domingo, 12 de julio de 2009

Epidemiología: Estudios de exposición controlados

Son ya clásicas las pruebas realizadas con animales para deter- minar las propiedades y los umbrales de diferentes irritantes. Generalmente se considera como instrumento básico un método de consenso de la American Society for Testing and Materials (1984). Este método ha sido utilizado para establecer relaciones entre estructuras y actividades, para demostrar que puede existir más de un receptor para sustancias irritantes en el nervio trigémino y para analizar las posibles interacciones entre múltiples exposiciones. Más recientemente se ha empleado para demostrar los efectos irritantes de las emanaciones de gases de los equipos de oficina.
Se han propuesto, por analogía, varios enfoques similares para documentar los métodos y las relaciones dosis-respuesta de la irritación en seres humanos. Mientras tanto, este trabajo sugiere que, al menos en el caso de los compuestos “no reactivos” como los hidrocarburos alifáticos no saturados, el porcen- taje de saturación de presión de vapor de un compuesto es un factor predictivo razonable de su potencia como irritante. Ciertas pruebas también respaldan la idea de que el aumento del número de compuestos que forman una mezcla compleja reduce el umbral para las sustancias irritantes. Es decir, a mayor número de agentes, incluso con una masa constante, mayor irritación.
Se han llevado a cabo estudios de exposición controlados con voluntarios en el interior de cámaras de acero inoxidable. En la mayoría de ellos se ha utilizado una mezcla constante de compuestos orgánicos volátiles (COV) (Mølhave y Nielsen 1992). Estos trabajos documentan siempre una relación entre los síntomas y los niveles de exposición crecientes. Oficinistas que se consideraban “sensibles” a los efectos de los niveles habituales de COV en interiores demostraron cierta alteración en pruebas estándar de rendimiento neuropsicológico (Mølhave, Bach y Pederson 1986). Por otra parte, voluntarios sanos experimentaron irritación de mucosas y cefaleas con exposiciones entre 10 y 25 mg/m3, pero no mostraron cambios en su rendimiento neuropsicológico. Más recientemente, trabajadores administrativos manifestaron síntomas parecidos tras un simulacro de trabajo en entornos en los que se generaban contaminantes procedentes de equipos utilizados habitualmente en oficinas. Los animales reaccionaban de forma parecida cuando se utilizaba una prueba normalizada de potencia irritante.

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