sábado, 29 de marzo de 2008

Actitud ante los problemas de salud mental


El modelo conceptual (Figura 5.1) sugiere al menos dos objetivos de la intervención en los problemas de salud mental:
1. El medio ambiente (de trabajo).
2. La persona, ya sean sus características o las consecuencias en la salud mental.


La prevención primaria, el tiempo de intervención que debe evitar que se produzca la enfermedad mental, debe orientarse hacia los precursores, eliminando o reduciendo los riesgos del entorno y favoreciendo la capacidad de afrontamiento y otras capacidades del individuo. La prevención secundaria se orienta hacia el mantenimiento de la población activa que ya padece algún tipo de problema de salud (mental). Este tipo de prevención debería abarcar la estrategia de prevención primaria, asociada a estrategias encaminadas a que tanto los trabajadores como sus supervisores puedan reconocer precozmente los signos de la mala salud mental, a fin de reducir sus consecuencias o impedir que empeoren. La prevención terciaria va dirigida a la rehabilitación de las personas que han dejado de trabajar por problemas de salud mental. Este tipo de prevención debe diri- girse a la adaptación de los puestos de trabajo a las posibilidades del individuo (lo que a menudo resulta sumamente eficaz), junto con el asesoramiento y tratamiento individuales. La Tabla 5.1 ofrece un marco sistemático sobre la conducta a seguir ante los trastornos mentales en el lugar de trabajo. En principio, todo plan preventivo eficaz debe tomar en consideración los tres tipos de estrategia (prevención primaria, secundaria y terciaria), así como los riesgos, las consecuencias y las características de las personas.
La pauta presentada proporciona un método útil para el análisis sistemático de todas las medidas posibles. Puede discutirse si una medida determinada podría pertenecer a otra cate- goría de la pauta, pero esta discusión sería un tanto inútil, ya que a menudo sucede que una medida de prevención primaria funciona también como prevención secundaria. El análisis siste- mático propuesto puede muy bien producir un gran número de medidas potenciales, de las que pueden adoptarse varias, bien como parte de una política general (de salud y seguridad) o para un caso específico.
En conclusión, aunque la salud mental no es un estado, proceso o resultado claramente definido, cubre un campo gene- ralmente aceptado de la (mala) salud. Parte de este campo puede ser abarcado por los criterios diagnósticos generalmente acep- tados (p. ej., psicosis, trastorno depresivo mayor), pero el carácter diagnóstico de otras partes no está claro ni goza de aceptación general. Son ejemplos de estas últimas los estados de ánimo y los afectos, así como el agotamiento. Pese a todo, existen numerosos indicios de que la (mala) salud mental, incluidos los criterios diagnósticos más vagos, es un problema importante que tiene un elevado coste, tanto humano como económico. En los artículos siguientes de este capítulo, se tratarán varios trastornos de la salud mental —los estados de ánimo y los afectos (p. ej., insatisfacción), el agotamiento, el trastorno por estrés postraumático, las psicosis, los trastornos cognitivos y el abuso de sustancias psicoactivas— con mayor profundidad en lo que se refiere al cuadro clínico, las técnicas de evaluación existentes, los factores y agentes etiológicos y las medidas específicas de prevención y tratamiento.

jueves, 27 de marzo de 2008

Transferencia de masa (I)



La compleja estructura y las numerosas funciones del aparato respiratorio del ser humano han sido resumidas de manera concisa por un grupo de trabajo de la Comisión Internacional sobre Protección Radiológica (International Comission on Radiological Protection, ICRP, 1994), como se muestra en la Figura 10.1. Las vías aéreas conductoras, conocidas también como espacio muerto respiratorio, ocupan unos 0,2 litros. Acondicionan el aire inhalado y lo distribuyen, mediante flujo convectivo, a los aproximadamente 65.000 acinos respiratorios originados de los bronquiolos terminales. A medida que aumenta el volumen corriente, el flujo convectivo domina el intercambio de gases a nivel más profundo en los bronquiolos respiratorios. En cualquier caso, dentro del acino respiratorio, la distancia desde el frente corriente convectivo hasta las superficies alveolares es lo suficientemente corta como para que tenga lugar un intercambio eficaz de CO2-O2 por difusión molecular. Por el contrario, las partículas transmitidas por el aire con coeficientes de difusión inferiores en órdenes de magnitud a los de los gases, tienden a permanecer suspendidas en el aire corriente, y pueden exhalarse sin que se depositen.

