jueves, 30 de agosto de 2007

Factores del puesto de trabajo asociados a la aparición de psicosis (IV)

Una de las diferencias más importantes existentes entre los trabajadores manuales y administrativos se da en los tipos de demanda psicológica y estrés psicosocial que experimentan cada uno. Así lo demuestran los hallazgos de Muntaner y cols. (1993), quienes encontraron una asociación entre la complejidad cognitiva del entorno y las formas psicóticas de enfermedad mental. Los últimos empleos a tiempo completo de los pacientes esquizofrénicos se caracterizaban por la escasa complejidad de sus relaciones con las personas, la información y los objetos (p. ej., celadores, personal de limpieza, jardineros, vigilantes). Algunos investigadores han estudiado algunas de las consecuencias del primer episodio psicótico con respecto al empleo, el rendimiento laboral y la capacidad de trabajo (Jorgensen 1987; Massel y cols.
1990; Beiser y cols. 1994). Por ejemplo, Beiser y cols. examinaron el funcionamiento profesional después de un primer episodio de psicosis y encontraron que, 18 meses después del mismo, la “psicosis [había] comprometido el funcionamiento profesional”. En otras palabras, el deterioro posmorboso era mayor en los trabajadores esquizofrénicos que en los que padecían trastornos afectivos. De igual modo, Massel y cols. (1990) encontraron que la capacidad de trabajo de los psicóticos(personas con esquizofrenia, trastornos afectivos con rasgos psicóticos o trastornos psicóticos atípicos) se había visto alterada, en comparación con los no psicóticos (p. ej., personas con trastornos afectivos sin rasgos psicóticos, trastornos por ansiedad, trastornos de la personalidad y trastornos por abuso de sustancias psicoactivas). Los sujetos psicóticos de su estudio presentaban importantes alteraciones del pensamiento, hostilidad y suspicacia que guardaban correlación con un escaso rendimiento laboral.
En resumen, nuestro conocimiento acerca de la relación entre los factores relacionados con el trabajo y las psicosis se halla aún en un estadio embrionario. Como afirma Brodsky (1984), “los riesgos físicos y químicos del lugar de trabajo han recibido una considerable atención, pero las tensiones psicológicas asociadas al trabajo no han sido tratadas en la misma medida, excepto en lo que concierne a las responsabilidades de dirección o al patrón de comportamiento con tendencia al infarto de miocardio”. Ello implica que es muy necesaria la investigación en el campo de las psicosis relacionadas con el trabajo, sobre todo teniendo en cuenta que cada trabajador destina a su empleo, en promedio, el 42 a 44 % de su vida (Hines, Durham y Geoghegan 1991; Lemen 1995) y que el trabajo se ha asociado con el bienestar psicológico (Warr 1978). Necesitamos comprender mejor qué tipos de factores estresantes profesionales y en qué circunstancias influyen en qué tipo de trastorno psicológico. Por ejemplo, sería necesario estudiar si existen estadios de intensidad, duración o frecuencia de la tensión psicosocial por los que pasan los trabajadores en su entorno laboral, junto a factores personales, sociales, culturales y políticos de su vida diaria. Estamos tratando de temas complejos que exigen soluciones ingeniosas junto a análisis profundos.

miércoles, 29 de agosto de 2007

LOS SISTEMAS RENAL Y URINARIO


George P. Hemstreet

Los sistemas renal y urinario están constituidos por un grupo complejo de órganos que en conjunto se encargan de filtrar los productos residuales de la sangre y de fabricar, almacenar y eliminar la orina. Estos órganos son esenciales para la hemostasia, ya que mantienen el equilibrio hídrico, el equilibrio acidobásico y la presión arterial. Los órganos fundamentales del sistema nefrourinario son los dos riñones y la vejiga urinaria. Durante el proceso de filtración de los productos residuales de la sangre, los riñones pueden exponerse a concentraciones elevadas de sustancias tóxicas endógenas y exógenas. De este modo, algunas células renales están expuestas a concentraciones mil veces superiores a las sanguíneas.
Los problemas que causan daños en los riñones pueden ser prerrenales (afectan al aporte sanguíneo a los riñones), renales(afectan al propio riñón) o posrenales (afectan a cualquier punto de la ruta que sigue la orina desde el riñón hasta la salida de la uretra o el pene). Los problemas posrenales suelen ser de tipo obstructivo; un punto de obstrucción muy frecuente es la próstata, que se encuentra entre la vejiga y la uretra. Cualquier trastorno preexistente de la próstata, la vejiga o los uréteres, en particular las infecciones, las obstrucciones o los cuerpos extraños (como los cálculos), puede comprometer la función renal y aumentar la sensibilidad a los defectos adquiridos o genéticos.
Conviene conocer la microanatomía y los mecanismos moleculares del riñón y la vejiga para valorar la sensibilidad a las exposiciones laborales profesionales y controlarlas y prevenirlas. Parece que las sustancias tóxicas se dirigen a partes específicas del riñón o la vejiga e inducen la expresión de marcadores biológicos específicos directamente relacionados con el segmento lesionado. Históricamente, se ha considerado la predisposición a la enfermedad desde la perspectiva epidemiológica de la identificación de un grupo de trabajadores con riesgo. Actualmente, al conocerse mejor los mecanismos fundamentales de la enfermedad, puede llegar a valorarse el riesgo individual mediante el empleo de marcadores biológicos de la sensibilidad, la exposición, el efecto y la enfermedad. Se plantean nuevos problemas éticos debido a las presiones para desarrollar estrategias rentables para proteger a los trabajadores de los peligros laborales. La presión deriva en parte del hecho de que las pruebas genéticas tienen cada vez mayor aceptación para valorar la predisposición a la enfermedad, y a que los marcadores biológicos de la exposición y el efecto pueden servir como criterios de valoración intermedios que marquen el momento para intervenir de forma provechosa. Este capítulo pretende ofrecer una revisión médica de los sistemas renal y urinario como base sobre la que puedan establecerse unas pautas para valorar y reducir el riesgo individual en el entorno laboral teniendo debidamente en cuenta los aspectos éticos oportunos.

