domingo, 14 de septiembre de 2008

Diagnóstico diferencial de la hematuria y la proteinuria (I)


La hematuria (hematíes en la orina) y la piuria (leucocitos en la orina) son síntomas primordiales de muchas enfermedades del sistema nefrourinario, y con fines de clasificación pueden conside- rarse marcadores biológicos celulares inespecíficos. Dada su importancia, las analizamos por separado en esta sección. El médico del trabajo tiene que determinar si la hematuria significa que existe un proceso médico subyacente permanente que puede poner en peligro la vida del paciente o si se puede atribuir a alguna exposición profesional. Para la valoración clínica de la hematuria se requiere una normalización y determinar si es de origen prerrenal, renal o posrenal.
La hematuria puede deberse a lesiones del propio riñón o de algún punto de la vía de salida de la orina. Puede tener su origen en el riñón, la pelvis renal colectora, los uréteres, la vejiga, la próstata y la uretra. Dado que la hematuria puede asociarse a enfermedades graves, un solo episodio justifica una exploración médica o urológica. La presencia de más de un eritrocito por campo de gran aumento puede ser un signo de alteración, pero en el análisis microscópico puede pasarse por alto una hema- turia importante en presencia de la orina hipotónica (diluida), que puede lisar los hematíes. La seudohematuria puede deberse
a la ingestión de remolacha, bayas, colorantes vegetales y uratos concentrados. La hematuria inicial sugiere un origen uretral, la hematuria terminal suele ser de origen prostático, y la sangre presente en toda la micción procede de la vejiga, el riñón o el uréter. La hematuria macroscópica se asocia a tumores vesicales en un 21 % de los casos, pero esta asociación es mucho menos frecuente en el caso de la hematuria microscópica (2,2-12,5 %).
El hallazgo de células dismórficas al valorar cuantitativamente la hematuria sugiere que tiene su origen en las vías altas, espe- cialmente cuando va acompañado de cilindros de hematíes. La presencia de hematuria junto con proteinuria proporciona infor- mación adicional. El sistema de filtración glomerular excluye casi completamente las proteínas con un peso molecular de más de 250.000 Daltons, mientras que las de menor peso molecular se filtran libremente y son absorbidas normalmente por las células tubulares. La presencia de proteínas de peso molecular elevado en la orina indica una hemorragia de vías inferiores, mientras que la aparición de proteínas de bajo peso molecular sugiere una lesión tubular. La evaluación de los cocientes -microglobulina/albúmina y -macroglobulina/albúmina ayuda a diferenciar la nefropatía glomerular de la intersticial tubular y la hemorragia de vías inferiores potencialmente asociada con una neoplasia urotelial y otras causas posrenales como las infecciones urinarias.
Se plantea un problema diagnóstico especial cuando coin-ciden dos o más procesos patológicos que producen los mismos síntomas. Por ejemplo, tanto las neoplasias uroteliales como las infecciones urinarias producen hematuria. En un paciente con ambos trastornos, si se trata y se suprime la infección, persistiría el cáncer. Por consiguiente, es importante identificar la verdadera causa de los síntomas. Existe hematuria en un 13 % de las poblaciones sometidas a controles selectivos; aproximadamente un 20 % de los individuos tienen trastornos renales o vesicales importantes, y un 10 % de ellos desarrollarán una neoplasia maligna. Por consiguiente, la hematuria es un importante marcador biológico de enfermedad que debe valorarse adecuadamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario