jueves, 8 de febrero de 2007

Vigilancia (I)

La vigilancia difiere considerablemente de las pruebas clínicas tanto para la valoración de los pacientes enfermos como para la exploración selectiva periódica de los individuos presumiblemente sanos. El objetivo de todo programa de vigilancia correctamente diseñado es prevenir la enfermedad manifiesta descubriendo cambios sutiles precoces mediante las pruebas de laboratorio pertinentes. Por consiguiente, un resultado ligeramente anormal debe desencadenar automáticamente una respuesta (o al menos una revisión) por parte de los médicos.
En la revisión inicial de los datos de vigilancia hematológica de trabajadores potencialmente expuestos a una hematotoxina como el benceno, existen fundamentalmente dos enfoques que son especialmente útiles para descartar falsos positivos. El primero es el grado de diferencia con los valores normales. A medida que el recuento se va alejando de los límites normales, disminuye rápidamente la posibilidad de que sólo represente una anomalía estadística. En segundo lugar, hay que aprovechar todos los datos de ese individuo, incluidos los valores normales, teniendo presente el amplio espectro de efectos que puede producir el benceno. Por ejemplo, es mucho más probable que el benceno haya producido un efecto si un descenso leve del recuento plaquetario va acompañado de un recuento bajonormal de leucocitos, un recuento bajo-normal de eritrocitos y un volumen corpuscular medio (VCM) eritrocitario alto-normal.
Por el contrario, puede descartarse la importancia de ese mismo recuento plaquetario como relacionado con una posible hematotoxicidad por el benceno si los demás recuentos tienen unos valores opuestos dentro del espectro normal. Estas dos mismas consideraciones son válidas para juzgar si el individuo debe abandonar el trabajo mientras se esperan los resultados de otras pruebas y si las pruebas adicionales sólo deben consistir en una repetición del hemograma completo.

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