martes, 28 de agosto de 2007

Calor y frío (II)

No está claro cómo deben interpretarse estos resultados. Algunos autores han concluido que puede existir una relación causal entre el estrés térmico y la patogenesia de las enferme- dades cardiovasculares (Curwen y Devis 1988; Curwen 1991; Douglas, Allan y Rawles 1991; Khaw 1995; Kunst, Looman y Mackenbach 1993; Rogot y Padgett 1976; Wyndham y Fellingham 1978). Khaw respaldó esta hipótesis con las siguientes observaciones:

• La temperatura fue el factor predictivo agudo (día a día) más asociado a la mortalidad cardiovascular entre una serie de parámetros que se evaluaron de forma independiente, como las variaciones ambientales estacionales y factores como la contaminación atmosférica, la exposición a la luz solar, la incidencia de gripe y la nutrición. Esto se opone a la suposición de que la temperatura sólo actúa como una variable sustitutiva de otras condiciones ambientales adversas.
• Un hecho convincente es que esta relación se mantiene en varios países y grupos de población y persiste en el tiempo y en diferentes grupos de edad.
• Los datos obtenidos en los estudios clínicos y de laboratorio indican varios mecanismos biopatológicos posibles, como los efectos del cambio de temperatura sobre la homeostasis, la viscosidad de la sangre, los niveles de lípidos, el sistema nervioso simpático y la vasoconstricción (Clark y Edholm 1985; Gordon, Hyde y Trost 1988; Keatinge y cols. 1986; Lloyd 1991; Neild y cols. 1994; Stout y Grawford 1991; Woodhouse, Khaw y Plummer 1993b; Woodhouse y cols. 1994).

domingo, 26 de agosto de 2007

ULCERA PEPTICA: Personas con riesgo

Aunque no puede decirse que la úlcera péptica sea una enfer- medad profesional específica, muestra una incidencia superior a la media en las profesiones liberales y en los que trabajan en condiciones de estrés. Se cree que el estrés, ya sea físico o emocional, es un factor importante en la etiología de la enfermedad ulcerosa; el estrés emocional prolongado de determinadas profesiones podría incrementar la secreción de ácido clorhídrico y la propensión de la mucosa gastroduodenal a la lesión.
Los resultados de muchas investigaciones efectuadas sobre la relación entre úlcera péptica y profesión revelan claramente la existencia de importantes variaciones en la incidencia de enfermedad ulcerosa en las distintas profesiones. Muchos estudios señalan la alta probabilidad de que los trabajadores del trans- porte, como los conductores, mecánicos, empleados de tranvías
y ferroviarios sufran úlceras. Así, en una encuesta sobre 3.000 trabajadores del ferrocarril, se encontró una mayor proporción de úlceras entre el personal de trenes, operadores de señales y revisores que en el de mantenimiento y administración; se consi- deró que el trabajo por turnos, los riesgos y la responsabilidad eran factores contribuyentes. Sin embargo, en otra encuesta a gran escala, los trabajadores del transporte mostraron tasas “normales” de úlcera péptica, cuya incidencia fue máxima en los médicos y en un grupo de trabajadores no cualificados. Los pescadores y pilotos de barco también tienden a desarrollar úlceras, sobre todo de localización gástrica. Por último, en un estudio sobre mineros del carbón se vio que la incidencia de úlceras pépticas era proporcional a la dureza de las condiciones laborales, siendo máxima en los picadores. Los casos descritos en soldadores y en trabajadores de una planta de refinado de magnesio sugieren que los vapores metálicos pueden inducir el trastorno (aunque en este caso parece que la causa no sería el estrés, sino un mecanismo tóxico). Se han observado igualmente incidencias elevadas en supervisores y ejecutivos, es decir, en personas con cargos de responsabilidad en la industria o en el comercio; conviene señalar que, en estos grupos, la frecuencia se debe casi exclusivamente a las úlceras duodenales, mientras que las gástricas tienen una incidencia normal.
Por otra parte, se han encontrado incidencias bajas en los trabajadores agrícolas y, aparentemente, en los trabajadores sedentarios, estudiantes y artesanos.
Así pues, si bien las pruebas acerca de la incidencia profe- sional de la úlcera péptica parecen hasta cierto punto contradictorias, existe acuerdo en al menos un aspecto, a saber, en que cuanto mayor sea el estrés de una profesión, mayor será la tasa de úlceras. Esta relación general existe también en los países en vías de desarrollo donde, durante el proceso de industrialización
y modernización, muchos trabajadores caen progresivamente bajo la influencia del estrés y la tensión, debidos a factores como la congestión del tráfico rodado y la dificultad del transporte, la introducción de maquinaria, sistemas y tecnologías complejos, mayores sobrecargas de trabajo y jornadas más largas, todo lo cual conduce, como se ha visto, al desarrollo de la úlcera péptica.