jueves, 20 de marzo de 2008

Toxicidad sobre el desarrollo transmitida por el varón

Aunque la toxicidad sobre el desarrollo se considera producida habitualmente por la exposición de la mujer o del producto de la concepción, es decir, como resultado de los efectos teratogénicos, cada vez son mayores las pruebas procedentes de estudios tanto animales como humanos, de los efectos sobre el desarrollo transmitidos por el varón. Los mecanismos propuestos al efecto son la transmisión de sustancias químicas del padre al producto de la concepción a través del líquido seminal, la contaminación indirecta de la madre o del producto de la concepción por sustancias transportadas desde el lugar de trabajo al ambiente doméstico por medio de la contaminación personal, y como se ha observado anteriormente las exposiciones paternas previas a la concepción inductoras de cambios genéticos transmisibles (mutaciones).

miércoles, 12 de marzo de 2008

Diagnóstico diferencial de la hematuria y la proteinuria II


Se plantea un problema diagnóstico especial cuando coinciden dos o más procesos patológicos que producen los mismos síntomas. Por ejemplo, tanto las neoplasias uroteliales como las infecciones urinarias producen hematuria. En un paciente con ambos trastornos, si se trata y se suprime la infección, persistiría el cáncer. Por consiguiente, es importante identificar la verdadera causa de los síntomas. Existe hematuria en un 13 % de las poblaciones sometidas a controles selectivos; aproximadamente un 20 % de los individuos tienen trastornos renales o vesicales importantes, y un 10 % de ellos desarrollarán una neoplasia maligna. Por consiguiente, la hematuria es un importante marcador biológico de enfermedad que debe valorarse adecuadamente.
El conocimiento de la edad y el sexo del paciente facilita la interpretación clínica de la hematuria, como puede verse en la Tabla 8.2, en la que se recogen las causas de hematuria en rela- ción con la edad y el sexo de los pacientes. Otras causas de hematuria son la trombosis de la vena renal, la hipercalciuria y la vasculitis, así como los traumatismos como los producidos por la carrera y otros deportes, y los acontecimientos o exposiciones profesionales. Para la valoración clínica de la hematuria se debe recurrir a la radiografía renal, la pielografía intravenosa (PIV) para descartar trastornos de vías altas como cálculos y tumores, y la cistoscopia (visualización del interior de la vejiga mediante un instrumento con iluminación) para descartar neoplasias vesi- cales, prostáticas o uroteliales. En las mujeres deben descartarse las causas vaginales sutiles. Independientemente de la edad del paciente, estará indicada una exploración clínica en caso de que presente hematuria y, dependiendo de la etiología identificada, pueden estar indicados controles periódicos de seguimiento.
El empleo de marcadores biológicos recientemente identificados en combinación con la citología convencional para valorar la hematuria nos permite confirmar que no hemos pasado por alto ninguna neoplasia maligna oculta o incipiente (véase el apartado siguiente sobre marcadores biológicos). Para el especialista en medicina del trabajo es muy importante determinar si la hematuria se debe a una exposición tóxica o a una neoplasia maligna oculta. El conocimiento de la exposición y la edad del paciente son parámetros críticos para adoptar una decisión terapéutica responsable. Un estudio reciente ha demostrado que la hematuria y el análisis de marcadores biológicos en las células urinarias exfoliadas de la vejiga eran los dos mejores indicadores para detectar lesiones vesicales premalignas. La hematuria aparece en todos los casos de lesión glomerular, en un
60 % de los pacientes con cáncer de vejiga y sólo en un 15 % de los pacientes con neoplasias malignas renales. Por consiguiente, la hematuria sigue siendo un síntoma cardinal de los trastornos renales y posrenales, aunque el diagnóstico definitivo puede ser complicado.

