viernes, 16 de febrero de 2007

Evaluación de las pruebas de carcinogenicidad en el programa de monografías de la IARC.

Tabla 2.3 • Evaluación de las pruebas de carcinogenicidad en el programa de monografías de la IARC.


1. Se consideran las pruebas de la inducción de cáncer en seres humanos, que
desempeñan evidentemente un papel importante en la identificación de los
cancerígenos humanos. Tres tipos de estudios epidemiológicos contribuyen a la
valoración de la carcinogenicidad en los seres humanos: los estudios de cohorte,
los estudios de casos-controles y los estudios de correlación (o ecológicos).
También pueden revisarse informes de casos en seres humanos. Las pruebas
relevantes para la carcinogenicidad procedentes de estudios en seres humanos se
clasifican en una de las siguientes categorías:
• Prueba suficiente de
carcinogenicidad: Se ha establecido una relación causal entre la exposición al
agente, la mezcla o la circunstancia de la exposición y el cáncer en el ser
humano. Es decir, se ha observado una relación positiva entre la exposición y el
cáncer en estudios en los que se pudieron descartar con una confianza razonable
la casualidad, el sesgo y los elementos de confusión.
• Prueba limitada de
carcinogenicidad: Se ha observado una asociación positiva entre la exposición al
agente, la mezcla o la circunstancia de la exposición y el cáncer,
considerándose creíble una interpretación causal, sin que sea posible descartar
con una confianza razonable la casualidad, el sesgo o los elementos
de confusión.
• Prueba insuficiente de carcinogenicidad: Los estudios disponibles carecen de la calidad, coherencia o potencia estadística suficientes para llegar a una conclusión en relación con la presencia o ausencia de asociación causal, o no se dispone de datos sobre cáncer en seres humanos.
• Pruebas indicativas de ausencia de carcinogenicidad: Existen varios estudios
adecuados que abarcan la gama completa de niveles de exposición a los que se
sabe que se someten los seres humanos que coinciden entre sí en no mostrar una
asociación positiva entre la exposición al agente y el cáncer estudiado con
ninguno de los niveles de exposición observados.
2. Se revisan los estudios en los que se ha expuesto de forma crónica a animales de experimentación (principalmente roedores) a cancerígenos potenciales y se han investigado en ellos las pruebas de cáncer, y se clasifican las pruebas de carcinogenicidad en categorías similares a las utilizadas para los datos en seres humanos.
3. Se revisan los datos sobre los efectos biológicos en seres humanos y en animales de experimentación que tengan especial importancia. Pueden ser consideraciones
toxicológicas, cinéticas y metabólicas e indicios de fijación al ADN, de
persistencia de lesiones del ADN o de lesiones genéticas en seres humanos
expuestos. Se utilizan asimismo información toxicológica, como la relacionada
con la citotoxicidad y la regeneración, la unión a receptores y los efectos
hormonales e inmunológicos, y datos sobre la relación entre estructura y
actividad cuando se consideran relevantes para explicar el posible mecanismo de
la acción cancerígena del agente.
4. Se consideran todas las pruebas de forma conjunta, con el fin de realizar una evaluación global de la carcinogenicidad para el ser humano de un agente, mezcla o circunstancia de exposición (véase la Tabla 2.4). industrial en Dinamarca y los Países Bajos en 1976 y 1988,
respectivamente, pero sólo recientemente la Conferencia Americana de Higienistas
Industriales del Gobierno (ACGIH) lo ha considerado en Estados Unidos “supuesto
cancerígeno para el ser humano”.

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