sábado, 25 de agosto de 2007

Enfermedades específicas de huesos y articulaciones

Osteopenia es el término general utilizado para describir la reducción de la sustancia ósea detectada radiológicamente. A menudo asintomática en las primeras fases, puede manifestarse finalmente como debilitamiento de los huesos. Casi todos los procesos reseñados a continuación producen osteopenia, aunque difieren los mecanismos. Por ejemplo, el exceso de hormona paratiroidea estimula la resorción ósea, mientras que el déficit de calcio y fosfato, que puede producirse por múltiples causas y que
a menudo es debido a déficit de vitamina D, da lugar a una mineralización deficiente. Al envejecer la persona, existe un desequilibrio entre la formación y la resorción óseas. En las mujeres alrededor de la edad de la menopausia a menudo predomina la resorción, proceso que recibe el nombre de osteoporosis de tipo I. En edades avanzadas, la resorción puede dominar de nuevo y dar lugar a osteoporosis de tipo II. La osteoporosis de tipo I suele producir pérdidas óseas y hundimientos vertebrales, mientras que en el tipo II predomina en la fractura de cadera.
La osteoartritis es el principal trastorno crónico de ciertas articulaciones móviles, y su incidencia aumenta con la edad. Hacia los 80 años, casi todas las personas presentan aumento de tamaño de las articulaciones de los dedos (nódulos de Heberden), cuyo significado clínico suele ser muy escaso. Las principales articulaciones que soportan carga propensas a la osteoartritis son la cadera, la rodilla, los pies y las articulaciones de la columna vertebral. El hombro, aunque no soporta peso, también puede sufrir diversas alteraciones artríticas, como desgarro del manguito de los rotadores, subluxación de la cabeza humeral y un derrame rico en enzimas proteolíticas, un cuadro clínico a menudo conocido como “hombro de Milwaukee” que va acompañado de dolor importante y de limitación de la movilidad. La principal alteración en la artrosis es sobre todo la degradación del cartílago, aunque radiológica mente suele observarse la formación de hueso nuevo, los denominados osteofitos.

jueves, 23 de agosto de 2007

El sistema nervioso periférico

El sistema nervioso periférico está formado por las neuronas situadas fuera del sistema nervioso central. El adjetivo periférico describe la distribución anatómica de este sistema, pero funcionalmente es artificial. Los cuerpos celulares de las fibras motoras periféricas, por ejemplo, están situados en el sistema nervioso central. En neurotoxicología experimental, clínica y epidemiológica, la denominación de sistema nervioso periférico (SNP) describe un sistema que es vulnerable de forma selectiva a los efectos de los agentes tóxicos y que es capaz de regenerarse.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Factores del puesto de trabajo asociados a la aparición de psicosis (III)

Se ha prestado escasa atención a los “antecedentes” laborales de los trabajadores que desarrollan psicosis. Los pocos investigadores que han estudiado empíricamente la relación entre los factores psicosociales del entorno laboral y la psicopatología grave han encontrado relaciones entre las condiciones “inclementes” (ruido, peligro, calor, humedad, emanaciones y frío) y las psicosis (Link, Dohrenwend y Skodol 1986; Muntaner y cols. 1991). Link, Dohrenwend y Skodol (1986) intentaron determinar los trabajos que realizaban los esquizofrénicos cuando experimentaron su primer episodio psicótico. Estudiaron los primeros puestos de trabajo a tiempo completo de los trabajadores que habían desarrollado (a) episodios de esquizofrenia o de tipo esquizofrénico; (b) depresión; y (c) ninguna psicopatología. Hallaron una mayor frecuencia de condiciones laborales inclementes en los trabajadores manuales que en los administrativos. Llegaron a la conclusión de que el trabajo en condiciones desagradables constituye un riesgo potencial significativo para la manifestación de los episodios psicóticos (es decir, de esquizofrenia).
Muntaner y cols. (1991) reprodujeron los hallazgos de Link, Dohrenwend y Skodol (1986) y analizaron con mayor detalle la posible contribución de los distintos factores estresantes profesio- nales al riesgo de desarrollar o sufrir psicosis. Para ello, anali- zaron tres tipos de procesos psicóticos con arreglo a los criterios del DSM III, esquizofrenia; criterio A de la esquizofrenia (alucinaciones e ideas delirantes); y criterio A de la esquizofrenia con episodio afectivo (trastorno psicótico-afectivo). La muestra de su estudio retrospectivo procedía de un estudio más amplio sobre un área de captación epidemiológica (ACE) que investigaba la incidencia de trastornos psiquiátricos en cinco regiones
(Connecticut, Maryland, Carolina del Norte, Missouri y California). Encontraron que las características psicosociales del trabajo (grandes demandas físicas, falta de control sobre el trabajo y las condiciones laborales, factores inclementes) aumen- taban el riesgo de desarrollo de psicosis.
Como ejemplo, en el estudio de Muntaner y cols. (1991), los trabajadores de la industria de la construcción (carpinteros, pintores, techadores, electricistas, fontaneros) tenían 2,58 más probabilidades de sufrir delirios y alucinaciones que los trabajadores administrativos o de gestión; también los empleados domésticos, de lavanderías, tintorerías y otras profesiones simi- lares tenían 4,13 veces más probabilidades de desarrollar esqui- zofrenia que éstos. Los que se identificaban a sí mismos como escritores, artistas, del espectáculo o deportistas tenían 3,32 veces más probabilidades de sufrir ideas delirantes o alucinaciones que los profesionales ejecutivos, administrativos o de gestión. Por último, los que tenían profesiones relacionadas con campos como las ventas, el correo y la mensajería, la docencia, las bibliotecas y el asesoramiento tenían más riesgo de trastornos afectivos psicóticos. Conviene observar que estas asociaciones entre procesos psicóticos y variables profesionales se estudiaron tras controlar el consumo de alcohol y drogas.

martes, 21 de agosto de 2007

Calor y frío (I)