domingo, 9 de marzo de 2008

Síntomas de neurotoxicidad: Disolventes orgánicos

Disolventes orgánicos es una denominación común para un gran grupo de más de 200 compuestos químicos lipófilos capaces de disolver grasas, aceites, ceras, resinas, goma, asfalto, filamentos de celulosa y materiales plásticos. Suelen ser líquidos a temperatura ambiente, con puntos de ebullición por debajo de 200 a 250C, y se evaporan con facilidad. Se absorben principalmente a través de los pulmones, aunque algunos pueden atravesar también la piel. Debido a su carácter lipófilo, se distribuyen en órganos ricos en grasas. Por ello, se encuentran concentraciones elevadas en la grasa corporal, la médula ósea, el hígado y el cerebro, que pueden actuar también como reservorios. El coeficiente de distribución octanol/agua puede indicar si cabe esperar concentraciones altas en el cerebro. Todavía no se conoce el mecanismo de la toxicidad, pero se han apuntado varias posibilidades: bloqueo de importantes enzimas en la degradación metabólica de la glucosa y, por tanto, reducción de la energía disponible para el funcionamiento neuronal; reducción de la formación de energía en las mitocondrias; alteraciones de las membranas neuronales que causan deterioro de la función de los canales iónicos; retardo del flujo axonal. El cloruro de metileno se metaboliza a CO, que bloquea el transporte de oxígeno en la sangre. Grandes grupos de trabajadores en una amplia variedad de profesiones sufren exposiciones a diario, o al menos frecuentemente (véase Tabla 7.6). En algunos países, el consumo de disolventes orgánicos ha descendido en algunas profesiones debido a las mejoras higiénicas y su sustitu- ción (p. ej., pintores de brocha gorda, trabajadores de industrias gráficas, trabajadores del metal), mientras que en otras profesiones el patrón de la exposición ha cambiado, pero la cantidad total de disolventes orgánicos no se ha modificado. Por ejemplo, el tricloroetileno ha sido sustituido por el 1,1,1-tricloroetano y el freón. Así pues, los disolventes siguen siendo un problema de higiene importante en muchos lugares de trabajo. Las personas corren un riesgo especial cuando sufren las exposiciones en habitaciones pequeñas con escasa ventilación y con elevadas temperaturas, lo que aumenta la evaporación. El trabajo físico aumenta la absorción pulmonar de disolventes. En varios países (sobre todo en los nórdicos) se han concedido indemnizaciones a trabajadores que han desarrollado encefalopatía tóxica crónica después de exposiciones prolongadas de bajo nivel a disolventes.

martes, 4 de marzo de 2008

Enfermedades de los Discos Intervertebrales: Disco roto o prolapsado

La rotura del anillo posterior es bastante frecuente en los jóvenes o adultos de edad mediana físicamente activos. No se puede diagnosticar por radiología a menos que se realice discografía, con inyección de un material radiopaco en el centro del disco; siguiendo el recorrido del líquido es posible demostrar la existencia de un desgarro. En ocasiones, fragmentos aislados y secuestrados de material del disco atraviesan este desgarro y llegan hasta el canal vertebral. La irritación o la compresión del nervio ciático produce dolor intenso y parestesias (ciática) en la extremidad inferior.

lunes, 3 de marzo de 2008

Definición y diagnóstico de la ansiedad

Evidentemente, los trastornos por ansiedad figuran entre los problemas de salud mental más prevalentes y afectan en algún momento de su vida a cerca del 7 al 15 % de la población adulta de Estados Unidos (Robins y cols. 1981). Estos trastornos constituyen una familia de procesos que comprenden la agorafobia (temor a los espacios abiertos), las fobias (temores irracionales), el trastorno obsesivo-compulsivo, las crisis de angustia y la ansiedad generalizada. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4ª edición (DSM IV), de la American Psychiatric Association, los síntomas de trastorno por ansiedad generalizada comprenden “inquietud o sensación de estar en tensión o al borde de un ataque de nervios”, fatiga, dificultades para concentrarse, tensión muscular excesiva y alteración del sueño (American Psychiatric Association 1994). El trastorno obsesivocompulsivo se caracteriza por pensamientos persistentes o conductas repetitivas que son excesivas/irrazonables, causan marcado malestar, consumen gran cantidad de tiempo e interfieren en el funcionamiento del individuo. También, según el DSM IV, los ataques de angustia, definidos como períodos breves de miedo o inquietud intensos, no son en realidad trastornos en sí mismos, sino que pueden aparecer en relación con otros tras- tornos por ansiedad. Técnicamente, el diagnóstico de trastorno por ansiedad sólo puede ser hecho por un profesional de la salud mental debidamente formado y que emplee los criterios diagnós- ticos aceptados.