domingo, 22 de marzo de 2009

NEUROEPIDEMIOLOGIA PROFESIONAL (II)

Parece que las exposiciones profesionales también desem- peñan un papel en trastornos más específicos que el síndrome psicoorgánico. Así, en 1982 se describió por primera vez una asociación entre la esclerosis múltiple y la exposición a disolventes procedentes de pegamentos en la industria del calzado italiana (Amaducci y cols. 1982). Esta relación se ha visto considerablemente reforzada por otros estudios realizados en Escandinavia (Flodin y cols. 1988; Landtblom y cols. 1993; Grönning y cols. 1993) y en otros lugares, lo que permitió que en una revisión pudieran incluirse 13 estudios con cierta información sobre exposición a disolventes (Landtblom y cols. 1996). Diez de estos estudios ofrecían datos suficientes para su inclusión en un metaanálisis, que mostró aproximadamente el doble de riesgo de esclerosis múltiple en los individuos expuestos a disolventes. En algunos estudios también se asocian la esclerosis múltiple con la exposición a radiación, la soldadura y el trabajo con herbicidas fenoxi (Flodin y cols. 1988; Landtblom y cols. 1993). La enfermedad de Parkinson parece ser más frecuente en zonas rurales (Goldsmith y cols. 1990), especialmente en edades más tempranas (Tanner 1989). Un dato más interesante es el ofrecido por un estudio de Calgary, Canadá, que mostraba un riesgo tres veces mayor con la exposición a herbicidas (Semchuk, Love y Lee 1992).
En todos los casos de personas que recordaron exposiciones concretas se comunicaron exposiciones a herbicidas fenoxi o tiocarbamatos. Uno de ellos recordó la exposición al paraquat, que es químicamente similar a la MPTP (N-metil-4-fe- nil-1,2,3,6-tetrahidropiridina), un inductor de un síndrome de tipo parkinsoniano. Sin embargo, todavía no se ha podido comprobar si los sujetos que trabajan con paraquat padecen dicho síndrome (Howard 1979). Estudios de casos-controles de Canadá, China, España y Suecia han señalado una relación con la exposición a productos químicos industriales no especificados, pesticidas y metales, especialmente manganeso, hierro y aluminio (Zayed y cols. 1990).
En un estudio norteamericano, apareció un mayor riesgo de enfermedad de las neuronas motoras (que abarca la esclerosis lateral amiotrófica, la parálisis bulbar progresiva y la atrofia muscular progresiva) en relación con la soldadura (Armon y cols. 1991), que aparecía también como factor de riesgo, igual que el trabajo con electricidad y con agentes de impregnación, en un estudio sueco (Gunnarsson y cols. 1992). El carácter hereditario de algunos trastornos neurodegenerativos y tiroideos, combinado con la exposición a disolventes y el sexo masculino, presentaba un riesgo hasta 15,6 veces mayor. Otros estudios indican también que la exposición a plomo y disolventes podría tener importancia (Campbell, Williams y Barltrop 1970; Hawkes, Cavanagh y Fox 1989; Chio, Tribolo y Schiffer 1989; Sienko y cols. 1990).
Para la enfermedad de Alzheimer, no se encontraron indicios claros de riesgo profesional en un metaanálisis de 11 estudios de casos-controles (Graves y cols. 1991), aunque recientemente se ha encontrado un mayor riesgo asociado al trabajo manual(Fratiglioni y cols. 1993). Otro estudio reciente, que incluía también a personas de edades más avanzadas, indicaba que la exposición a disolventes podría ser un factor de riesgo bastante importante (Kukull y cols. 1995). La reciente sugerencia de que la enfermedad de Alzheimer podría estar relacionada con la
exposición a campos electromagnéticos resultó aún más sorprendente (Sobel y cols. 1995). Es probable que estos dos estudios estimulen el interés por la realización de nuevas investigaciones en las líneas indicadas.
Así pues, a la vista de las perspectivas actuales de la neuroepidemiología profesional, reseñadas brevemente, parece que existen razones para realizar nuevos estudios sobre la relación con el trabajo de diferentes trastornos neurológicos y neuropsi- quiátricos más o menos descuidados hasta ahora. No sería raro que apareciesen algunos efectos añadidos de diversas exposiciones profesionales, de la misma forma que se ha visto para muchos tipos de cáncer. Además, como en la investigación etiológica del cáncer, con la epidemiología del trabajo pueden obtenerse nuevas claves que sugieran las causas últimas o los mecanismos desencadenantes que se encuentran detrás de los trastornos neurológicos graves.

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