Se cree que la exposición al calor o al frío extremos influye sobre la morbilidad cardiovascular (Kristensen 1989; Kristensen 1994). Los efectos agudos de las temperaturas externas muy elevadas o muy frías sobre el sistema circulatorio están bien documentados. Se ha observado un aumento de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, la mayoría ataques cardíacos e ictus, con las temperaturas invernales bajas (inferiores a +10°C) en países septentrionales (Curwen 1991; Douglas, Allan y Rawles 1991; Kristensen 1994; Kunst, Looman y Mackenbach 1993). Pan, Li y Tsai (1995) describieron una impresionante relación en forma de U entre la temperatura externa y las tasas de mortalidad por cardiopatía coronaria e ictus en Taiwan, un país subtropical con un gradiente descendente similar entre +10°C y +29°C y un aumento marcado después con temperaturas superiores a +32°C. La temperatura a la que se observó la menor mortalidad cardio- vascular es superior en Taiwan que en otros países de climas más fríos. Según Kunst, Looman y Mackenbach, en los Países Bajos existe una relación en forma de V entre la mortalidad total y la temperatura externa; la menor mortalidad se observó a 17°C. La mayoría de las muertes relacionadas con el frío se produjeron en personas con enfermedades cardiovasculares y la mayoría de las muertes relacionadas con el calor se asociaron a enfermedades del aparato respiratorio. En estudios realizados en Estados Unidos (Rogot y Padgett 1976) y otros países (Wyndham y Fellingham 1978) se ha observado una relación similar en forma de U, donde la menor mortalidad por ictus y ataque cardíaco se produjo con temperaturas externas alrededor de 25 a 27°C.

lunes, 20 de agosto de 2007

Trabajo físico intenso (IV)

En dos estudios independientes publicados recientemente por investigadores norteamericanos y alemanes (Mittleman y cols.
1993; Willich y cols. 1993) se investiga la cuestión de si el trabajo físico intenso puede originar un infarto agudo de miocardio. En estos estudios, de 1.228 y 1.194 personas con infarto agudo de miocardio, respectivamente, se comparó la tensión física una hora antes del infarto con la situación de los pacientes 25 horas antes. Se calcularon los siguientes riesgos relativos para el inicio de un infarto agudo de miocardio en la hora siguiente al esfuerzo físico intenso en comparación con la actividad ligera o con el reposo: 5,9 (IC 95 %: 4,6-7,7) en el estudio norteamericano y 2,1 (IC 95 %: 1,6-3,1) en el estudio alemán. El riesgo era superior en las personas que no estaban en buena forma física. No obstante, una observación limitante importante fue que la actividad física intensa se produjo una hora antes del infarto sólo en el 4,4 y 7,1 % de los pacientes con infarto, respectivamente. Estos estudios implican cuestiones acerca de la significación de la tensión física o del aumento de catecolaminas inducido por el estrés en cuanto al riesgo sanguíneo coronario, al desencadenamiento de espasmos coronarios o a un efecto nocivo inmediato de las catecolaminas sobre los receptores beta-adrenérgicos de la membrana del músculo cardíaco como causa de las mani- festaciones de infarto o de muerte cardíaca aguda. En un sistema coronario sano con un miocardio intacto no se producirían estas consecuencias (Fritze y Müller 1995).
Según estas observaciones, está claro que la posible relación causal entre el trabajo físico intenso y los efectos sobre la morbilidad cardiovascular no se establecen fácilmente. El problema con este tipo de estudio radica sin duda en la dificultad que entraña determinar con exactitud qué es un “trabajo intenso” y en excluir las preselecciones (efecto del trabajador sano). Se necesita realizar estudios de cohortes prospectivos sobre los efectos crónicos de formas seleccionadas de trabajo físico y también sobre los efectos del estrés combinado físico-mental o por ruido sobre áreas funcionales seleccionadas del sistema cardiovascular.
Es paradójico que la consecuencia de reducir el trabajo muscular dinámico intenso, hasta ahora considerado como una mejoría significativa en relación con el nivel de tensión en el lugar de trabajo moderno, sea posiblemente la aparición de un problema de salud significativo en la sociedad industrial moderna. Desde el punto de vista de la medicina del trabajo, según los resultados de los estudios realizados hasta ahora, cabe concluir que la actividad física estática sobre el sistema musculoesquelético sin movimiento supone un riesgo para la salud muy superior al que se le atribuía previamente.
Cuando no puedan evitarse tensiones monótonas inadecuadas, estas deben compensarse con actividades deportivas de duración comparable en el tiempo libre (p. ej., natación, bicicleta, marcha y tenis).

domingo, 19 de agosto de 2007

HUESOS Y ARTICULACIONES (II)


La otra célula ósea específica se denomina osteoclasto, y es la responsable de la resorción ósea. En circunstancias normales, se reabsorbe el tejido óseo viejo al tiempo que se genera tejido óseo nuevo. El hueso es reabsorbido mediante la producción de enzimas que disuelven las proteínas. El recambio óseo se denomina remodelación y en condiciones normales es un proceso equilibrado y coordinado de resorción y formación. La remodelación está influida por hormonas corporales y por factores de crecimiento locales.
Las articulaciones móviles (diartrodiales) se forman entre dos huesos que se ajustan entre sí. Las superficies articulares están diseñadas para el soporte de peso y para admitir una cierta amplitud de movimiento. La articulación está dentro de una cápsula fibrosa, cuya superficie interna es una membrana sinovial, que secreta líquido sinovial. La superficie articular está formada por cartílago hialino, bajo el cual existe un fondo de hueso duro (subcondral). Dentro de la articulación, los liga- mentos, tendones y estructuras fibrocartilaginosas (meniscos en ciertas articulaciones, como la rodilla) proporcionan estabilidad y una adaptación exacta entre las superficies articulares. Las células especializadas de estos componentes articulares sintetizan y mantienen las macromoléculas de la substancia intercelular cuyas interacciones son las responsables del mantenimiento de la resistencia a la tracción de ligamentos y tendones, el tejido conjuntivo laxo que soporta los vasos sanguíneos y los elementos celulares de la membrana sinovial, el líquido sinovial viscoso, la elasticidad del cartílago hialino y la resistencia rígida del hueso subcondral. Estos componentes articulares son interdependientes, y sus relaciones se muestran en la Tabla 6.1.

