viernes, 31 de julio de 2009

EL ESTRES Y EL AGOTAMIENTO, Y SUS • IMPLICACIONES EN EL MEDIO AMBIENTE DE TRABAJO (II)

El agotamiento es una forma de estrés. Es un proceso definido como una sensación de deterioro y cansancio progresivos con eventual pérdida completa de energía. También va acompañado a menudo por una falta de motivación, un sentimiento que sugiere “ya basta, no más”. Es una sobrecarga que tiende, a lo largo del tiempo, a afectar a las actitudes, al estado de ánimo y a la conducta general (Freudenberger 1975; Freudenberger y Richelson 1981). Se trata de un proceso sutil, que se desarrolla lentamente y que a veces evoluciona por fases. Muchas veces no es percibido por la persona más afectada, que es la última en creer que el proceso se está produciendo.
Los síntomas del agotamiento se manifiestan a nivel físico como molestias psicosomáticas difusas, alteraciones del sueño, fatiga excesiva, trastornos gastrointestinales, dolores de espalda, cefaleas, distintos procesos cutáneos o dolores cardíacos vagos inexplicables (Freudenberger y North 1986).
Los cambios mentales y del comportamiento son más sutiles.
“El agotamiento se manifiesta a menudo por una facilidad para la irritación, problemas sexuales (p. ej., impotencia, frigidez), empeño en encontrar defectos, ira y un bajo umbral de frustración” (Freudenberger 1984a).
Otros signos afectivos y del estado de ánimo pueden ser un distanciamiento progresivo, pérdida de la confianza en sí mismo y menor autoestima, depresión, grandes oscilaciones del estado de ánimo, incapacidad para concentrarse o prestar atención, mayor cinismo y pesimismo, y una sensación general de futi- lidad. A lo largo del tiempo, la persona contenta se hace malhu- morada, la afectiva se vuelve silenciosa y distante y el optimista se convierte en pesimista.
Las alteraciones más frecuentes de los afectos parecen ser la ansiedad y la depresión. La primera se asocia sobre todo al rendimiento laboral. Las características de las condiciones de trabajo que parecen más importantes en el desarrollo de esta forma de ansiedad son la ambigüedad de rol y la sobrecarga de rol (Srivastava 1989).
Wilke (1977) indicó que “un campo en el que existe una opor- tunidad especial de conflicto para el sujeto con trastornos de personalidad es la naturaleza jerarquizada de la organización del trabajo. El origen de estas dificultades puede estar en el propio individuo, en la organización o en alguna combinación interactiva de ambos”.
Los rasgos depresivos forman parte a menudo de los síntomas de presentación de los problemas relacionados con el trabajo. Los cálculos realizados a partir de datos epidemiológicos sugieren que la depresión afecta al 8 a 12 % de los varones y al 20 a 25 % de las mujeres. La esperanza de vida de las reacciones depresivas graves garantiza prácticamente que los aspectos labo- rales de la vida de muchas personas se verán afectados por la depresión en algún momento (Charney y Weissman 1988).
La gravedad de estas observaciones quedó validada en un estudio realizado por la Northwestern National Life Insurance Company, “Employee Burnout: America’s Newest Epidemic” (1991), efectuado en un total de 600 trabajadores de todo el país y en el que se identificaron la extensión, causas, costes y solu- ciones relacionados con el estrés del lugar de trabajo. Los hallazgos más llamativos de esta investigación fueron que, en 1990, uno de cada tres norteamericanos pensaba seriamente en dejar su trabajo a causa del estrés, y que una proporción similar preveía experimentar agotamiento laboral en el futuro. Casi la mitad de los 600 entrevistados consideraban sus niveles de estrés “muy altos o extraordinariamente altos”. Los cambios laborales, como los recortes de las prestaciones de los trabajadores, el cambio de propiedad, la frecuente necesidad de horas extraordinarias o la reducción de plantilla tienden a acelerar la aparición del estrés.

martes, 14 de julio de 2009

Epidemiología: Mecanismos

Se han identificado varios mecanismos potenciales y medidas objetivas para explicar y examinar los síntomas producidos en determinados sistemas orgánicos. Ninguno de ellos tiene un valor predictivo elevado de la presencia de la enfermedad y, por consiguiente, no sirven para el diagnóstico clínico. Son útiles en las investigaciones sobre el terreno y en los estudios epidemiológicos. En muchos de los casos no está claro si deben considerarse meca- nismos, marcadores de efecto o medidas de sensibilidad.

lunes, 13 de julio de 2009

Epidemiología: Estudios de población

Hasta la fecha se han publicado tres estudios sobre poblaciones en Suecia, Alemania y Estados Unidos. Los cuestionarios utilizados diferían considerablemente entre sí, por lo que no es posible comparar directamente los respectivos cálculos de preva- lencia. No obstante, se recogieron quejas de entre un 20 y un 35 % de los encuestados de varios edificios aparentemente no enfermos.

