancia de los síntomas del hombro se realiza fácilmente mediante cuestionarios normalizados y visitas de inspección de los centros de trabajo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Prevención primaria: Factores externos y Ergonomía participativa

Factores externos: La vibración y otros impactos de las herramientas eléctricas pueden ocasionar distensiones tanto de los tendones como de las estructuras articulares, aumentando el riesgo de artrosis. Se reducirán al mínimo los niveles de vibración de las herramientas eléctricas y se evitarán la vibración y otros tipos de exposición a impactos utilizando diferentes tipos de soporte o palancas. Las vibraciones de todo el cuerpo pueden causar contracciones reflejas de los músculos del hombro y aumentar la carga sobre él .

• Ergonomía participativa: Este método implica a los propios traba- jadores en la definición de los problemas y sus soluciones, y en la evaluación de éstas. La ergonomía participativa comienza a partir de una visión macroergonómica, que implica el análisis de todo el sistema de producción. Los resultados de este análisis podrían dar lugar a cambios a gran escala en los métodos de producción, cambios que podrían aumentar tanto la salud y la seguridad como el beneficio y la productividad. El análisis podría llevar también a cambios en menor escala, como el diseño de los puestos de trabajo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Prevención primaria: Manejo del material y Organización del trabajo

• Manejo del material: El manejo de herramientas y objetos puede provocar cargas intensas sobre los tendones y músculos del hombro. Las herramientas y objetos sujetos por la mano tendrán el menor peso posible y se utilizarán con soportes para ayudar a levantarlas.

• Organización del trabajo: La organización del trabajo se diseñará de forma que permita pausas y descansos. Las vacaciones, las rotaciones y la ampliación del trabajo son todas ellas técnicas que pueden evitar la carga repetitiva de músculos o estructuras aislados.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Conclusión salud mental

Todavía no se ha demostrado de manera fehaciente que el exceso de trabajo produzca la muerte repentina. Son necesarios nuevos estudios para dilucidar esta relación causal. Es preciso reducir el número de horas trabajadas para prevenir el karoshi. La política laboral nacional japonesa se ha centrado en los peligros del trabajo y en la atención sanitaria a los trabajadores con problemas. Es preciso mejorar el entorno laboral psicológico como paso imprescindible para lograr un entorno laboral confortable. Debe estimularse la puesta en práctica de las exploraciones de salud y de los programas de promoción de la salud de todos los trabajadores. Estas actividades permitirán prevenir el karoshi y reducir el estrés.

martes, 2 de febrero de 2010

Política nacional de protección y promoción de la salud de los trabajadores

El objetivo de la Ley de Salud y Seguridad Industrial de Japón es garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores en el lugar de trabajo, así como facilitar el desarrollo de entornos laborales confortables. La ley señala que la empresa no sólo debe cumplir las normas mínimas para prevenir los accidentes y enfermedades laborales, sino que también debe intervenir activamente para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores en el puesto de trabajo mediante la creación de un entorno laboral cómodo y la mejoría de las condiciones de trabajo.
El artículo 69 de la ley, modificado en 1988, señala que la empresa debe hacer esfuerzos continuos y sistemáticos en favor del mantenimiento y la promoción de la salud de sus trabaja- dores, tomando para ello las medidas oportunas, como propor- cionar servicios de educación para la salud y asesoramiento. En
1988, el Ministerio de Trabajo de Japón anunció las directrices en que debían basarse las medidas adoptadas por las empresas para la promoción y el mantenimiento de la salud de sus traba- jadores . En ellas, se recomienda la instauración de programas de promoción de la salud en los lugares de trabajo, según el denominado Plan Total de Promoción de la Salud: ejercicio
(entrenamiento y asesoramiento), educación para la salud, asesoramiento psicológico y asesoramiento nutricional basado en el estado de salud de los trabajadores. .
En 1992, el Ministerio de Trabajo de Japón publicó las directrices para la creación de entornos laborales confortables. En ellas recomendaban las medidas siguientes: el entorno laboral debe mantenerse siempre en condiciones de comodidad; las condiciones de trabajo deben mejorarse para reducir la sobrecarga laboral, y deben facilitarse instalaciones para el bienestar de los trabajadores que necesiten recuperarse de la fatiga. Se han establecido préstamos a bajo interés y ayudas para las pequeñas y medianas empresas para que mejoren las condi- ciones de los centros de trabajo y aumenten su comodidad.

lunes, 1 de febrero de 2010

Encuesta nacional sobre la salud de los trabajadores

El Ministerio de Trabajo de Japón llevó a cabo encuestas sobre el estado de salud de los trabajadores en 1982, 1987 y 1992. En la encuesta de 1992, se identificaron 12.000 empresas privadas con 10 o más empleados, de las que se extrajo al azar una muestra nacional de 16.000 trabajadores de todo el país, representativos de las distintas industrias y empleos, que debían completar ciertos cuestionarios. Estos cuestionarios se enviaron por correo a un representante del centro de trabajo, que posteriormente seleccionaba a los que debían contestarlos.
El 65 % de estos trabajadores se quejaban de cansancio físico debido a su trabajo habitual, y el 48 % manifestaban fatiga mental. El 57 % afirmaban sufrir una fuerte ansiedad, preocupación o estrés en relación con su trabajo o su vida laboral. Se descubrió una prevalencia creciente de trabajadores con estrés, que había sido del 55 % en 1987 y del 51 % en 1982. Las causas principales del estrés fueron: relaciones insatisfactorias en el lugar de trabajo, 48 %; calidad del trabajo, 41 %; cantidad de trabajo, 34 %.
El 86 % de estos centros de trabajo efectuaban exploraciones sanitarias periódicas. En el 44 % de ellos se llevaban a cabo actividades de promoción de la salud. De estos últimos, el 48 % tenían actividades deportivas, el 46 % realizaban programas de ejercicio físico y el 35 % disponían de asesoramiento sobre salud.