miércoles, 15 de agosto de 2007

La médula espinal

La médula espinal es una estructura blanquecina situada dentro del canal vertebral. Se divide en cuatro regiones: cervical, torácica, lumbar y sacrococcígea. Las dos zonas de la médula espinal que se reconocen con mayor facilidad son la sustancia gris que contiene los cuerpos celulares de las neuronas y la sustancia blanca que contiene los axones mielinizados. La región ventral de la sustancia gris de la médula espinal contiene células nerviosas que regulan la función motora; la región media de la médula espinal dorsal se asocia a funciones autónomas. La porción dorsal recibe información sensitiva de los nervios raquídeos.

martes, 14 de agosto de 2007

ULCERA PEPTICA


Las úlceras gástricas y duodenales —denominadas colectiva- mente “úlceras pépticas”— son soluciones de continuidad, circunscritas del tejido, que afectan a la mucosa, la submucosa y la muscular propia del estómago o del duodeno expuestos al jugo gástrico rico en ácido y pepsina. La úlcera péptica es una causa frecuente de dolor abdominal recurrente o persistente, sobre todo en los varones jóvenes. Las úlceras duodenales suponen alrededor del 80 % de las úlceras pépticas y son más frecuentes en los varones que en las mujeres, mientras que las gástricas muestran un cociente entre sexos de alrededor de 1. Es importante diferenciar las úlceras pépticas gástricas de las duodenales porque su diagnóstico, tratamiento y pronóstico son distintos. La causa de la úlcera péptica no se ha establecido por completo, y se cree que en su patogenia intervienen muchos factores, sobre todo la tensión nerviosa, el uso de ciertos fármacos (como los salicilatos y corticoides) y ciertas influencias hormonales .

lunes, 13 de agosto de 2007

Factores del puesto de trabajo asociados a la aparición de psicosis (II)

Varios investigadores se han planteado si el estrés intenso o acumulado, conocido como “hiperactivación inducida por el estrés” y derivado del entorno laboral, puede inducir trastornos psicóticos relacionados con el trabajo (Bentall, Dohrenwend y Skodol 1990; Link, Dohrenwend y Skodol 1986). Así, existen pruebas que relacionan las experiencias alucinatorias y delirantes con acontecimientos estresantes específicos. Se ha asociado la aparición de alucinaciones con la hiperactivación inducida por el estrés causada por accidentes en minas, situaciones de retención de rehenes, explosiones en fábricas de productos químicos, la guerra, operaciones militares prolongadas y la pérdida del cónyuge (Comer, Madow y Dixon 1967; Hobfoll 1988; Wells 1983).
DeWolf (1986) cree que la exposición o la interacción de múltiples situaciones estresantes durante períodos prolongados de tiempo es un proceso complejo por el que algunos trabaja- dores sufren problemas psicológicos. Brodsky (1984), en su estudio sobre 2.000 trabajadores que habían sido sus pacientes durante más de 18 años, encontró que: (1) la cromatología, la frecuencia, la intensidad y la duración de las condiciones desagradables de trabajo eran potencialmente dañinas, y opinó que entre el 8 y el 10 % de la población activa sufría problemas de salud psicológicos, emocionales o físicos incapacitantes; y (2) los trabajadores reaccionan al estrés relacionado con el trabajo en parte “en función de sus percepciones, personalidad, edad, situación social, etapa vital, expectativas incumplidas, experiencias previas, sistemas de apoyo social y capacidad para responder adecuadamente o adaptarse.” Además, el sufrimiento psicológico puede, en teoría, agudizarse si el trabajador tiene una sensación de imposibilidad de control (p. ej., incapacidad para tomar decisiones) e impredecibilidad en el entorno laboral (p. ej., recortes de plantilla y reorganización de la empresa) (Labig 1995; Link y Stueve 1994).

domingo, 12 de agosto de 2007

Trabajo físico intenso (III)

A causa del desarrollo social y tecnológico sostenido desde el decenio de 1970, sólo queda un escaso número de trabajos con “actividad física dinámica”. La actividad física en el lugar de trabajo moderno a menudo se reduce al levantamiento o transporte de cargas pesadas, y una gran parte del trabajo se realiza mediante trabajo muscular estático. Por esto, no sorprende que la actividad física en profesiones de este tipo no tenga un efecto protector frente a las enfermedades coronarias: carece de la intensidad, duración y frecuencia suficientes para optimizar la carga física sobre los grandes grupos musculares. El trabajo físico suele ser intensivo, pero no tiene un efecto significativo sobre el sistema cardiovascular. La combinación de un trabajo físico duro y una actividad física intensa en el tiempo libre podría suponer la situación más favorable para el perfil de factores de riesgo cardiovascular y la aparición de CC
(Saltin 1992).
Los resultados de los estudios realizados hasta la fecha no aclaran la cuestión de si el trabajo físico pesado se relaciona con la aparición de hipertensión arterial.
El trabajo físico intenso se asocia a cambios en la tensión arterial. En el trabajo dinámico en el que se emplean grandes masas musculares, el suministro de sangre se ajusta al esfuerzo de forma equilibrada. En el trabajo dinámico en el que se utilizan los músculos de pequeño y mediano tamaño, el corazón puede bombear más sangre de la necesaria para el trabajo físico total y puede aumentar de forma considerable la tensión sistólica y diastólica (Frauendorf y cols. 1986).
Incluso cuando se combina la tensión física y mental o la tensión física que provoca el ruido, se observa un notable aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardíaca en un porcentaje (aproximadamente el 30 %) de las personas (Frauendorf, Kobryn y Gelbrich 1992; Frauendorf y cols. 1995).
En la actualidad no hay estudios sobre los efectos crónicos de este aumento de la actividad circulatoria en el trabajo muscular local, con o sin ruido o tensión mental.

sábado, 11 de agosto de 2007

El cerebro anterior (II)