domingo, 12 de julio de 2009

Epidemiología: Estudios de exposición controlados

Son ya clásicas las pruebas realizadas con animales para deter- minar las propiedades y los umbrales de diferentes irritantes. Generalmente se considera como instrumento básico un método de consenso de la American Society for Testing and Materials (1984). Este método ha sido utilizado para establecer relaciones entre estructuras y actividades, para demostrar que puede existir más de un receptor para sustancias irritantes en el nervio trigémino y para analizar las posibles interacciones entre múltiples exposiciones. Más recientemente se ha empleado para demostrar los efectos irritantes de las emanaciones de gases de los equipos de oficina.
Se han propuesto, por analogía, varios enfoques similares para documentar los métodos y las relaciones dosis-respuesta de la irritación en seres humanos. Mientras tanto, este trabajo sugiere que, al menos en el caso de los compuestos “no reactivos” como los hidrocarburos alifáticos no saturados, el porcen- taje de saturación de presión de vapor de un compuesto es un factor predictivo razonable de su potencia como irritante. Ciertas pruebas también respaldan la idea de que el aumento del número de compuestos que forman una mezcla compleja reduce el umbral para las sustancias irritantes. Es decir, a mayor número de agentes, incluso con una masa constante, mayor irritación.
Se han llevado a cabo estudios de exposición controlados con voluntarios en el interior de cámaras de acero inoxidable. En la mayoría de ellos se ha utilizado una mezcla constante de compuestos orgánicos volátiles (COV) (Mølhave y Nielsen 1992). Estos trabajos documentan siempre una relación entre los síntomas y los niveles de exposición crecientes. Oficinistas que se consideraban “sensibles” a los efectos de los niveles habituales de COV en interiores demostraron cierta alteración en pruebas estándar de rendimiento neuropsicológico (Mølhave, Bach y Pederson 1986). Por otra parte, voluntarios sanos experimentaron irritación de mucosas y cefaleas con exposiciones entre 10 y 25 mg/m3, pero no mostraron cambios en su rendimiento neuropsicológico. Más recientemente, trabajadores administrativos manifestaron síntomas parecidos tras un simulacro de trabajo en entornos en los que se generaban contaminantes procedentes de equipos utilizados habitualmente en oficinas. Los animales reaccionaban de forma parecida cuando se utilizaba una prueba normalizada de potencia irritante.

viernes, 10 de julio de 2009

Tipos de enfermedades profesionales de la piel: Otros trastornos

La dermatitis de contacto profesional representa al menos el 80 % de todos los casos de enfermedades cutáneas profesionales. Sin embargo, en la clasificación anterior no se incluyen otras alteraciones que afectan a la piel, el pelo y las uñas. Un ejemplo es la pérdida de pelo provocada por las quemaduras, los traumatismos mecánicos o algunos agentes químicos. Otro es el enrojecimiento facial que aparece tras el consumo de alcohol combinado con la inhalación de ciertos agentes químicos, como el tricloroetileno y el disulfiram. En los limpiadores de tanques de polimerización de cloruro de polivinilo se ha descrito la aparición de acroosteólisis, un trastorno óseo de los dedos asociado a cambios vasculares de las manos y del antebrazo (con o sin síndrome de Raynaud). Las alteraciones ungueales se tratan en un artículo aparte de este capítulo.

jueves, 9 de julio de 2009

Tipos de enfermedades profesionales de la piel: Granulomas

En muchos puestos de trabajo pueden producirse granulomas si se dan las circunstancias apropiadas. La exposición profesional a bacterias, hongos, virus o parásitos puede causar granulomas. Sustancias inertes como fragmentos óseos, astillas de madera, carbonilla, restos de coral o grava y minerales como el berilio, el sílice y el circonio pueden provocar también granulomas tras incrustarse en la piel.

miércoles, 8 de julio de 2009

Tipos de enfermedades profesionales de la piel: Alteraciones ulcerosas

Está demostrada la acción ulcerosa de los siguientes compuestos químicos: ácido crómico, dicromato potásico concentrado, trióxido de arsenio, óxido de calcio, nitrato cálcico y carburo cálcico. Las principales zonas afectadas son los dedos de las manos y los pliegues y grietas palmares. Varios de estos agentes producen también perforación del tabique nasal.
Las quemaduras químicas o térmicas, las heridas contusas o las infecciones bacterianas o fúngicas pueden provocar excava- ciones ulcerosas de la parte afectada.

lunes, 6 de julio de 2009

Resumen TRANSTORNOS AUDITIVOS

En estudios experimentales se ha documentado que diversos disolventes pueden provocar trastornos auditivos en ciertas circunstancias de exposición. Los estudios en seres humanos indican que este efecto puede producirse en exposiciones comunes en el ambiente laboral. Se han observado efectos sinérgicos entre el ruido y los compuestos químicos en algunos estu- dios experimentales y en seres humanos. Algunos metales pesados pueden alterar la audición, la mayoría de ellos sólo con niveles de exposición que provocan toxicidad sistémica clara. En cuanto al plomo, se han observado efectos menores con niveles de exposición muy inferiores a los profesionales. No se ha documentado un efecto ototóxico de los gases asfixiantes, aunque el monóxido de carbono puede potenciar el efecto audiológico del ruido.

domingo, 5 de julio de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS INDUCIDOS POR PRODUCTOS QUIMICOS: Gases asfixiantes.

