viernes, 13 de julio de 2007

Ruido: Estudios experimentales (III)

En la investigación sobre el efecto del ruido tiene una importancia fundamental un amplio estudio epidemiológico realizado con trabajadoras de la industria textil de China (Zhao, Liu y Zhang 1991). Zhao comprobó una relación dosis-efecto entre los niveles de ruido y la tensión arterial en mujeres trabajadoras de la industria que estuvieron expuestas durante muchos años a diferentes tipos de ruidos. Al aplicar un modelo logístico aditivo, los factores “refería el uso de sal de mesa”, “antecedentes familiares de hipertensión” y “nivel de ruido” (p0,05) se relacionaron de forma significativa con la probabilidad de sufrir hipertensión. Los autores consideraron que el sobrepeso no interfería con la valoración. El factor del nivel de ruido, no obstante, supuso la mitad del riesgo de hipertensión de los dos primeros factores mencionados. Un aumento del nivel de ruido de 70 a 100 dBA aumentó el riesgo de hipertensión 2,5 veces. La cuantificación del riesgo de hipertensión empleando niveles de exposición más elevados fue posible en este estudio porque las trabajadoras no utilizaban protectores para el ruido. El estudio se centró en mujeres no fumadoras de 35 8 años, así, de acuerdo con los resultados de V. Eiff (1993), el riesgo de hipertensión asociado al ruido en los varones pudo ser significativamente más elevado.
La protección frente al ruido se prescribe en los países industrializados cuando el nivel de ruido supera los 85-90 dBA. En numerosos estudios realizados en estos países no se ha demostrado un riesgo claro con ese nivel de ruido, por lo que puede concluirse, según Gierke y Harris (1990), que la limitación del nivel de ruido a los límites establecidos previene la mayoría de los efectos extraauditivos.

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