La corteza cerebral es el mayor componente del cerebro, y está formada por dos hemisferios cerebrales conectados por una masa de sustancia blanca llamada cuerpo calloso. La corteza cerebral es la capa superficial de cada uno de los hemisferios cerebrales. Los profundos surcos de la corteza cerebral -las cisuras central y lateral (Figura 7.4)— se toman como puntos de referencia para separar regiones anatómicas del cerebro. El lóbulo frontal se sitúa por delante de la cisura central . El lóbulo parietal comienza por detrás de la cisura central, y se sitúa junto al lóbulo occipital, que ocupa la parte posterior del cerebro. El lóbulo temporal comienza bastante dentro del pliegue de la cisura lateral y se extiende a las caras ventrales de los hemisferios cerebrales. Dos componentes importantes del cerebro son los ganglios basales y el sistema límbico.
Los ganglios basales son núcleoses decir, agrupaciones de células nerviosas—situados hacia el centro del cerebro y constituyen centros importantes del sistema motor extrapiramidal.
(El sistema piramidal, con el que se contrasta el término, participa en el control voluntario del movimiento.) El sistema extrapi- ramidal es afectado de forma selectiva por numerosos agentes neurotóxicos (p. ej., manganeso). En las dos últimas décadas se han realizado importantes descubrimientos en relación con el papel que desempeñan estos núcleos en varias enfermedades
degenerativas neurales (p. ej., enfermedad de Parkinson, corea de Huntington).
El sistema límbico está formado por estructuras neurales contorneadas que se ramifican en muchas direcciones y establecen conexiones con muchas regiones “arcaicas” del cerebro, especialmente con el hipotálamo. Participa en el control de la expresión emocional. Se cree que el hipocampo es una estructura en la que tienen lugar muchos procesos de la memoria.

viernes, 10 de agosto de 2007

Enfermedades profesionales respecto al Higado: Medidas preventivas

Los trabajadores con trastornos del hígado o de la vesícula biliar o con antecedentes de ictericia no deben manejar agentes hepatotóxicos potenciales ni verse expuestos a ellos. De igual modo, los que estén recibiendo algún fármaco con capacidad para lesionar el hígado no deben exponerse a otros tóxicos hepáticos, y los que hayan recibido cloroformo o tricloroetileno como anestésico deben evitar la exposición durante un cierto período posterior. El hígado es especialmente sensible a las lesiones durante el embarazo, por lo que durante él deben evitarse todos los agentes con potencial hepatotóxico. Los trabajadores expuestos a estos agentes deben evitar también el consumo de alcohol. El principio general a seguir es la evitación de un segundo agente potencialmente hepatotóxico cuando ha existido exposición a uno. Una dieta equilibrada, con una ingesta suficiente de proteínas de primera clase y factores esenciales, ofrece protección frente a la elevada incidencia de cirrosis de algunos países tropicales. En la educación sanitaria debe subrayarse la importancia de la moderación del consumo de alcohol para la protección del hígado frente a la esteatosis y la cirrosis. El seguimiento de unas buenas normas de higiene general es de enorme valor para proteger frente a las infecciones del hígado, como la hepatitis, la hidatidosis y la esquistosomiasis. En los hospitales, las medidas de control de la hepatitis de tipo B consisten en precauciones para el manejo de las muestras de sangre en las salas; etiquetado adecuado y envío seguro al labora- torio; precauciones de laboratorio, con prohibición de pipetear con la boca; uso de batas y guantes protectores; prohibición de comer, beber o fumar en lugares donde pueda haber pacientes o muestras infecciosos; precauciones extremas durante el manejo de las partes no desechables de los equipos de diálisis; detección de la hepatitis en los enfermos y en el personal y exploración selectiva obligatoria, a intervalos periódicos, del antígeno HBsAg . La vacunación contra los virus A y B de la hepatitis es un método eficaz para prevenir la infección en las profesiones de alto riesgo.

jueves, 9 de agosto de 2007

HUESOS Y ARTICULACIONES (I)

David Hamerman

El hueso y el cartílago forman parte de los tejidos conjuntivos especializados que constituyen el sistema esquelético. El hueso es un tejido vivo que se repone a sí mismo continuamente. Su dureza es la adecuada para la tarea de proporcionar una función de soporte mecánico, mientras que la elasticidad del cartílago lo es para proporcionar a las articulaciones la capacidad de moverse. Tanto el cartílago como el hueso están formados por

células especializadas que producen y controlan una substancia intercelular de material en su exterior. Esta substancia es abun- dante en colágenos, proteoglucanos y proteínas no colágenas. En la misma también están presentes minerales.
La parte externa del hueso se denomina corteza, y está formada por hueso compacto. La parte interna es más esponjosa (hueso trabecular) está rellena de médula ósea formadora de sangre (hematopoyética). Las partes interna y externa del hueso poseen diferentes índices de recambio metabólico, lo que tiene consecuencias importantes para la osteoporosis en etapas posteriores de la vida. El hueso trabecular se regenera a mayor velocidad que el hueso compacto, motivo por el que la osteoporosis se observa primero en los cuerpos vertebrales de la columna, que poseen grandes cantidades de hueso trabecular.
El hueso del cráneo y de otras zonas específicas se forma directamente mediante formación ósea (osificación intramembranosa), sin pasar por fase intermedia de cartílago. Los huesos largos de las extremidades se desarrollan a partir de cartílago, por un proceso denominado osificación endocondral. Este proceso es el que da lugar al crecimiento normal de los huesos largos, a la reparación de las fracturas y, en la vida adulta, a la formación específica de hueso nuevo en las articulaciones con osteoartritis.
El osteoblasto es un tipo de célula ósea responsable de la síntesis de los componentes de la substancia intercelular en el hueso: el colágeno específico (tipo I) y los proteoglucanos. Los osteoblastos sintetizan también otras proteínas no colágenas del hueso, algunas de las cuales pueden medirse en suero para determinar el índice del recambio óseo.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Factores del puesto de trabajo asociados a la aparición de psicosis