En publicaciones sobre el envenenamiento agudo por monóxido de carbono o sulfuro de hidrógeno en humanos, se han descrito con frecuencia trastornos auditivos asociados a las alteraciones del sistema nervioso central (Ryback 1992). En experimentos realizados con roedores, la exposición al monóxido de carbono tuvo un efecto sinérgico con el ruido sobre los umbrales auditivos y las estructuras cocleares. No se observó ningún efecto tras la exposición aislada al monóxido de carbono (Fetcher y cols. 1988).

sábado, 4 de julio de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS INDUCIDOS POR PRODUCTOS QUIMICOS: Metales.

Metales. El efecto del plomo sobre la audición se ha investigado en estudios realizados en niños y en jóvenes menores de 20 años en Estados Unidos. Se halló una asociación dosis-respuesta significativa entre la concentración sanguínea de plomo y los umbrales de audición en el intervalo de frecuencias comprendido entre 0,5 y 4 kHz, después de controlar la interferencia potencial de otros factores. El efecto del plomo se comprobó en todo el intervalo de exposición y pudo detectarse con niveles sanguíneos de plomo inferiores a 10 g/100ml. En niños sin signos clínicos de toxi- cidad por plomo se halló una relación lineal entre el nivel sanguíneo de plomo y las latencias de las ondas III y V en los potenciales auditivos encefálicos (PAE), lo que indica un lugar de acción más central que el núcleo coclear (Otto y cols. 1985).
La pérdida auditiva se describe como una parte habitual del cuadro clínico en el envenenamiento agudo y crónico por metilmercurio. Se ha descrito la participación de lesiones cocleares y postcocleares (Oyagani y cols. 1989). El mercurio inorgánico también puede afectar al sistema auditivo, probablemente por lesión de las estructuras cocleares.
La exposición al arsénico inorgánico se ha relacionado con trastornos de la audición en los niños. Se ha observado una frecuencia elevada de pérdida auditiva grave (30 dB) en niños alimentados con leche en polvo contaminada con arsénico inorgánico V. En un estudio realizado en Checoslovaquia, la exposición ambiental al arsénico de una central eléctrica de carbón se asoció a una pérdida auditiva audiométrica en niños de diez años. En experimentos con animales, los compuestos inorgánicos de arsénico han provocado importantes lesiones cocleares
(OMS 1981).
En el envenenamiento agudo por trimetiltina, entre los primeros síntomas figuraron la pérdida auditiva y el tinnitus. La audiometría mostró una pérdida auditiva pancoclear entre 15 y 30 dB al iniciarse el cuadro. No se especifica si estas alteraciones fueron reversibles (Besser y cols. 1987). En experimentos con animales, la trimetiltina y la trietiltina provocaron lesiones cocleares parcialmente reversibles (Clerisi y cols. 1991).

jueves, 2 de julio de 2009

Sustancias químicas tóxicas

Cuando la exposición es lo suficientemente elevada, la mayor parte de los irritantes respiratorios son tóxicos para el pulmón, aunque hay muchas sustancias químicas que causan lesiones importantes del parénquima pulmonar a pesar de tener propiedades irritantes leves o moderadas. Estos compuestos ejercen sus efectos a través de los mecanismos que se revisan en la Tabla 10.3
y que se han descrito anteriormente. Las toxinas pulmonares tienden a ser menos hidrosolubles que los irritantes de las vías respiratorias superiores. En la Tabla 10.5 se relacionan ejemplos de toxinas pulmonares y de sus fuentes de exposición.
Un grupo de toxinas inhalables recibe el nombre de asfixiantes. Cuando están presentes a elevadas concentraciones, los asfixiantes dióxido de carbono, metano y nitrógeno desplazan al oxígeno y de hecho sofocan a la víctima. El cianuro de hidrógeno, el monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno actúan inhibiendo la respiración celular a pesar de que el aporte de oxígeno a los pulmones sea suficiente. Las toxinas inhaladas no asfixiantes lesionan órganos diana provocando una amplia variedad de problemas de salud y son responsables de mortalidad.
El tratamiento médico de las toxinas pulmonares inhaladas es similar al de los irritantes respiratorios. Estas toxinas a menudo no provocan su efecto clínico máximo hasta transcurridas varias horas de la exposición; en los compuestos capaces de provocar edema pulmonar diferido puede estar indicada la monitorización nocturna. Dado que el tratamiento de las toxinas sistémicas excede los objetivos de este capítulo, se remite al lector a las descripciones de las toxinas individuales recogidas en otras partes de esta Enciclopedia y en otros textos sobre este tema (Goldfrank y cols. 1990; Ellenhorn y Barceloux 1988).