Aunque la información y la investigación empírica sobre las psicosis relacionadas con el trabajo son muy escasas, en parte a causa de su baja prevalencia en el entorno laboral, varios investigadores han observado relaciones entre los factores psicosociales del entorno laboral y la angustia psicológica (Neff 1968; Lazarus 1991; Sauter, Murphy and Hurrell 1992; Quick y cols.
1992). Se ha comprobado que factores estresantes psicosociales importantes propios del empleo, como la ambigüedad de las funciones, los conflictos de funciones, la discriminación, los conflictos entre supervisor y supervisado, la sobrecarga de trabajo y el entorno en que éste se desarrolla se asocian a una mayor propensión a las enfermedades relacionadas con el estrés, a la impuntualidad y al absentismo, al rendimiento escaso, a la depresión, a la ansiedad y a otras formas de sufrimiento psicosocial (Levi, Frandenhaeuser y Gardell 1986; Sutherland y Cooper 1988).
Parece que el estrés desempeña un papel fundamental en las complejas manifestaciones de los distintos tipos de trastornos fisiológicos y psicológicos. Margolis y Kroes (1974) creen que el estrés en el trabajo aparece cuando algún factor o combinación de factores laborales interactúa con el trabajador y altera su homeostasis psicológica o fisiológica. Estos factores pueden ser externos o internos. Entre los primeros se hallan las distintas presiones o demandas del entorno que surgen de la profesión de la persona, de su matrimonio, familia o amigos. Por el contrario, los factores internos son las presiones y demandas que se impone el trabajador a sí mismo, por ejemplo, por ser “ambicioso, materialista, competitivo y agresivo” (Yates, 1989). Son estos factores internos y externos, por separado o en conjunto, los que pueden causar una tensión profesional que induce problemas psicoló- gicos y fisiológicos importantes en el trabajador.

martes, 7 de agosto de 2007

El cerebro anterior (I)


Esta parte del cerebro se subdivide en diencéfalo (“entre el cerebro”) y cerebro propiamente dicho. Las principales regiones del diencéfalo son el tálamo y el hipotálamo. “Tálamo” significa “habitación interior”. Los tálamos están formados por agrupaciones neuronales, llamadas núcleos, que tienen cinco funciones principales:
• recibir información sensitiva y enviarla a las áreas primarias de la corteza cerebral;
• enviar información sobre el movimiento en el momento en que se produce a las áreas motoras de la corteza cerebral;
• enviar información sobre la actividad del sistema límbico a las áreas de la corteza cerebral relacionadas con este sistema;
• enviar información sobre la actividad intratalámica a las áreas de asociación de la corteza cerebral;
• enviar información de la actividad de la formación reticular del tronco encefálico a áreas dispersas de la corteza cerebral.


Hipotálamo significa “debajo del tálamo”. Forma la base del tercer ventrículo, un punto de referencia importante para la representación por imagen del cerebro. El hipotálamo es una estructura neural compleja y diminuta responsable de muchos aspectos del comportamiento, como los impulsos biológicos básicos, la motivación y la emoción. Es la conexión entre los sistemas nervioso y neuroendocrino, que se revisa más adelante. La hipófisis (también llamada glándula pituitaria) está conectada por neuronas a los núcleos hipotalámicos. Se sabe que las células nerviosas hipotalámicas realizan numerosas funciones neurosecretoras. El hipotálamo está conectado con otras muchas regiones importantes del cerebro, como el rinencéfalo (la corteza primitiva asociada originalmente al olfato) y el sistema límbico, incluido el hipocampo.

lunes, 6 de agosto de 2007

Enfermedades profesionales respecto al Higado: Fármacos y drogas

Antes de atribuir una lesión hepática a la exposición industrial es preciso recoger una historia clínica muy meticulosa, pues son muchos los fármacos y sustancias que no sólo ejercen efectos tóxicos, sino que pueden provocar una inducción enzimática que altere la respuesta del hígado a otros agentes exógenos. Los barbitúricos son inductores potentes de las enzimas microsomales hepáticas, al igual que algunos aditivos alimenticios y el DDT.
El popular analgésico paracetamol produce necrosis hepática en casos de sobredosis. Otros fármacos con una acción tóxica directa sobre los hepatocitos predecible y proporcional a la dosis son la hicantona, los citotóxicos y las tetraciclinas (aunque con mucha menor potencia). También ciertos tuberculostáticos, sobre todo la isoniazida y el ácido paraaminosalicílico, varios inhibidores de la monoamino oxidasa y el gas anestésico halotano pueden resultar hepatotóxicos en personas hipersensibles.
La fenacetina, las sulfamidas y la quinina son ejemplos de fármacos que pueden originar una ictericia hemolítica leve, aunque sólo en personas sensibles. Ciertos fármacos causan icte- ricia no por lesión de los hepatocitos, sino por alteración de los pequeños conductos biliares que los separan, con lo que provocan una obstrucción biliar (ictericia colestásica). Las hormonas esteroideas metiltestosterona y otros compuestos con sustitución C-17 alquil de la testostetona ejercen hepatotoxi- cidad por este mecanismo. Así pues, en la evaluación de una trabajadora con ictericia es importante establecer si está tomando anticonceptivos orales. El endurecedor de resinas epoxi 4,4´-diamino-difenilmetano produjo una epidemia de ictericia colestática en Inglaterra tras la ingestión de pan contami-nado.
Son varios los fármacos que han originado lo que parece ser una colestasis intrahepática por hipersensibilidad, ya que no es proporcional a la dosis. El grupo de las fenotiazinas, y sobre todo la clorpromazina, se asocian a esta reacción.

domingo, 5 de agosto de 2007

Trastornos de los tendones


Se ha demostrado que los trastornos de los tendones se producen según patrones previsibles (Armstrong y cols. 1993). Se localizan en las partes del organismo con altas concentraciones de tensión (p. ej., en los tendones del supraespinoso, el bíceps y los flexores y extensores de los dedos). Asimismo, existe una asociación entre la intensidad del trabajo y la prevalencia de trastornos tendinosos. Este patrón también se ha demostrado en deportistas aficionados y profesionales (Leadbetter 1989). Los factores comunes, tanto en los trabajadores como en los deportistas, son los esfuerzos repetidos y la sobrecarga de las unidades musculotendinosas.
Dentro de ciertos límites, las lesiones producidas por sobrecarga mecánica se curarán. El proceso de curación se divide en tres fases: inflamatoria, proliferativa y de remodelación(Gelberman y cols. 1987; Daniel y Breidenbach 1982). La fase inflamatoria se caracteriza por infiltración de polimorfonucleares, brote y exudación capilar, y dura varios días. La fase proliferativa se caracteriza por la proliferación de fibroblastos y de fibras de colágeno orientadas aleatoriamente entre las zonas de la herida y los tejidos adyacentes, y dura varias semanas. La fase de remodelación se caracteriza por la alineación de las fibras de colágeno en la dirección de la carga, y dura varios meses. Si los tejidos se vuelven a lesionar antes de que se haya completado la curación, la recuperación puede retrasarse y el proceso empeorar (Leadbetter 1989). La curación normalmente da lugar a un reforzamiento o adaptación del tejido a la tensión mecánica.
Los efectos de la carga repetida son evidentes en los tendones del flexor de los dedos en el antebrazo, en el punto donde contactan con las paredes interiores del túnel de carpo(Louis 1992; Armstrong y cols. 1984). Se ha demostrado que existe un engrosamiento progresivo del tejido sinovial entre los bordes del túnel del carpo y el centro, donde las tensiones de contacto sobre los tendones son máximas. El engrosamiento de los tendones va acompañado de hiperplasia sinovial y prolifera- ción del tejido conjuntivo. El engrosamiento de las vainas tendinosas es un factor muy citado en los casos de compresión del nervio mediano en el interior del túnel del carpo. Se puede argumentar que el engrosamiento de los tejidos sinoviales es una adaptación de los tendones al traumatismo mecánico. Si no fuera por el efecto secundario sobre la compresión del nervio mediano que origina el síndrome del túnel del carpo, podría considerarse un resultado favorable.
Hasta que se determinen las pautas de carga óptima de los tendones, las empresas deben controlar la aparición en los trabajadores de signos o síntomas de trastornos tendinosos, de modo que puedan intervenir modificando el trabajo para evitar nuevas lesiones. Deben inspeccionarse los puestos de trabajo en busca de factores de riesgo manifiestos siempre que se identifiquen o sospechen problemas en las extremidades superiores. También se inspeccionarán los puestos de trabajo siempre que se produzca un cambio en los estándares, los métodos o las herramientas de trabajo para asegurarse de que se reducen al mínimo los factores de riesgo.

sábado, 4 de agosto de 2007

El cerebro medio


El cerebro medio es una parte estrecha del cerebro que conecta el cerebro posterior con el anterior. Sus estructuras son el acueducto cerebral, el tectum, los pedúnculos cerebrales, la sustancia negra y el núcleo rojo. El acueducto cerebral es un canal que conecta el tercer y cuarto ventrículos (cavidades del cerebro llenas de líquido); el líquido cefalorraquídeo (LCR) fluye por esta abertura.

viernes, 3 de agosto de 2007

Enfermedades profesionales respecto al Higado: Hongos


Hongos de la especie Amanita (p. ej., Amanita phalloides) son muy tóxicos. Su ingestión va seguida de síntomas gastrointestinales, con diarrea acuosa y, después de un intervalo, insuficiencia hepática aguda por necrosis centrozonal del parénquima.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Trabajo físico intenso (II)

En una serie de estudios epidemiológicos, iniciada por los estudios de Morris y cols. sobre el riesgo coronario en conductores de autobús de Londres (Morris, Heady y Raffle 1956; Morris y cols. 1966), y el estudio de Paffenbarger y cols. (1970) en trabajadores portuarios norteamericanos, se investigó la relación entre el nivel de dificultad del trabajo físico y la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Según los resultados de estudios previos de los decenios de 1950 y 1960, se tenía la idea de que la actividad física en el trabajo podía ejercer un cierto efecto protector sobre el corazón. El mayor riesgo relativo de enfermedades cardiovasculares se encontró en personas con trabajos en los que no desarrollaban ninguna actividad física (p. ej., personas que trabajan sentadas), en comparación con las personas que realizan trabajos físicos duros. Sin embargo, en estudios recientes no se han hallado diferencias en la frecuencia de enfermedad coronaria entre los grupos activos e inactivos, y en algunos estudios se ha encontrado incluso una prevalencia e incidencia más elevada de factores de riesgo cardiovascular en las personas que realizan trabajos físicos duros (Ilmarinen 1989; Kannel y cols. 1986; Kristensen 1994; Suurnäkki y cols. 1987). La contradicción entre el efecto favorable para la salud de la actividad física practicada en el tiempo libre y la falta de este efecto en los trabajos físicos duros puede explicarse por varios motivos:

• Los procesos de selección primaria y secundaria (efecto del trabajador sano) pueden distorsionar de forma notable los estudios epidemiológicos en medicina del trabajo.
• La relación entre el trabajo físico y la aparición de enfermedades cardiovasculares puede modificarse por la interferencia de diversas variables (como la situación social, la educación y los factores de riesgo relacionados con el comportamiento).
• La evaluación de la carga física sobre la única base de las descripciones del trabajo no es un método adecuado de evaluación.